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Sí sueños, sí planes, y Sí acciones, Sí perseverancia

Escrito por Eduardo Gama, director del CRIT Aguascalientes

La mayoría de nosotros coincidimos en que tenemos sueños y deseos de logro. Y hay quienes tenemos propósitos e inclusive objetivos con fecha definida para su consecución. Otros pocos tenemos además estrategias para lograrlos. Y a pesar de ello la mayoría no logramos cumplir esos sueños u objetivos que con entusiasmo en su momento nos propusimos. ¿Por qué?

Estimo que en términos generales porque no nos “aventuramos” lo suficiente, porque nos quedamos cortos en emprender las acciones necesarias que nos conduzcan hacia el logro de esos planes y objetivos. Nos desenfocamos o nos distraemos quizá, o inconscientemente tenemos temor a fallar, a fallarnos a nosotros mismos o al qué dirán, sin comprender con oportunidad que los errores y los tropiezos sucederán, y que son necesarios, sin que ello signifique que conlleven fracaso. Expresado de otra manera, la mayoría de las personas no nos arriesgamos a emprender las acciones que soporten nuestros objetivos, pagando alto precio por omisión que generalmente lamentamos al paso de los años.

Ahora bien, algunos sí logramos discernir que lo que realmente cambia las cosas en nuestra vida son las acciones, por encima de los grandes planes y de cualquier intención o crítica. Parecemos estar de acuerdo con la frase de Woody Allen que indica que: “las cosas no se dicen, se hacen, porque al hacerlas, se dicen solas”.

Pero aun comprendiendo lo anterior y pasando de los sueños a la acción, la mayoría no conseguimos lo que nos proponemos porque sencillamente intentamos muy poco. Quizá una, dos o tres veces, no más que eso, desanimándonos a las primeras de cambio porque “caer duele” y porque “los tropiezos asustan”. Sin embargo, ¡una buena noticia! ¡los errores y los sin sabores de la vida ocurrirán porque son parte de la vida y son necesarios para encaminarnos correctamente en nuestra travesía!

La invitación manifiesta, el reto planteado, que pretende fungir como despertador de conciencia es claro: emprende una acción que has estado postergando y toma la decisión de no claudicar hasta haber tropezado al menos en 5 ocasiones. De esta manera, si aún no logras lo que te propones, podrás darte crédito por intentarlo, sabrás que tropezar no es tan malo y “tendrás más músculo” para nuevos intentos en lo que decidas emprender.

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