En cuestión de minutos se dio inicio a una disputa comercial entre Estados Unidos y México. Primeramente, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, anunció que México, junto con Canadá y la Unión Europea se sumará a la lista de las naciones que deberán pagar aranceles del 25 por ciento en las importaciones de acero y del 10 por ciento en las de aluminio.
Como respuesta, la secretaría de Economía de México contraatacó apenas unos minutos más tarde, informando que impondrá aranceles equivalentes a productos como aceros planos (lámina caliente y fría, incluidos recubiertos y tubos diversos), lámparas, piernas y paletas de puerco, embutidos y preparaciones alimenticias, manzanas, uvas, arándanos, quesos, entre otros. En un comunicado, la SE justificó que esta acción se realizará hasta llegar a un monto equiparable al de las pérdidas provocadas por los nuevos impuestos sobre metales que Estados Unidos anunció.
Pese a las medidas arancelarias estadounidenses, Wilbur Ross mencionó que podrían haber ajustes en el futuro, pero que el presidente de Estados Unidos «tiene autoridad para hacer lo que desee en materia comercial». El representante comercial americano afirmó que la decisión por imponer aranceles tanto a México como a Canadá se dio a causa de que «las conversaciones del TLCAN se han aplazado demasiado».
Por su parte, el organismo federal mexicano reiteró que este tipo de medidas bajo el criterio de seguridad nacional no son adecuadas ni justificadas, ya que «afectan y distorsionan el comercio internacional de mercancías». Asimismo, expuso en su reporte que «México lamenta profundamente y reprueba la decisión de los Estados Unidos de imponer estos aranceles a las importaciones de acero y aluminio provenientes de México a partir del 1 de junio, bajo el criterio de seguridad nacional».
La dependencia nacional resaltó que esta medida estará vigente en tanto el gobierno estadounidense no elimine los aranceles impuestos. No obstante, reiteró su apertura al diálogo constructivo con el país norteamericano, así como su apoyo al sistema comercial internacional y su rechazo a las medidas proteccionistas unilaterales.