Someone Somewhere es una marca de ropa mexicana que busca llevar la calidad y el esfuerzo de los artesanos del país a varias partes del mundo. Su misión, tal como su cofundador José Antonio Nuño la define, es impulsar la variedad de textiles artesanales hechos en México por medio de una red colaborativa de tejedoras de varios estados de la república.
La empresa nació luego de que cuatro amigos emprendedores realizaran voluntariados en algunas comunidades rurales a lo largo del país, donde se sorprendieron de los niveles de marginación que vivían muchos artesanos, así como del gran talento que tenían y que no era dignamente recompensado.
De tal forma, José Antonio Nuño, Enrique Rodríguez, José Miguel Cruz y Fátima Álvarez decidieron crear una línea de ropa y accesorios que rescatara las tradiciones de las comunidades ofreciendo un valor agregado: la exportación.
El mercado exterior abrió una oportunidad para cotizar el trabajo de los artesanos hasta en 200% más de lo habitual; con ello, dieron empuje al trabajo de 200 personas dedicadas a la artesanía, quienes ahora, en lugar de competir entre sí, trabajan en conjunto gozando de un empleo formal.
En poco tiempo, la marca se expandió a más de 26 países, entre ellos Japón, India y Singapur. En 2019 incluso abrió una tienda temporal en Los Ángeles, la cual obtuvo gran aceptación: “Vivir de artesanías es algo muy difícil, así que decidimos ver qué pasaría si combinamos estos trabajos con productos mucho más contemporáneos y funcionales”, explica José Antonio Nuño.
Someone Somewhere recorrió un largo camino para llegar al posicionamiento que tiene hoy. Lo que comenzó como una pequeña startup, fue acelerado por Unreasonable México para despegar su enfoque social. Fue en este laboratorio donde lograron encontraron su mercado meta:
“Nos estábamos enfocando a un mercado de personas más grandes y hacíamos camisas. Ahí empezamos a probar nuevos productos, y creamos la primer playera con bolsillo, Pocket Me, enfocada a gente mucho más joven. Hoy en día este ha sido nuestro producto número uno”, afirma Nuño.
Como parte de una generación más consciente de su alrededor y su impacto en el entorno, Nuño afirma que emprender con un impacto social genera más beneficios de lo que se piensa. “Una vida con propósito puede ser mucho más rica que una enfocada sólo a generar capital sin colaborar con más personas”, arguye.