De acuerdo con información de la ONU, la industria textil es una de las más contaminantes a nivel mundial. Ante ese dilema, Satin Export, empresa fundada en 1996 que produce una gran variedad de telas circulares elaboradas con fibras sintéticas (como lycra, nylon, poliéster, supplex, tactel y microfibras), ha puesto en práctica diversas estrategias para promover la sustentabilidad.
A través de un robusto sistema fotovoltaico, genera el 100% de la energía de sus maquinarias, oficinas, computadoras y focos. Además, ha implementado tecnología israelí de última generación para tratar y purificar cada litro de agua empleada en sus procesos de tintura (varios millones de litros anuales), lo que permite su reutilización.
Ha optado por utilizar combustibles menos contaminantes, como el gas natural. A su vez, incorporaron el uso de iluminación LED, la separación y reciclaje de toneladas de cartón y papel, entre otras estrategias.
De manera muy regular, Satin Export mide sus emisiones, litros de agua tratada y consumo de energías. Lleva un registro preciso de reprocesos y materiales para reciclar (para asegurarse de mantener una mejora continua), así como evaluaciones de organismos externos, que aseguran el cumplimiento de todas las obligaciones en materia de Medio Ambiente, dictadas por dependencias locales y federales.
La empresa de textiles hace hincapié en que todos estos cambios ambientales han influido también en su cultura organizacional: ser creativos ante los imprevistos, honestos y proactivos con el planeta. Representantes de la misma recalcan que tener un enfoque sustentable no puede ser solo una moda o una voluntad momentánea, sino todo un cambio de paradigma que afecta a todos los escalones del equipo:
“Si desde la administración no se tiene una firme convicción hacia el cambio, será difícil permear esta nueva cultura en los demás niveles de la empresa. Creo que nos falta visión e información en cuanto a los retos que se avecinan en los próximos años. Si alguien nos hubiera alertado con más precisión de los retos que el COVID-19 nos traería, ¿no nos hubiéramos preparado mejor? Ahora es el turno de la Crisis Climática”, declaran.
La empresa ha invertido en sus proyectos de sustentabilidad alrededor de 40 millones de pesos, que han representado un incremento en la productividad de 32% (a la fecha). Pero ser un grupo con enfoque verde implica no sólo mejoras económicas (su facturación conjunta de energías, agua y combustible bajó en más de 80%), sino también una puerta a nuevos aliados.
Prueba de esto ha sido que, a través de su visión como compañía, ha aumentado su producción y ha concretado negocios importantes con empresas que empatan con sus objetivos (interesadas en que sus productos se fabriquen de una manera sustentable).
El camino hacia los Objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible requieren esfuerzos constantes. De ahí que representantes de empresas declaren:“Estamos explorando varios proyectos que nos emocionan. Uno de ellos es el cambio a empaques biodegradables para seguir contribuyendo a esta causa y frenar la generación de basura”.