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Tapalpa: El diamante turístico de Occidente

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Hay pocos lugares en los que es posible hallar todos los atributos que logran que infinidad de visitantes se sigan enamorando de México: calidez y amabilidad que te hacen sentir como en casa; paisajes naturales que encumbran un horizonte irrepetible; una gastronomía tan rica y variada, capaz de desatar un cúmulo de experiencias memorables en el paladar; una tranquilidad propia de un tesoro escondido.

Tapalpa, “lugar de tierra de color”, reúne eso y mucho más. Localizado a 140 kilómetros de Guadalajara y enclavado en la Sierra Madre Occidental, la belleza de este municipio lo hizo ostentar desde 2002 la designación de “Pueblo Mágico”, siendo uno de los precursores en ganar este distintivo.

Ahí se ubica el Salto del Nogal, una cascada de más de 100 metros de altura, destino ideal para aquellos interesados en las emociones fuertes y que disfruten del alpinismo y el kayak como actividades imprescindibles.

A cinco kilómetros hacia el noreste, se halla el parque natural Los Frailes, su nombre se debe a unas rocas que figuran unos frailes rezando. Éstas suponen un desafío emocionante para los amantes del alpinismo; aunque también hay cuatrimotos, tirolesas y rappel.

Otro lugar destacado es el Valle de los Enigmas, donde descansan piedras gigantes que hacen elucubrar sobre su procedencia: ¿monolitos venidos del espacio o resultados de otro fenómeno natural? También conocido como Las Piedrotas, este peculiar sitio ofrece panorámicas deslumbrantes, atrayendo gran cantidad de visitantes en el equinoccio.

Hogar de innumerables haciendas, en Tapalpa se halla la Media Luna, que ha servido de inspiración para las obras de distintos escritores mexicanos, entre los que destaca Juan Rulfo. Su solar funge como espacio ideal para perderse caminando a su alrededor y apreciar el paisaje, embellecido por una laguna.

Tapalpa se ha esmerado en conservar una arquitectura preciosa: calles empedradas, tejabanes tan característicos pintados de rojo y blanco, casas de un piso; sus fachadas; toda una simbiosis de elementos que son una joya visual para los ojos que la observan.

El paisaje arquitectónico es enaltecido por la Parroquia de San Antonio de Padua, una edificación con más de 350 años de historia, localizada en la plaza principal, y construida por monjes franciscanos en 1670, la cual se distingue por su bóveda de cañón.

Vivir Tapalpa también significa consentir los paladares por sus platillos deliciosos como el típico “borrego al pastor”. La experiencia gastronómica puede ser coronada a través de ricos dulces derivados de la leche y por las frutas de la Sierra Fría en el más apetitoso almíbar. Tampoco puede faltar el tradicional rompope y el exquisito ponche de granada.

El turista tampoco puede prescindir de acudir al mercado de los artesanos, donde podrá hallar una diversidad importante de piezas elaboradas con madera y ocochal (material que proviene de la hoja de un pino).

En suma, Tapalpa es la conjunción de elementos que nos hacen rememorar y apreciar a un México que creíamos extinto, pero que a través de los siglos ha conservado mantener una aura etérea que nos hace sentir en un paraíso escondido.

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