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San Luis Potosí y su idilio con Leonora Carrington

Leonora Carrington es considerada una de las artistas más prominentes del movimiento surrealista. Se dedicó a la pintura, escultura, grabado, textiles, joyería, escritura de novela y cuento. Sus obras simplemente nos llevan a una dimensión fantástica. 

Aunque nació en Inglaterra (1917), gran parte de su vida la pasó en México, país donde residió desde 1942 hasta su fallecimiento en 2011, por lo que no es extraño que en San Luis Potosí se haya decidido abrir un museo para exponer permanentemente su legado artístico. 

El Museo Leonora Carrington, el primer recinto a nivel mundial en rendirle homenaje, fue inaugurado en marzo de 2018. Ocupa el área de Procesados de la Antigua Penitenciaría Potosina, hoy convertida en el Centro de las Artes San Luis Potosí Centenario, enclavado en una superficie de 2,500 metros cuadrados, de los cuales se rehabilitaron 2,422. 

El inmueble consta de cuatro edificios con alrededor de 20 celdas cada uno, así como un patio central y cuatro áreas abiertas con esculturas monumentales. 

El acervo en exhibición incluye obra escultórica concebida por la artista en los últimos años de su vida, desde trabajos pequeños hasta monumentales de casi siete metros. También forman parte de la colección, de más de cien piezas, joyas, litografías y bocetos inéditos. 

En el recinto hay talleres, biblioteca, sala audiovisual, tienda y cafetería. Además, está el Centro Internacional de Estudio y Difusión del Surrealismo, dedicado a la investigación de este movimiento artístico y su presencia en México. 

Pero el idilio de San Luis Potosí con Carrington no se limita a un magno lugar en el centro histórico de la capital. En el pueblo mágico de Xilitla también se construyó un museo que alberga una colección de escultura, litografía y dibujo. 

Fue inaugurado en octubre del año pasado y muestra 63 esculturas de bronce, algunas de gran formato; una exposición de 25 máscaras; un par de tapices grabados; litografías; fotografías; dibujos y herramientas de trabajo de la artista, donadas por su hijo Pablo Weisz.

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