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Teresa González Corona, la actriz mexicana que llegó a Ernst Busch

Teresa González Corona, la actriz mexicana que llegó a Ernst Busch

El camino de la actuación suele ser accidentado, sin embargo, cuando el talento se manifiesta, los personajes poseen al actor y éste vive a través de ellos. Teresa González Corona es una mexicana, estudiante del segundo año de la licenciatura en Actuación, en la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT) del INBAL; la cual ha conseguido un lugar en la Academia de Arte Teatral Ernst Busch de Berlín para cursar un magister de cuatro años.

En su primera audición Teresa fue aceptada. Parte de sus motivaciones para estudiar en una academia con lengua distinta a la materna, es el aprender las técnicas teatrales alemanas. Lo que le espera en los dos primeros años de su estancia es aprender las bases teóricas, luego vendrá su integración a montajes de compañías teatrales de Berlín.

“Haber sido aceptada representa para mí la posibilidad de desarrollarme como actriz y artista en una de las escenas teatrales más importantes y vibrantes del mundo. Prepararme en esta gran institución de reconocimiento internacional me otorgará herramientas técnicas y oportunidades muy grandes”, explicó en la entrevista que realizó el INBAL.

Considera que además de su talento y disciplina, algo que pudieron observar los sinodales fue su grado de preparación técnica, mismo que debe a la educación que recibió en la ENAT. Teresa González pretende llevar el arte de la actuación y el nombre de la escuela que la vio crecer hasta los foros más importantes de Alemania.

Ernst Busch, se fundó en 1905 y fue adquiriendo prestigio, al integrar la tradición teatral mundial “bajo los preceptos de Bertolt Brecht y Konstantín Stanislavski”. Anualmente se presentan alrededor de 1,200 aspirantes para competir por uno de los 25 lugares de la generación. Los alumnos se eligen a partir de su desempeño en dos audiciones presenciales en las que, de acuerdo a la información proporcionada por el INBAL, desarrollan frente a un grupo de sinodales “tres monólogos y una canción”.

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