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T-MEC: Una oportunidad para la certidumbre económica

El 12 de agosto de 1992, Carlos Salinas de Gortari, presidente de México; George H. W. Bush, presidente de Estados Unidos, y Brian Mulroney, primer ministro de Canadá, fincaron las bases para convertir a América del Norte en el bloque económico más poderoso del mundo a través de un acuerdo sin precedentes: el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Tras 25 años del tratado comercial, las tres naciones buscaron la renovación de un acuerdo trilateral, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), en el que se añadieron capítulos y disposiciones en diversos rubros: el aumento del porcentaje del contenido regional en la industria automotriz, combate a la corrupción y sobornos, mayores reglas para que ciertos componentes manufacturados sean hechos en zonas de altos salarios, mayor protección a la propiedad intelectual, nuevas reglas para el comercio electrónico, entre otros.

Los beneficios del acuerdo para las tres naciones son muchos. Soren Héctor De Velasco Galván, académico en el área de Logística y Transporte de la Universidad Tecnológica del Norte de Aguascalientes (UTNA), destaca el sector laboral como el más favorecido: “habría un menor índice de desempleo y el apoyo para que las pequeñas y medianas empresas hispanas puedan vender sus bienes y servicios en los países firmantes del T-MEC”, comenta el especialista.

Pese al impacto positivo que implica, el T-MEC está inundado por una serie de situaciones políticas y económicas que lo tienen en stand-by, lo cual ha generado un efecto nocivo para la economía mexicana: “las afectaciones se han hecho presentes desde el momento en que se habló de una renegociación del Tratado […] Inhibe las inversiones y los negocios. No sólo la IED (Inversión Extranjera Directa) se ha visto disminuida, sino las estimaciones de crecimiento económico que pasaron de 2 puntos porcentuales a reportar 0.3%”, señala Eduardo Infante Priego, subsecretario de Promoción y Desarrollo de la Secretaría de Desarrollo Económico.

La incertidumbre política de EUA y Canadá

Desde junio del 2019, la Cámara de Senadores de México ratificó el T-MEC, pero sigue pendiente que lo hagan las otras dos naciones. En el acuerdo de 1992, la firma oficial se logró después de 389 reuniones. Se espera que sean menos en esta ocasión, pero lo cierto es que existe una mayor incertidumbre que los actores de la economía nacional buscan no prolongar más.

Donald Trump ha dejado saber que no está convencido totalmente del contenido del Tratado, y de cara al periodo de elecciones presidenciales de Estados Unidos, ratificar el acuerdo no puede significar peldaños perdidos para una posible reelección. De igual manera, Canadá se encuentra en un contexto político que imposibilita la revalidación inmediata del acuerdo; en octubre de este año ejecutó su periodo de elecciones, donde el partido liberal, encabezado por Justin Trudeau, fue el victorioso.

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Sin embargo, luego de que el gobierno mexicano aprobara modificaciones al acuerdo solicitadas por Estados Unidos, el proceso de ratificación ha dado un paso al frente.

Los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá firmaron el Protocolo Modificatorio del T-MEC el pasado mes 10 de diciembre por lo que el acuerdo comercial fue enviado a los congresos de los tres países para su aprobación y posterior ratificación. 

La Cámara de Representantes de Estados Unidos ya aprobó el tratado el pasado 19 de diciembre con 382 votos a favor y 41 en contra, lo cual ha generado mayor certidumbre sobre el avance del T-MEC.

Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno federal, precisó que este suceso representa el fin de un proceso de incertidumbre económica que estaba viviendo México. La embajadora de México en la Unión Americana, compartió la postura exhortando a los mexicanos a trabajar unidos para aprovechar las oportunidades que abrirá el tratado.

Ahora será el turno de los Senados americano y canadiense, los cuales revisarán el pacto comercial durante 2020. Así pues, la Secretaría de Economía prevé que el T-MEC quede ratificado por los tres países a más tardar en abril del próximo año.

La urgencia de diversificar mercados

El Tratado México-Estados Unidos-Canadá representa una oportunidad de certidumbre económica para nuestro país en medio de su urgencia por expandirse a nuevos sectores con alto potencial para empujar el desarrollo nacional.

Angélica Ortega, delegada de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana (ANIERM), estima que el 2020 puede ser un año de retos para el país, pues se espera que la volatilidad del tipo de cambio continúe, producto de la indefinición en ciertos proyectos de IED y nerviosismo de las empresas listadas en el Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores, lo cual afecta principalmente a los sectores automotriz, agrícola y de servicios.

Esto hace que entidades como Aguascalientes son las que se vean más afectadas por la situación, principalmente por los costos elevados de los insumos importados para su industria manufacturera. De ahí la importancia de la firma del acuerdo, pues permitirá exponenciar nuevas industrias en el país e innovar los sectores más tradicionales.

Pese a ello, Soren De Velasco señala que México debe apostar por acercarse a nuevos socios comerciales y no depender tanto del bloque norteamericano. Precisa que el “mundo postoccidental” es una de las puertas más importantes para el comercio mexicano en el mundo; esto de la mano con el ascenso geoeconómico de China, el resurgimiento geoestratégico de Rusia, el resquebrajamiento de la Unión Europea -acelerado por el Brexit- y la relativa decadencia de los Estados Unidos.

“México debe voltear a la región Indo-Pacífica. En especial a Australia, China, Japón e India, y enfocar sus esfuerzos en la promoción en las regiones del Golfo Pérsico y Eurasia, porque significa diversificar el portafolio de inversiones”, dice el experto.

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Eduardo Infante comparte la postura, enfatizando en que México debe continuar trabajando su relación con China, dado que la nación representa un mercado de más de 1,000 millones de personas: “el intercambio comercial con China significó más de 90 mil millones de dólares en 2018 y es nuestro segundo socio comercial”, puntualiza.

De tal forma, Infante Priego explica que la firma e implementación del acuerdo es sólo un apartado que se debe cumplir para el desarrollo mexicano, pues a pesar de que éste prioriza la integración regional en el sector automotriz, la complementariedad en el sector agropecuario, y simplifica los trámites para las operaciones de comercio exterior, “se requiere antes contar con mejores políticas públicas nacionales que respalden a la industria y sus inversiones”… 

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