Escritor por Luis Beltrán
En los últimos años, y sobre todo a raíz de la pandemia, el desarrollo de software ha tenido una explosión en crecimiento exponencial sin precedentes.
Las empresas más grandes del mundo tienen que ver directamente con esta industria. El software cada día abarca más y más áreas, incluso en las que se manejaba hardware.
Un sector de grandes oportunidades
Se estima que en América Latina la necesidad de nuevos desarrolladores es de 300,000 profesionales al año y tan solo egresan 100,000 anualmente, sin duda es un área de oportunidad increíble para jóvenes que se quieran involucrar en esta.
Este déficit en la industria ha provocado un mercado laboral muy competitivo, donde me ha tocado ver casos en los que los desarrolladores tienen sueldos al mismo nivel que los puestos directivos y la rotación de personal se está acelerando debido al trabajo remoto.
Para un desarrollador hoy es muy fácil entrar y salir de un nuevo empleo, ya que la rutina de trabajo no cambia, pues finalmente la mayoría están laborando desde casa.
En este contexto, se puede decir que desarrollar software es uno de los mejores trabajos del mundo, pero no es para cualquier persona.
Desarrollar software requiere de un perfil de personas que saben aprender por sí mismos y esta cualidad no la tiene cualquiera, por eso, hoy más que nunca, afirmó que la responsabilidad de la educación ya dejó de estar en las instituciones y ahora está en uno mismo.
Un panorama local
En Zacatecas hay menos de 50 egresados al año en esta industria, por lo que creo que hay mucho por hacer y es un área de oportunidad tremenda para el estado.
Programar es mucho más que generar código para un app. Programar genera las herramientas internas para resolver problemas de una manera lógica y racional.
Programar, hoy en día, abre oportunidades en prácticamente cualquier área de interés. Programar es un superpoder que está ahí, a unos clicks de distancia, pero, como dije antes, no es para cualquiera.
En lo personal yo aprendí de manera autodidacta en una Commodore 16 (1984) y sin duda me cambió la vida.