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Tendencias en la agroindustria queretana

La creciente demanda de alimentos en el mundo está acelerando la transformación en la agricultura. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se espera que para 2050 la población mundial alcance los nueve mil 700 millones de personas, lo que implica mayor urgencia por encontrar alternativas sostenibles que solucionen la falta de alimentos.

Para alimentar a esa cantidad de personas, la producción de alimentos deberá crecer 70%, según cifras de la FAO; de ahí la relevancia de invertir en la innovación de industrias como agrotech.

La tecnología en la agricultura —también conocida como agrotech— se refiere a la incorporación de la tecnología en los procesos tradicionales de cultivo, riego y mantenimiento de la siembra, con el objetivo de hacerlos más eficientes y sustentables. 

Asimismo, la agrotech busca convertir el seguro paramétrico en un bien para ayudar a que las cosechas estén protegidas. Con ello, se mitigan los riesgos derivados del clima que impactan a las inversiones y las finanzas de las empresas. 

La industria agrícola en Querétaro no se queda atrás en la apuesta por las  tendencias tecnológicas. Las siguientes dos empresas ilustran grandes oportunidades en torno a la innovación y la eficiencia agroalimentarias.

Tierra de Monte

En 2015, esta empresa surgió en Querétaro, de la mano de la bióloga Adriana Luna;  produce insumos agrícolas orgánicos a base de biotecnología. Tierra de Monte utiliza microorganismos para generar fertilizantes tanto naturales como orgánicos con múltiples beneficios para el ser humano y la cadena productiva. 

De igual forma, Tierra de Monte trabaja de la mano con el campo para ofrecer soluciones integrales: se busca producir más con menos y, al mismo tiempo, incrementar la calidad de los cultivos.

Griyum

En Griyum se produce una harina hecha de grillos con 60% de proteína. Es útil para preparar una enorme variedad de platillos como tortillas, galletas, pan, pastas, panqués, etc.

Los fundadores, Alejandro de la Brena Meléndez, Francisco Pérez Nardoni y Cristina Clocchiatti, identificaron la oportunidad de usar insectos comestibles, al trabajar en un proyecto de huertos urbanos en el que, en apariencia, fracasaron: uno de ellos se infestó de chapulines y así surgió la idea.

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