En medio de la incertidumbre y angustia generada por la pandemia ocasionada por el coronavirus COVID-19, el mundo se detuvo por unos instantes para presenciar un momento histórico: los astronautas Bob Behnken y Doug Hurley despegaron este sábado hacia el espacio exterior a bordo de la cápsula Crew Dragon del cohete Falcon 9 de SpaceX, en un proyecto ambicioso desarrollado junto con la NASA.
De esta manera, la compañía del magnate sudafricano Elon Musk se convirtió en la primera empresa privada en enviar cosmonautas al espacio. También es la primera vez desde el 2011 en que la NASA envía tripulación al espacio desde territorio norteamericano, pues en este periodo de nueve años, el país estadounidense necesitó de los cohetes rusos lanzados desde la base de Baikonur, en Kazajistán.
La misión, denominada Demo-2, partió a las 14:22 hora de México del Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida con destino a la Estación Espacial Internacional (EEI) pese a que en algún momento de la jornada se valoró su cancelación por el mal clima, motivo que pospuso el lanzamiento original programado para el miércoles 27 de mayo. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump presenció en el sitio el inicio del lanzamiento.
Bob Behnken, uno de los astronautas del Crew Dragon, manifestó unas palabras antes de despegar: «Es absolutamente un honor para nosotros formar parte de este gran esfuerzo de volver a poner a Estados Unidos en el mercado de los lanzamientos espaciales». «Gracias por todo el trabajo que han hecho y poner a Estados Unidos de nuevo en la órbita terrestre desde la costa de Florida», complementa su amigo de hace más de 20 años y compañero de tripulación Doug Hurley.
El ascenso del transbordador espacial tuvo una duración aproximada de 9 minutos y se produjo sin complicaciones hasta alcanzar los 200 kilómetros de altura, momento en el que los propulsores de la nave entraron en funcionamiento. Posteriormente, la cápsula Crew Dragon se separó completamente del cohete Falcon 9 para dirigirse a la EEI donde Hurley y Behnken pasarán entre seis y 16 semanas realizando investigaciones técnicas y científicas antes de volver a la Tierra.
«Esto es increíble. Una verdadera genialidad, nadie hace esto como nosotros», refirió el presidente Donald Trump.
El proyecto emprendido entre la NASA y SpaceX marca un hito histórico para la inserción de empresas privadas en el mercado de la exploración espacial, lo que podría permitir una apertura comercial de viajes a la órbita exterior a menor costo.
