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T-MEC y TLCUEM: ¿Las balas de la recámara para la economía de México?

Aún inmersos en la epidemia por el coronavirus COVID-19, no resulta difícil vaticinar que la crisis sanitaria dejará graves secuelas en la economía del país. En la última semana de mayo, el Banco de México (Banxico) dibujó tres escenarios posibles para el 2020: en el mejor de los casos, la contracción económica “sólo” sería de 4.6%. En el más negativo, el Producto Interno Bruto (PIB) registraría un desplome de 8.8 por ciento.

En el caso de organizaciones privadas, la agencia calificadora Fitch Ratings estima un desplome de 7.4%; mientras que el corporativo Citibanamex advierte que si la Federación no anuncia más estímulos a la economía, el hundimiento podría llegar hasta 10.5%, lo que colocaría a México en una crisis no vista desde 1930. Sea como fuere, las previsiones no son alentadoras.

Presumiblemente, todos los esfuerzos en materia económica irán dirigidos a paliar el duro impacto de la pandemia. Y en el futuro inmediato se vislumbran dos cartas que podrían amortizar la delicada tesitura y acelerar el recuperamiento del país: los tratados comerciales con Norteamérica (T-MEC) y la Unión Europea (TLCUEM).

Los acuerdos comerciales como bálsamo

Eduardo Infante Priego, subsecretario de Promoción a la Inversión en la Secretaría de Desarrollo Económico (SEDEC), señala que la inminente entrada en vigor de estos tratados comerciales cobra aún mayor relevancia para la economía mexicana, señalando que ha habido un notorio interés por parte de los gobiernos para la pronta y correcta aplicación de los acuerdos, particularmente del T-MEC.

“Una de las razones es porque en momentos de incertidumbre y tensiones políticas entre países, se buscará que estos tratados reflejen al comercio extranjero e inversionistas un panorama de certeza y confianza, donde la relación de comercio entre los involucrados funcionará como un motor para el crecimiento y desarrollo”, explica Infante Priego.

El subsecretario de la SEDEC añade que la entrada en vigor de los acuerdos comerciales favorecerá particularmente a la región Centro-Bajío-Occidente, dado que específicamente en la rama automotriz la región ha compartido las mejores prácticas para diversificar, innovar e incluir a los proveedores locales en las cadenas productivas.

Eduardo Infante señala que uno de los rubros de mayor impacto en la modernización del T-MEC estriba en el incremento del contenido de origen en productos automotrices: para ser comercializados sin aranceles, el tratado exige que 75% de la composición de los vehículos sea originaria de la región, cuando anteriormente era de 62.5%. Asimismo, entre 40 y 45% debe ser fabricado por operarios que ganen al menos 16 dólares por hora.

Esta adecuación propiciará la inversión extranjera directa en la región, considera Luis Ernesto Rojas Ávila, director general de la Coordinadora de Fomento al Comercio Exterior de Guanajuato (COFOCE), pues un número importante de proveedores de las OEM (Original Equipment Manufacturer) buscar establecerse en “territorio T-MEC” para poder cumplir con el valor del contenido regional.

«Esto permitirá que las alianzas y las coinversiones continúen, entonces tiene un beneficio pues, colateralmente, impactará al turismo y a los demás sectores de servicios. Es un círculo positivo muy importante», puntualiza.

Aunado a lo anterior, Eduardo Infante subraya que México puede incentivar su atractivo de inversión para las empresas que están analizando reubicarse tras la crisis del coronavirus: “Un ejemplo de esto es Japón. Su gobierno destinará 2.2 billones de dólares para que las empresas niponas puedan reubicar sus operaciones en otros países”.

Logística plantea desafíos

No obstante, el especialista en Comercio Exterior refiere que uno de los grandes desafíos en la coyuntura actual es garantizar la continuidad de las cadenas de suministro. Rojas Ávila advierte que el transporte de carga, particularmente el aéreo, ha visto un incremento en sus tarifas, por lo que se ha vuelto complicado comprometer espacios.

Otro reto importante que enfrentarán las industrias en relación con las cadenas de suministro es la semaforización de las entidades, herramienta dispuesta por la Secretaría de Salud federal para liberar las actividades económicas de acuerdo con la intensidad de la propagación del virus SARS-CoV-2 en sus territorios.

“¿De qué le serviría a una empresa de calzado la reactivación económica en Guanajuato si sus proveedores de otros estados no pueden volver a laborar? No va a tener los insumos para trabajar por una disrupción en las cadenas de abastecimiento. Por eso la logística es un desafío importante”, explica.

La pérdida del poder adquisitivo de la población mexicana es otro obstáculo a sortear. De acuerdo con el Indicador de la Confianza del Consumidor del INEGI, los mexicanos ven con pesimismo su situación económica para los próximos doce meses. Rojas Ávila señala que a pesar de la apertura de restaurantes y comercios, los consumidores no reaccionarán inmediatamente ante el miedo de un posible contagio y el impacto a sus bolsillos.

¿Qué espera Europa de México?

A pesar de que todavía se prevén algunos meses para que entre en vigor el renovado tratado comercial entre la Unión Europea (UE) y México, ya se pueden anticipar las posibilidades que este acuerdo traerá para la economía del país y la región.

La SEDEC estima que con el TLCUEM habrá varias empresas interesadas en invertir en la entidad, además de que se incrementará la promoción en diversos países europeos y sectores como la farmacéutica, de alimentos, servicios médicos, logística, electrónica, energías renovables y aeronáutica.

No obstante, Infante Priego identifica algunos desafíos que México deberá cubrir para garantizar una relación exitosa y duradera con el Viejo Continente. El primero está relacionado con la protección a la inversión a través del planteamiento de esquemas de certidumbre e interacciones en proyectos público privados.

Otro reto es la transparencia, pues la “Unión Europea” busca un sistema multilateral de comercio transparente, no discriminatorio y “basado en reglas claras”, señala. Otro es impulsar el desarrollo sostenible, pues la UE prioriza el cuidado del medio ambiente y la huella sobre la tierra, reflejado en sus constantes y diversas regulaciones que tratan de minimizar el impacto medioambiental.

Por su parte, el director de la COFOCE resalta que si México quiere arraigarse en Europa, deberá dejar atrás el paradigma de “competir por precio” contra otras economías como la china, y dirigir sus esfuerzos al competir con base en el valor agregado y no “ser los más baratos”.

“La maquila y la mano de obra barata rindió sus frutos hace décadas, pero no podemos quedarnos estacionados en esa etapa porque, de lo contrario, la historia nos va a condenar por no elevar una política de transformación a través de todos los tratados que tenemos disponibles”, asegura.

En este sentido, expone un ejemplo: ¿por qué en lugar de mandar exclusivamente un limón persa no se envía un espárrago blanco orgánico al mercado alemán? ¿O en lugar de comercializar un zapato que competirá contra su homólogo chino por ser económico no mejor se vende una bota vaquera que puede alcanzar un precio superior a los mil euros?

“México tiene una posición geográfica y económica envidiable. Hay que aprovecharla cambiando el paradigma, no malbaratando nuestro trabajo porque eso no va a generar riqueza, lo único que está derivando es en pobreza disfrazada de trabajo”, sentenció.

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