Es probable que dentro de 10 o 20 años llueva menos y haga más calor en el estado. De seguir con el ritmo actual de las emisiones de gases de efecto invernadero, podríamos pagar consecuencias caras.
Una investigación desarrollada en Aguascalientes junto con la Comisión Nacional del Agua y el el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) hizo un escenario en prospectiva sobre las consecuencias que traerá el cambio climático a la región. Se encontró que para 2028 la temperatura podría aumentar hasta 1.5 grados centígrados.
Si esto sucede, se verían afectados varios aspectos de nuestra vida y economía: la escasez de agua, producción agrícola, salud pública, entre otras, según Amós Pérez Hernández, biólogo y subdirector del departamento de Regionalización del Inegi.
El experto confirma que el escenario planteado por la investigación es posible: se prevé que la temperatura aumente en el centro-norte del país y las lluvias disminuyan; en la parte sur del país sucederá lo contrario.
Pero el problema es más complejo de lo que creemos. La temperatura no es una variable independiente, comenta Amós, depende en gran medida de nuestras actividades como sociedad: las cosas que producimos y consumimos. Por otro lado, están los factores globales que dan las relaciones del movimiento y la temperatura del aire en la atmósfera.
¿Cómo nos va a afectar?
Para Amós, el problema más grande de este escenario es el agua. En Aguascalientes, la mayor parte de este recurso viene de los acuíferos, que ya se encuentran sobre explotados. Teniendo en cuenta que el 80% del agua que cae cuando llueve se evapora y que el pronóstico es que haya menos precipitaciones, es inminente que habrá escasez.
No solo la agricultura se verá afectada, también los servicios públicos y la salud de la población. Será más complicado combatir las enfermedades, incluso podrían llegar nuevas como el dengue, pues el mosquito que lo transmite busca temperaturas más cálidas.
“Hace falta que las diferentes instituciones de Aguascalientes también aportemos nuestros datos que hemos investigado (…) Los datos más nuevos que he oído nombrar (sobre acuíferos) son de 1984. Si no invertimos, significa que no es un problema.”
¿El crecimiento desmedido podría ser un problema?
La mayoría de los gobiernos promueve la construcción de más empresas, hectáreas cultivadas y producción, dice el especialista, y ese es el problema: un crecimiento no planeado.
“No nos damos cuenta de que el lugar donde vivimos tiene algunas limitaciones, una de ella es cuánta agua tenemos. Si no la consideramos dentro de nuestros proyectos llegará un momento en que se convertirá en un problema serio”, asegura Amós.
Sin embargo, en la agenda pública no se habla de este problema social, ni de cómo vamos a adaptarnos a la escasez del agua.
“Hace 35 años, en los estudios que se hacían sobre recursos naturales y medio ambiente, el agua no se veía como un problema. Es en las últimas dos décadas cuando se ha empezado a ver así.»