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Tere Jiménez: Equilibrio entre fuerza y concentración

La trayectoria de Teresa Jiménez Esquivel está marcada por la concentración para alcanzar objetivos. Desde muy joven supo que quería dedicarse a la política y casi desde entonces, comenzó a trabajar para lograrlo. A los 26 años se convirtió en diputada federal y a los 32, en alcaldesa de la capital de Aguascalientes. En esta entrevista nos comparte un poco sobre su vida y carrera.

Cuando no tiene ningún pendiente que resolver, la alcaldesa de Aguascalientes se ve invadida por la desesperación. Incluso durante sus trayectos a juntas de trabajo o visitas a colonias, Tere está trabajando: si encuentra una luminaria en mal estado o una banqueta que necesita repararse, da la orden a Servicios Públicos para que lo arreglen.

Esta necesidad de siempre estar haciendo algo no le llegó con el puesto de presidenta municipal, es una costumbre aprendida de sus padres, quienes se aseguraron de que ella y su hermana tuvieran algo que hacer desde niñas. En especial su madre, Aurora Esquivel, la animaba a participar en actividades extraescolares: concursos de pintura, lecturas y danza.

“Siempre estuve ocupada, no era de las que estaban formadas. Además de la escuela, me metieron a flamenco, como desde tercero de primaria hasta la universidad”, dice la alcaldesa. Además de la disciplina que había en casa, la danza le ayudó a forjar su carácter y a retarse a sí misma.

Fue en su infancia cuando le sucedió algo que la hizo comenzar a interesarse por los acontecimientos políticos. “Quería comprar una cajita para plumas, ahorré y cuando fui a comprarla ya no pude porque se había devaluado la moneda. Duré tres meses ahorrando, diario iba a verla, cuando tenía el dinero me dijeron que ya no valía eso. Le pregunté a mi mamá por qué sucedían este tipo de cosas y me dijo que era culpa del gobierno. Pensé en que se podían cambiar las cosas”, cuenta.

A partir de la secundaria, el interés de Tere por las cuestiones políticas se hizo más evidente. Se involucró en la sociedad de alumnos de su escuela y hasta diseñó pequeñas campañas para las votaciones. Este espíritu de organización lo aprendió, en buena parte, de su padre, Ramón Jiménez, un médico veterinario que comenzó a formar estructuras para el Partido Acción Nacional en Aguascalientes. Su carácter sociable y servicial también fue para ella una gran influencia en su propia forma de ser.

En el bachillerato ya estaba convencida de que quería ser política, así que años después eligió estudiar la carrera de Ciencias Políticas, en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Aunque le gustaba mucho la economía, esa licenciatura le pareció mejor para alcanzar los planes que tenía.

Los inicios en el servicio público 

En la universidad, sus padres ya no le ayudaron a pagar la escuela, así que tuvo que conseguirse un trabajo. A sus 18 años entró a la Dirección de Desarrollo Económico, en el área de Proyectos Productivos. “Tenía que ponerme al nivel, todos eran mayores que yo. Me dije: no sé, pero voy a aprender”, recuerda.

Después, trabajó administrando los gastos del entonces presidente municipal, Martín Orozco Sandoval. Una vez que terminó su carrera, le ofrecieron un puesto en la Secretaría de Gobernación, en la Ciudad de México, donde realizó análisis políticos de los municipios del país en temas de gobernabilidad.

Le tocó trabajar con José Antonio Peña, a quien recuerda como uno de sus grandes maestros. Él le enseñó a analizar la realidad de los municipios desde una perspectiva socioeconómica, no solo política.

“Creo profundamente que el municipio es el lugar en donde se tiene que atender al ciudadano, creo que el poder reside en el pueblo. La atención ciudadana es primordial para mí”, asegura.

Tras dos años de trabajar ahí, Tere decidió regresar a Aguascalientes para convertirse en Líder Juvenil Estatal del PAN. En 2012, tuvo otro reto en mente: convertirse en diputada federal por el Distrito II, un área conquistada por siete distritos locales del partido de oposición, el PRI.

Conquistar el distrito de la oposición

La decisión de lanzarse como candidata le costó a Tere, además de largas jornadas de trabajo, perder algunas amistades. Sus amigos más cercanos le dieron la espalda en ese entonces, pues creían que no lograría ganar un distrito eminentemente priista. En ese periodo, su familia fue un gran apoyo, sobre todo su madre, quien la animó a levantarse y cumplir su objetivo.

