Escrito por: Gabriel Reyes Berrueta, director de plaza de Grupo Monex en Aguasalientes.
Si nos remontamos la estadística, septiembre suele ser un mes turbulento para los mercados, las últimas recesiones generalizadas a lo largo y ancho del planeta, 2001 y 2008, iniciaron justamente en este mes.
En México, septiembre suele ser uno de los meses de mayor volatilidad del año para el tipo de cambio, además de contar con una coyuntura bastante peculiar, desde lo político hasta lo telúrico y social. Pero más allá de la evidencia y las supersticiones, ¿qué le puede esperar a nuestro país durante el periodo que comienza?
Por un lado, no todo son malos augurios. Al contrario, la inflación ha mantenido su inercia descendiente en lo que va del año y, de continuar así, como preveen tanto analistas como autoridades del Banco Central, septiembre podría ser el mes en el que la inflación se consolide en niveles muchísimo menores al 3.89% que el consenso pronosticaba para diciembre de 2019.
Ya la encuesta de Banxico publicada ayer nos da un adelanto: la expectativa de inflación cayó 30 puntos base para ubicarse en 3.36% a finales de año. Esta inflación se ubicaría muy cerca del objetivo puntual de la institución de 3.00% y podría ser un elemento importante para que la junta de gobierno encuentre la confianza necesaria para relajar su postura monetaria durante el mes.
Además, los datos económicos que han sido liberados hasta ahora muestran un panorama menos endeble que el experimentado durante el primer semestre. Por un lado, las exportaciones e importaciones, especialmente en su componente de bienes intermedios, alcanzaron en julio su mayor crecimiento en varios meses, lo que podría augurar una reactivación valiosa de la actividad industrial.
Por el otro, las remesas del mismo mes presentaron un crecimiento superior al promediado durante 2018, comportamiento que normalmente se asocia con un mayor ingreso en ciertos segmentos del mercado y, por lo tanto, con un mayor consumo. Así, septiembre podríatambién validar una mejora en las perspectivas para el crecimiento, disminuyendo así las probabilidades de una escalada en el sentimiento de riesgo asociadas al marco macroeconómico de nuestro país.
Pero si septiembre se enlista como un mes negro en los libros de historia económica es por algo y no debemos dejar de lado que existen factores de riesgo latentes en nuestro horizonte. Muchas de las crisis se detonan por eventos sorpresivos y ante la naturaleza impredecible que acompaña a los eventos de tensión, como las negociaciones entre China y Estados Unidos, o la presentación del Paquete Económico 2020 en México, el menor de los soplos de incertidumbre será suficiente para, de menos, contribuir a la estadística de altibajos en el noveno mes del año. Habrá que estar alertas.
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