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San Juan Teotihuacán: el primer verdor

Piramides

En el Estado de México se ubica uno de los pueblos mágicos más representativos del país, el cual conjuga la riqueza cultural, histórica y arqueológica que distingue a México en todo el mundo. San Juan Teotihuacán se encuentra a 45 kilómetros del noroeste de la Ciudad de México y a 119 kilómetros de la ciudad de Toluca. Recibió la denominación de pueblo mágico en 2015.

La cultura teotihuacana comenzó a gestarse hacia el año 500 a. C. Teotihuacán, según estudios recientes, significa “ciudad del sol”; el vocablo original alude a que “ahí se nombraba al Sol, al legítimo gobernante”, detalló el INAH en un comunicado emitido a principios de este año.

En la antigüedad, el valle de Teotihuacán estaba ocupado por una serie de aldeas, cuyo desarrollo urbano puede compararse al de Tenochtitlán. Entre los edificios construidos durante ese periodo destacan las Pirámides del Sol y la Luna, el Templo de Quetzalcóatl y el mercado.

En la época colonial, la ciudad tomó el nombre de San Juan Teotihuacán y fue encomendada, a fines del siglo XVI, a Francisco de Verdugo Bazán.

 

Lo que debes visitar

El origen del pueblo moderno está marcado por el antiguo monasterio de San Juan Bautista, el cual fue fundado en 1548. El exconvento es uno de los puntos a visitar por la imponente belleza que tiene cada uno de sus rincones. Cuenta con una portada de tipo atrial y arcos ornamentados; además de una representación escultórica de San Juan Bautista que está colocada en un nicho.

Otros de sus atractivos son la Catedral del Divino Redentor y el Templo de Nuestra Señora de la Purificación, ubicado en el barrio de La Concepción.

Ahora que si lo que se busca es disfrutar de la naturaleza, es obligado visitar el Jardín de las Cactáceas, donde hay diversas especies de flora de la región como palmas, magueyes y biznagas, apostadas en un predio de 15 hectáreas. También se puede ir a Reino Animal, un zoológico estilo safari que está rumbo a Tulancingo.

Los balnearios Cuauhtémoc y la Fuente son una buena opción para la diversión de chicos y grandes, debido a que cuentan con chapoteaderos, piscinas y áreas verdes.

Otras paradas son la Zona Arqueológica de Teotihuacán, Parque Estatal Sierra de Patlachique, Cerros Maninal, Colorado, Río Barranquilla del Águila, Río San Juan, Puente de Carlota o Emperador, Mansión del Alemán, Iglesia de San Francisco Mazapa, Capilla de Puxtla, Iglesia de Santa María Maquixco y los Arcos del Tenerife.

Fotografía: Emma Lozano

¿Qué más hay que hacer?

Los baños en temazcal son una de las actividades que más realizan quienes buscan relajarse y olvidarse un poco de la ajetreada rutina urbana; pero si lo que se pretende es conocer todo el pueblo, puede recorrerse en bicicleta o apreciarse desde las alturas en un globo aerostático.

El lunes es el día en que se instala el tradicional tianguis, el cual está conformado por cientos de puestos que son establecidos entre la zona arqueológica y el antiguo monasterio. Se pueden encontrar todo tipo de artesanías, frutas, verduras y alimentos preparados. También puedes ir a la plaza principal, el kiosco y el mercado municipal. Éste último existe desde principios del siglo XX y en 2005, cuando decidieron instalar un nuevo sistema de drenaje, fueron descubiertos en él los vestigios de un altar de casa, que data aproximadamente del 450 d.C., y tres tumbas con los restos de seis individuos.

Por supuesto, no puede faltar la comida típica, la cual puede comprarse en el mercado o el tianguis. Entre las opciones a probar están los mixiotes de pollo o carnero con nopales y tortillas hechas a mano. También puedes comer quesadillas de maíz azul con chapulines, tamales de larva de hormiga o tortas de escamoles con guacamole y arroz.

En cuanto a las fiestas y celebraciones de San Juan Teotihuacán, es recomendable acudir a la Feria Regional de la Obsidiana, que se efectúa en el mes de marzo. En ella se ofrece una serie de actividades artísticas y culturales, además de la venta de productos de obsidiana.

La fiesta dedicada a San Juan Bautista se realiza el 24 de junio. Ese día se celebran misas, una peregrinación, y pueden apreciarse juegos pirotécnicos.

El festejo en honor del Cristo Redentor se lleva a cabo el 16 de julio y tiene una duración de tres a ocho días. Incluye danzas indígenas como la de los Sembradores, los Santiagueros y los Aztecas.

