El fin de semana pasado, con la finalidad de acudir que se realizaría a un evento en el área metropolitana de Guadalajara, el GPS me redirigió por una vía alterna a mi destino, después de perder el camino entre el tráfico y el desconocimiento de vialidades secundarias de esta gran urbe.
Mi destino era Tlajomulco de Zúñiga; sin embargo, en vez de tomar una ruta directa como lo es la carretera México-Chapala, me fui por una vía alterna totalmente distinta, con lo que conocí otra cara de la cosmopolita zona metropolitana tapatía. Me encontré en una ciudad con problemas de tráfico, vialidades inadecuadas rebasadas por la cantidad de flujo vehicular, con una dispersión urbana enorme; fraccionamientos aquí y allá, lejos de vías principales, en medio de zonas semi-rurales, lo que al parecer fue una iglesia y una hacienda colonial cayéndose a pedazos, en medio de centros comerciales y el incesante ritmo de vida, que me recordaba a momentos las zonas conurbadas del Estado de México.
No obstante, me llamó la atención ver que cada vez se replica más y más este esquema en todas las ciudades, sean grandes o medianas.
Según el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo en México (ITDP en inglés), se están consolidando cerca de 59 áreas metropolitanas y una expansión urbana sin precedentes: mientras de 1980 a 2010 en promedio la población de estas urbes se incrementó 1.9 veces, el área o mancha urbana creció seis veces. Con esto se encarecieron los servicios públicos, se incentivó el uso del automóvil, ocasionando problemas como los mencionados en los primeros párrafos.
En la mayoría de estas zonas urbanas se promueve la construcción indiscriminada de vivienda y la especulación inmobiliaria. Además, se promueven fraccionamientos que no llevan ninguna sustentabilidad, pues se encuentran ubicados en zonas semi-rurales donde no se cuenta con escuelas, centros de recreación y aquellos aspectos que, ahora, en las grandes ciudades, hacen que un lugar tenga alta plusvalía. La tendencia es “qué tan caminable es tu barrio”, y va en aumento en las grandes urbes.
En Aguascalientes llama la atención, principalmente, la zona oriente y las conurbadas, como San Francisco de los Romo y Jesús María donde, por cuestiones jurisdiccionales, no se lleva adecuadamente una planeación urbana estandarizada. A pesar de los esfuerzos por consolidar el plan de Zona Metropolitana, quedan pendientes muchos detalles, como aquel proyecto del Dr. Luis Aguilera Enríquez, de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, en el que promovía un tren suburbano que recorriera parte del estado.
Esta propuesta permitía ahorro de horas-hombre, lo que impactaba el incremento de la productividad y competitividad, reduciendo los tiempos de traslado de los trabajadores a sus centros de trabajo y el costo monetario que les generaba el traslado a ellos y a las empresas. No se ve que este proyecto vaya a cristalizarse en el corto plazo, posiblemente por distintos grupos de intereses.
Existen distintas iniciativas que, en conjunto con la ciudadanía e incluso con asesoramiento de gobiernos extranjeros, están promoviendo cambios en el marco jurídico de la planeación de las ciudades mexicanas. En el estudio antes mencionado, “Desarrollo Orientado al Transporte Regenerar las Ciudades Mexicanas para Mejorar la Movilidad”, en el cual se promueven distintas acciones para tratar de combatir estas problemáticas:
- Modificar la planeación urbana, para que incluya la movilidad como uno de sus ejes rectores.
- Controlar la tierra periurbana.
- Incentivar la renta de vivienda en las ciudades.
- Considerar la expansión urbana y el tráfico inducido en las Manifestaciones de Impacto Ambiental.
- Modificar los mecanismos de desincorporación de tierra de los ejidos para requerir que se ajusten a los planes de desarrollo urbano.
- Redirigir el financiamiento público al transporte público y no motorizado, y establecer una moratoria (incluyendo financiamiento), en las zonas metropolitanas a las grandes obras viales, como autopistas urbanas o distribuidores viales, pues éstas tienden a inducir un mayor uso del auto y expansión de las ciudades.
- Establecer en el Programa Nacional de Desarrollo Urbano una política de contención de la expansión territorial, que tome en cuenta a la movilidad como eje estructurador del espacio urbano y que impulse el DOT (Desarrollo Orientado al Transporte).
- Financiar transporte público masivo solo si cumple estándares internacionales de calidad y/o tiene una estrategia de Desarrollo Orientado al Transporte.
Esperemos ver en algún momento una política pública encaminada a generar una mejor movilidad y transporte público. Que nuestras ciudades lleguen a parecerse un tanto a otro tipo de urbes que privilegian la sustentabilidad antes que otros aspectos. Ojalá que en un futuro próximo podamos tener en Aguascalientes un sistema de transporte público de calidad, vialidades para ciclistas, así como una mancha urbana compacta, con mejor equipamiento y planeación urbana, donde se sancione la especulación inmobiliaria, se privilegie al peatón sobre el automovilista. Es recomendable leer los casos de Curitiba en Brasil, la regeneración urbana en Bogotá, conocido como el Urbanismo Social, Distrito TEC en Monterrey, entre otros proyectos, encaminados a generar un entorno mas digno para la ciudadanía.