La oposición local no era el único factor en contra; la administración estatal también era del PRI. Su contrincante era el líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Alfredo González González. Además, ese distrito lo había perdido el panista Alfredo Reyes Velázquez, El Mosco, a pesar de haber sido alcalde de la capital de 1996 a 1998. Aun con ese panorama frente a ella, decidió intentarlo.

“Fui a tocar personalmente las puertas de los militantes del partido para que me dieran su firma. Saqué tantas que nadie más se pudo registrar. Me metí a la campaña de lleno, desde muy temprano hasta muy noche. Dijeron que yo no lo iba a ganar, por joven, por mujer. Empecé muy abajo, pero remonté la votación y logré ganar”, comenta la alcaldesa.

Ese triunfo también contribuyó a que los candidatos a senadores, Martín Orozco Sandoval y Fernando Herrera, lograran las votaciones necesarias.

Trabajar por los grupos vulnerables

Algo que caracterizó a Tere en su paso por el Congreso de la Unión fue que nunca se quedaba sentada. Desde el primer día se subió a la tribuna a hablar y así continuó durante toda su gestión. Aunque no tomaban mucho en cuenta a los diputados jóvenes en las mesas de diálogo, ella se fue abriendo camino. Su habilidad para negociar y relacionarse con las personas fue de mucha ayuda. “Cuando no tenía iniciativas iba a sentarme al lado de mis compañeros y les preguntaba de dónde eran. Con todos hice amistad, de todos los partidos. Eso me ayudaba mucho porque cuando me subía a la tribuna me apoyaban, del partido que fueran”.

Gran parte de su quehacer legislativo tuvo que ver con niños, jóvenes y grupos vulnerables. Ganó una votación para rescatar los programas del Instituto Mexicano de la Juventud y logró pasar un punto de acuerdo en el cual se exigía al Gobierno mexicano la protección de los derechos humanos de los niños migrantes atrapados en la frontera norte.

“Me di cuenta de que había una problemática muy fuerte respecto a los niños que venían de Guatemala, El Salvador, Honduras, que pasan por México a la frontera norte. En ese entonces, había 52,000 niños migrantes no acompañados en la frontera norte. No los podían deportar porque no había jueces, los tenían detenidos como delincuentes en cárceles para niños; muchos no llegan a su destino, los aventaban del tren”.

Los medios a nivel internacional voltearon a verla. Les llamaba la atención porque no era de la frontera sur ni norte. El punto pasó por unanimidad. Exigieron al procurador y a la Secretaría de Relaciones Exteriores tomar acciones a favor. En esa ocasión, asegura Tere, no subió a la tribuna para pegarle al Gobierno, sino porque era una tragedia humana.

Otra acción importante sucedió cuando estuvo en la mesa directiva del Congreso y le tocó pasar el tema del Nuevo Hospital Hidalgo: la aprobación de 580 millones de pesos, acompañados por una exigencia al gobierno federal y estatal para concluir el hospital.

El camino a la alcaldía

Al segundo año de su periodo como diputada, tuvo que lidiar con dos sucesos inesperados: la repentina muerte de su madre y los rumores de que sería elegida como candidata a la alcaldía en las elecciones locales de Aguascalientes.

La partida de su madre, el mayor soporte en su vida, provocó un cambio en la forma de pensar de Tere. No buscaría ser candidata; si las cosas se daban, estaba bien y si no, lo dejaría ir.

“Me dije: si en la última encuesta sale que voy arriba, aunque sea por dos puntos, voy a la candidatura, la voy a buscar… Llevábamos 20 puntos de diferencia, fue cuando pensé que iba a ser yo; si se está presentando esta oportunidad, voy a ir”, menciona la alcaldesa.

En este proceso, el Distrito II fue clave para su triunfo. La mayor parte de la población de la ciudad se encuentra ahí. Nunca dejó de trabajarlo, así que la gente ya la conocía. Las elecciones de junio de 2016 lo demostraron: ganó con el 39.8 por ciento de la votación.

Para Tere, los sacrificios que ha hecho durante su carrera han valido la pena, sobre todo en cuanto a tener tiempo para ella y su familia; sin embargo, también está segura de que el servicio público la hace feliz y que, independientemente de lo que venga después, siempre estará relacionado con ayudar a la gente. “No me veo en mi casa estando quieta”, concluye.

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