Si quieres tener un recuerdo de tu viaje a este pueblo mágico, podrás adquirir diversas artesanías: figurillas y máscaras de barro, jade y obsidiana, que imitan a las elaboradas en el periodo prehispánico. Además, se venden prendas de vestir hechas en telares como chales, gabanes y suéteres.

Fotografía: Emma Lozano

Zona Arqueológica de Teotihuacán

Mención aparte merece la zona arqueológica. Según el mito, esta ciudad fue elegida por los dioses para crear el centro del universo.

Año con año, miles de personas se dan cita en este lugar para recibir la primavera y bañarse con los rayos del sol en la pirámide que lleva el nombre de este astro. Los visitantes van ataviados con prendas y pañuelos blancos. Con los brazos abiertos, los ojos cerrados y de cara al cielo, se llenan de energía cósmica.

La ciudad prehispánica de Teotihuacán es la zona arqueológica más visitada del país. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987, y con ella se inició el rescate arqueológico en México con la visión de mostrar al mundo la riqueza prehispánica.

El área abierta al público tiene una extensión de 264 hectáreas, donde se concentran los principales complejos de edificios monumentales como La Ciudadela y el Templo de la Serpiente Emplumada, la Calzada de los Muertos, las Pirámides del Sol y la Luna, el Palacio de Quetzalpapálotl y cuatro conjuntos departamentales con pintura mural (Tetitla, Atetelco, Tepantitla y La Ventilla); además de otros dos conjuntos de corte habitacional denominados Yayahuala y Zacuala.

También hay que visitar el Museo de Murales Teotihuacanos «Beatriz de la Fuente», que tiene uno de los acervos más importantes de pintura mural prehispánica; y el Museo de la Cultura Teotihuacana, donde se dan a conocer los últimos avances en la investigación arqueológica del sitio, a través de una exposición temporal, y se puede pasear por el jardín escultórico y el jardín botánico. En este lugar hay un teatro al aire libre y el edificio sede del Centro de Estudios Teotihuacanos.

Fotografía: Emma Lozano

Debido a que es prácticamente imposible conocer toda la zona arqueológica en un solo día, hay recorridos preestablecidos para que los visitantes la disfruten:

La Ruta Monumental permite caminar por la Calzada de los Muertos, eje principal de la ciudad, y conocer sus principales complejos arquitectónicos, como son La Ciudadela, el Gran Conjunto, el Complejo Calle de los Muertos, los Edificios Superpuestos, Plaza Oeste y el Complejo Arquitectónico Pirámide del Sol y la gran Plaza de la Luna.

La Ruta de la Pintura Mural se enfoca en las expresiones plásticas de los antiguos teotihuacanos plasmadas en los muros de la ciudad. Se recorre el Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente” y se admira los murales del Conjunto Arquitectónico Jaguares, el edificio conocido como Quetzalpapálotl, el gran Mural del Puma y el Conjunto Arquitectónico Tepantitla, donde se puede apreciar uno de los murales más completos y espléndidos de la cultura teotihuacana, conocido como el Tlalocan.

 

Un poco de historia de la zona arqueológica

La excavación más antigua con fines arqueológicos que se conoce en Teotihuacán la realizó Carlos de Sigüenza y Góngora en 1675 en la Pirámide de la Luna; pero los primeros estudios sistemáticos iniciaron en 1865 con Ramón Almaráz, quien efectuó un levantamiento topográfico de la zona y determinó las coordenadas geográficas del sitio.

En 1885, Porfirio Díaz creó la Inspección General de Monumentos con Leopoldo Batres al frente, quien se encargó del cuidado y conservación de los monumentos arqueológicos del país y emprendió formalmente las investigaciones en varios sitios, entre ellos la antigua metrópoli teotihuacana.

En 1905 inició la exploración de la Pirámide del Sol con el fin de tenerla liberada en 1910 para celebrar las fiestas del centenario de la Independencia de México. Por este motivo, se adquirieron terrenos aledaños a los monumentos para dar paso a la primera zona arqueológica del país.

En 1917 la Secretaría de Agricultura y Fomento, a través de Manuel Gamio, inició un estudio de carácter integral e interdisciplinario, el cual es considerado como uno de los más importantes proyectos de antropología realizados en el país.

Desde entonces se han llevado a cabo una serie de excavaciones cuyos resultados han permitido conocer más sobre el entorno en el cual vivían los pobladores de la zona. En 1984 se creó la Unidad de Salvamento Arqueológico del Centro INAH Estado de México (USACREM), que ha hecho más de 500 intervenciones dentro del polígono de protección, en las modalidades de salvamentos y rescates. Las labores de exploración continúan, y como parte del programa institucional se realiza el proyecto de conservación de la Pirámide del Sol.

 

Fuentes: INAH, SECTUR, México Desconocido, Enciclopedia de los Municipios y Delegaciones de México.

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