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Ser una mejor versión de ti

Alquimia es una sección que busca contribuir a la transformación de la mentalidad de la sociedad para que las personas se sientan satisfechas con sus vidas. 

La mentalidad, ese conjunto de creencias, parte de la capacidad de amar lo que realmente importa, aquello por lo que se estaría dispuesto a dar la vida y que mueve a un individuo a ser mejor. ¿Y cómo puedes ser una mejor versión de ti mismo? El Dr. Martín Montoya de la Universidad de Navarra, quien recientemente estuvo en la Universidad Panamericana impartiendo el taller “Amor y razón práctica en Harry Frankfurt”, nos habló sobre esto.

¿Qué significa amar?

“Amar tiene que ver con qué esperamos de los demás. Aristóteles definió tres tipos de amistad: la amistad útil, la amistad por placer y la amistad honesta. Si nos quedamos con la primera, habremos limitado nuestra capacidad de poder responder a los demás. La segunda no trasciende, se queda en lo inmediato; cuando ya no disfrutamos con esa persona, se rompe la amistad y quedamos aislados. En estos dos casos no aprendo a amar porque las amistades honestas son las que trascienden. El juego de la amistad honesta es dar sin esperar nada a cambio, es acercarnos a esa persona que no sabe amar para que aprenda y esperar a que un día pueda amar dentro de un esquema de completa entrega a los demás. Esto no es común en nuestra sociedad. El amor más honesto podría ser el de las madres, ya que el hijo pequeño no sabe cómo amar, es puro deseo; pero ellas ofrecen todo su ser. Ellas son el paradigma de la amistad honesta”.

¿Por qué tenemos miedo de amar completamente?

“Las personas que amamos tienen cierto poder sobre nosotros, por lo que poner todo el corazón significa renunciar, en parte, a algo de nuestra libertad. A veces no sabemos esperar las cosas que son más trascendentes, es decir, la libertad más grande, la de poder aprender de la persona amada, la de poder experimentar cuando fallamos o somos rechazados. Si sabemos llevar bien nuestro corazón, este aprende y se hace más fuerte; así logramos entender en quién ponerlo”.

¿Por qué a veces cerramos el corazón?

“Un corazón cerrado es aquel al que no le enseñaron a amar, o bien, no ha sabido asimilar el dolor. De ese sufrimiento no podemos salir solos.

Para ser felices -dice Aristóteles- necesitamos ser buenos, necesitamos determinados bienes de los cuales el más perfecto es la amistad honesta; además, necesitamos una pizca de suerte.  

La pizca de suerte, desde el punto de vista cristiano, es la petición desde lo hondo de la persona hacia Dios. Pedir que se nos renueve el corazón es fundamental para poder amar. Es ahí donde se forja la verdad de la esperanza, no de que cambien las circunstancias, sino de que podamos cambiar el propio corazón”.

¿Cómo podemos aprender a amar?

“Estoy plenamente convencido de que aprender a amar tiene que ver con la esperanza. Cuando aprendemos a amar de verdad, gozamos de tal manera que las cosas que esperamos ya no están en lo inmediato. Aprender a amar es renunciar a nosotros mismos, entregarnos por el bien de los demás; pero no se trata de renunciar ante cualquiera, tenemos que renunciar a todo aquello que nos impida cuidar a las personas amadas y cuidarlas bien.

También es querer ser bueno, ser honesto y ser virtuoso; pero hay que entender bien esto. A veces podemos pensar que las virtudes son un tema mecánico, y no es así. Solo donde entreguemos el corazón seremos buenos, porque no se trata solo de lo que nos gusta, de buscar lo útil, sino de compartir, de dialogar, de ver la posición del otro, de tener una amistad honesta”.

¿Cómo enseñar a los hijos a amar?

“Aquí el tema es interesante porque no está dirigido a los niños, sino a los padres, y está relacionado con nuestra capacidad de afrontar la idea de ver sufrir un poco a los hijos. Un sufrimiento bien conducido los enseña a amar, a tener un corazón fuerte para renunciar a sí mismos, a su libertad y a ciertas cosas materiales. No es necesario que cumplamos todos sus deseos, hay que enseñarlos a ser austeros. Al final, amar es ofrecerse a uno mismo”.

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