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¿Sientes un ambiente tóxico en la oficina? Así puedes evitarlo

Caer en un ambiente tóxico en el lugar de trabajo puede llegar a ser una problemática recurrente. Scott Mautz, conferencista y autor de los libros “Find the Fire” y “Make it Matter”, escribió para Inc un análisis sobre el estudio de Harvard “Cuidado con esos compañeros de trabajo tóxicos”, en el que resalta que detectar la toxicidad puede ser fácil, pero saber la causa y tácticas para evitarlo no lo es. 

Pese a que el estudio fue publicado hace cuatro años, el ex director de Procter & Gamble retomó el tema con unos clientes que le cuestionaron cómo abordar una cultura tóxica que estaba surgiendo en su empresa. 

Ante tal situación, el empresario hizo una reflexión sobre el estudio de Harvard, destacando que el hecho de evitar contratar o arreglar a un empleado nocivo puede generar ahorros importantes para una empresa, pero sobre todo, puede prevenir un retroceso para el negocio: 

“El factor dinero palidece en comparación con el daño general causado [a la empresa] provoca que otros empleados renuncien a un ritmo más rápido y frecuente, una pérdida considerable de clientes y el estancamiento de una cultura organizacional”, escribió el experto. 

Para detectar el tipo de actitudes que comúnmente conducirán a un comportamiento tóxico, Mautz subrayó tres puntos a considerar tomando como base la investigación de la universidad de Harvard: 

Nivel  excesivo de egocentrismo.

Alguien que es altamente egoísta por definición no se preocupa por los demás. Esto significa que poco le importará cómo su comportamiento o actitud afecta a sus compañeros de trabajo.

Hay empleados egoístas que tienen cero autoconciencia sobre lo que hacen y que prestan poca atención en cómo esto afecta a sus compañeros. Quienes actúan de tal forma envían una señal constante de que se avecina un comportamiento tóxico.

Exceso de confianza 

Es una actitud que conduce a tomar riesgos indebidamente a través de un comportamiento destructivo. Un tanto similar a lo que lleva a algunos delincuentes descarados a cometer crímenes: no creen que los atraparán. 

El exceso de confianza se desarrolla de maneras sutiles. Como cuando un empleado cree que es lo suficientemente inteligente como para disparar negatividad sin que su comportamiento sean detectado o reprendido.

Este problema se ve exacerbado por el hecho de que la investigación de Harvard muestra que los empleados «confiadamente tóxicos» tienden a ser altamente productivos. Por lo tanto, su comportamiento a menudo no es afrontado por sus jefes, lo cual es brutal para la moral general de los empleados.

Declaraciones enfáticas de que «las reglas siempre deben seguirse»

Uno pensaría que los seguidores de las reglas serían fieles a su motivación por cumplir cualquier norma de manera culturalmente amigable. Sin embargo, no siempre es así. Suele suceder que aquellas personas que más presumen de su apego a las reglas son quienes más las rompen.

Su estrategia es arrojar su «rectitud» visible y verbalmente a las personas con el objeto de articular la forma en que saben que deben actuar. Aunque esto puede ser más bien para aliviar su culpa por saber que realmente van a hacer lo contrario de lo que proclaman.

¿De qué sirve conocer estos signos de maldad?

Para Mautz, detectar estos signos en los empleados brinda una lista exitosa de comportamientos para vigilar o abordar de manera proactiva. Al hacerlo, dice, “se corta el impacto directo e indirecto de los comportamientos (desanima a otros a comportarse de la misma manera)”: 

“El estudio encontró que, sin duda, lo peor que puede hacer es nada. La toxicidad no tratada tiene un impacto corrosivo en los empleados circundantes que se sentirán sin apoyo y concluirán que la responsabilidad en la empresa está ausente. Así que esté atento a estos letreros y publique uno propio:  ‘No se busca’”, reflexiona Mautz.

Artículo original de Inc.

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