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Tepezalá, lugar entre cerros 

Este municipio es el único de Aguascalientes cuyo nombre tiene una raíz indígena, la cual significa “lugar entre cerros”, denominación que se le dio debido a que se encuentra entre las montañas San Juan y Altamira, mismas que abren a El Gran Tunal, tierras que supuestamente fueron pisadas por guachichiles. 

Los guachihiles o huachichiles fueron una comunidad indígena que basaba su nómada vida en la caza y la recolección. Con la llegada de los españoles, este grupo no la tuvo fácil, pues los extranjeros intentaron colonizar violentamente sus tierras. 

Pese a ello, los indios se defendieron ferozmente. Fue tal la agresión que incluso los españoles se vieron en la necesidad de pedir ayuda al virrey de Mendoza para enfrentarlos. 

Uno de los primeros en establecerse en el estado fue Juan de Tolosa, quien en 1546 recibió las tierras de Tepezalá, Cuicillo y Sierra de Ibarra por disposición del rey. 

Cabe destacar que algunos cronistas del municipio dicen que los primeros en penetrar la región fueron Nuño de Guzmán, Pedro Almides y Veedor Real. Todos fueron atraídos por la plata y el oro que existían en el sitio. 

Debido a los violentos enfrentamientos entre indígenas y españoles, estos últimos idearon estrategias de combate y precaución. Una de ellas fue poblar puntos estratégicos de la zona. Así, según historiadores, surgió La Ruta de la Plata, integrada por los poblados de San Miguel, San Felipe y Santa María de los Lagos. 

Aunque no se tiene con exactitud el dato sobre cuándo fue fundado Tepezalá, se estima que en 1573 se fundó el pueblo que, en inicio, era un lugar minero y de paso para los viajeros que se dirigían hacia el norte. 

La ubicación estratégica del poblado hizo que se le atribuyera una especial importancia dentro del territorio de Aguascalientes, pues funcionaba como refugio y como vía de paso para hombres y mercancías; sin embargo, los estragos causados por los fuertes enfrentamientos contra los indígenas, provocaron la búsqueda de otra alternativa. 

Aguascalientes, la capital, se consideró la opción más viable, sobre todo porque la población había crecido. De esta manera, en 1575 fue autorizada la fundación legal de la ciudad, mientras que Tepezalá fue elevado a categoría de municipio en el año de 1857. 

De acuerdo a cronistas, los cuales son respaldados por datos del Archivo Municipal, de los años 1899 a 1912, Tepezalá fue uno de los principales municipios del estado. Albergó a familias completas provenientes de otras entidades federativas, así como de otros países (Rusia, Alemania, Inglaterra y China). La huella de su presencia quedó guardada en el archivo del registro civil. 

La Danza de los Guachichiles 

Las historias de los combates entre guachichiles y españoles se volvieron parte de la esencia de Tepezalá. La ferocidad que distinguía a los indios fue acogida por los ciudadanos del municipio, quienes comenzaron a celebrarlos a través de danzas tradicionales. 

Estas danzas hacen referencia a las violentas batallas del tiempo de la colonización. Los guachichiles eran reconocidos por pintarse de pies a cabeza de rojo, por eso los habitantes idearon portar trajes de satín del mismo color, tiras de rafia, lentejuela, conchas de caracol, espejos, así como penachos. Por supuesto, también hay un grupo que representa a los gachupines. 

El acto se compone de una escena de combate en la cual guachichiles y españoles pelean por un estandarte protegido por un soldado. Al final, los indígenas triunfan y sacrifican al soldado que resguardaba el estandarte. 

Para los habitantes del municipio ésta es solo una manera de representar su historia y valentía; aunque muchos desconocen lo que aquí sucedió, resguardan con recelo sus anécdotas y recuerdos. 

Las minas 

Desde siempre, Tepezalá ha sido una rica fuente de minerales, aunque estuvo plagada de diversos problemas, tanto climáticos como económicos. En la última década del siglo XIX, con la llegada de los inversionistas expertos en el sector minero, se logró movilizar la región y el estado. 

Para 1855, el municipio tenía en total 10 minas activas cuya producción de mineral cuprífero oscilaba hacia las 800 cargas mensuales. Los recursos semanales de los trabajos mineros no alcanzaban a llegar a los mil pesos y más de las tres cuartas partes de estos se distribuían en las minas de la Magdalena y la Cruz. Además, de lo extraído de las minas, se producían entre cinco y diez marcos de plata por tonelada. 

En las excavaciones, laboraban alrededor de 250 trabajadores. La mayoría de ellos se desempeñaba como barretero (golpeaban rocas con varillas) o tenatero (transportaban el material desprendido). Ganaban salarios de cincuenta centavos por una jornada laboral de seis horas. 

Las minas que se mantuvieron en explotación activa en la zona de Tepezalá durante 1880 y 1884 fueron San Bartolo, con una extracción semanal de 200 a 250 cargas y cuyos minerales eran remitidos a Zacatecas y Guanajuato; Santo Tomás, con una excavación de 90 metros de profundidad; y Alta Palmira, con una explotación superficial que surtía cobre a Rincón de Romos. 

Atractivos turísticos 

Aunque el turismo en el municipio es escaso, existen diversos puntos que son dignos de visitarse para quienes deseen conocer más de Aguascalientes. 

En el siglo XIX, se edificó este templo con un estilo neoclásico, hecho con cantera rosa y piedra caliza de la región. Posee una fachada sobre la que se alzan cuatro campanarios. 

Esta construcción se encuentra a un costado de la carretera desde donde se alcanza a ver su cúpula blanca.

Construido en 1893, el templo está dedicado al Cristo Negro, quien tiene una gran popularidad en la región debido a su generosidad en la concesión de milagros, al menos así lo aseguran los pobladores. 

Ésta es una construcción pequeña que cuenta sólo con una nave de estilo neoclásico y cuatro columnas circulares de cantera blanca.

Este museo debe su nombre a la familia que donó el predio para su construcción, lo cual abrió paso al primer museo en la historia del municipio. 

En él se albergan vestigios del origen de Tepezalá, un pueblo trabajador y lleno de tradiciones vivas. 

Este panteón es uno de los más antiguos del estado de Aguascalientes. Está construido sobre un cerro. Data aproximadamente del siglo XVI y prestó servicio hasta el año de 1922. 

Un dato curioso de este lugar es que, además de ser protagonista de historias y leyendas, en sus caminos es posible llegar a desenterrar accidentalmente restos óseos al ir caminando.

Ubicada en la comunidad del mismo nombre se alberga esta presa cuya tranquilidad y belleza son ideales para montar a caballo, acampar y pasar la noche bajo la luz de la luna. 

Mesillas fue una zona de indios donde habitaban los guachichiles; el paso obligado de Zacatecas hacia Tepezalá era por este lugar, mismo que fue escenario de diversas batallas entre indios y españoles.

La altura y limpieza del cielo en Tepezalá se volvió idónea para la instalación de un observatorio. Luego de estudios hechos por expertos de Torreón, según señalan los encargados del espacio, comenzó a construirse la primera etapa de este centro con mano de obra local. 

Debido a la falta de recursos, el proyecto aún no ha podido concretarse, aunque se espera que para el 2018 quede completada la instalación, la cual contará con varios telescopios e incluso con una zona de cabañas para los turistas.

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