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San Marcos, la feria más grande de México

Alejandro Basáñez Loyola

El fenómeno de las apariciones marianas ha sido un elemento generador de nuevos templos y sitios de culto, en los cuales se congregan millones de personas que esperan un milagro. Los templos marianos más visitados en el mundo (como El Escorial, Fátima, Lourdes, Garabandal, Palmar de Troya y el Tepeyac en México) nacieron como consecuencia de una aparición de la virgen María. La excepción es el caso de San Juan: la virgen no apareció en el lugar, pero sí realizó un portentoso milagro que derivó en la construcción del segundo templo más visitado del país.

La historia de este edificio inició allá por 1623 en Mezquititlán o lugar de mezquites, en la región de San Juan Bautista, que a partir de 1633 sería poblada por habitantes de Santa María de los Lagos (Lagos de Moreno), quienes llamarían a este poblado San Juan de los Lagos. Fray Miguel de Bolonia regaló a la naciente villa una imagen mariana sencilla, trabajada en madera, con una cara y manos finamente tallados, y ataviada con un vestido.

En el año de 1623, la localidad fue visitada por un cirquero que deleitó por varios días a los habitantes. En uno de los actos de equilibrio, la hija de este hombre resbaló y cayó sobre una de las filosas espadas que utilizaban bajo el cable para hacer más emocionante y mortal la temeraria suerte. Preso del dolor, pidió perdón al cielo por haber metido a su pequeña en una profesión tan peligrosa. En ese momento, una anciana indígena se le acercó, le dijo que fuera a la capilla del pueblo, pusiera sobre el pecho de la niña a Cihualpilli (La Gran Señora) y ella le devolvería la vida. Corrió a la capilla y, una vez ahí, puso sobre el pecho de la niña la apolillada figura.

Ante el asombro del padre y de los curiosos, la chiquilla volvió en sí como si nada hubiera ocurrido. En agradecimiento, el cirquero prometió llevar a Guadalajara la figurilla para restaurarla; pero un hombre extraño, de rasgos finos y elegantes ropas se ofreció para hacer el trabajo de restauración. Al día siguiente, la virgen estaba junto a la cama del propietario del circo, tan bella como ahora se le ve en el templo.

A partir de ese momento, los milagros se agolparon y dieron lugar a la construcción del famoso santuario. En 1643, el bachiller Diego de Camarena edificó la Capilla del Primer Milagro. Para 1682, se terminó la parroquia. En 1732, el obispo de Guadalajara, Carlos de Cervantes, comenzó a construir la actual basílica. Los papas Pío XI, Pío XII y Juan XIII le dieron el rango de Colegiata, Basílica y Catedral.

Se dice que la Feria de San Juan data de 1666, fecha en la cual el obispo de Guadalajara la instituyó. A finales del siglo XVIII, sus visitantes eran alrededor de 50,000 entre comerciantes, curiosos, bandidos y peregrinos. En 1797, Carlos IV le concedió el grado de feria anual debido a la multitud que congregaba. Después de la Independencia, la popularidad de esta fiesta siguió en aumento, lo cual convirtió a San Juan en el mercado más grande de Occidente, en donde se reunían ganaderos, mercaderes, artesanos… Su fama también creció por su exquisita comida, cantinas, diversión, toros, casinos y bellas mujeres.

En 1828, Aguascalientes aprovechó un momento de tranquilidad y bonanza económica para organizar, del 20 de octubre al 20 de noviembre, su primera feria, la cual competiría con las de Acapulco, Jalapa y San Juan de los Lagos. Durante veinte años seguidos, sería realizada en El Parián (zona comercial) de la ciudad.

El estado aprovechó su ubicación estratégica en el Camino Real para organizar un evento distinto al de San Juan, que de alguna manera siempre estaba saturado por las visitas a la milagrosa virgen y se había llenado de bandidos.

En 1848, la verbena hidrocálida cambió su sede al Jardín de San Marcos y se llevó a cabo en el mes de abril. Con los años, este lugar se convertiría en icono de la localidad.

Posteriormente, en 1924, las aguascalentenses comenzaron a participar en reñidos concursos de belleza y hasta el día de hoy, una joven es elegida como la reina de la Feria Nacional de San Marcos para representar a la entidad.

Otro de los atractivos de esta fiesta es el tradicional desfile de primavera, realizado el 25 de abril (día del santo patrono). El desfile congrega a más de cien mil personas que son testigos de una muestra polícroma de la fantasía y creatividad aquicalidenses.

El tradicional Serial Taurino es una parte primordial de la celebración y Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado. En 1896, nació la Plaza de Toros San Marcos, construida en un lapso récord de cuarenta y ocho días; pero debido a la gran cantidad de corridas, se mandó edificar una nueva plaza en 1974, la Monumental de Aguascalientes, la cual aumentó su capacidad en 1992 para albergar hasta quince mil espectadores.

La Feria Nacional de San Marcos ofrece una gran variedad de eventos para el público en general: peleas de gallos, charrería, presencia de un estado de la república como invitado especial, teatro del pueblo, ferial, Premio Nacional de Arte Joven, Premio Nacional de Poesía, concurso de la canción aguascalentense, certamen del rebozo, certamen de talla en madera, concurso de traje típico, etcétera.

Este mes de abril, dése un tiempo para visitar esta gran fiesta y disfrute al máximo de ella. De paso, visite a la santa patrona de San Juan de los Lagos, que también es de Aguascalientes por tradición.

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