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Salud alternativa y otras fuentes de energía, ¿un mercado ancestral?

“La mejor medicina de todas es enseñarle a la gente cómo no necesitarla” 

Hipócrates de Cos

Indudablemente, la medicina es tanto o más antigua que el ser humano. Por mucho tiempo, la mitología, la superstición y las creencias mágico-religiosas jugaron un rol único en la comprensión de la salud y la enfermedad. 

Hipócrates, el padre de la medicina, comprendió a esta última como un fenómeno natural, derivado de causas ambientales y físicas, capaces de ser comprendidas —al contrario de las ininteligibles causas divinas o espirituales de la época—. 

Para el filósofo y médico de la Antigua Grecia, al ser un fenómeno natural, la enfermedad también es tratable mediante el término latino Vis Medicatrix Naturae, del griego Νόσων φύσεις ἰητροί (es decir, el poder curativo de la naturaleza como fuente de salud). 

Bajo la conciencia de “volver a lo natural” y valorar el poder de la mente sobre el bienestar físico, el ser humano ha priorizado la conciencia sobre nuestra responsabilidad ante la salud y el autocuidado, antes de requerir ayuda proveniente del sistema médico convencional. 

Dicho espectro coloca a la Medicina Complementaria y Alternativa (CAM por sus siglas en inglés) como respuesta y consecuencia de esta creciente tendencia social humana.

Este polifacético campo comprende diversas prácticas, productos, terapias y agentes con diferentes niveles tanto de entrenamiento como de conocimiento. Al basarse en las propiedades curativas de la mente, la fisiología, la naturaleza, entre otros aspectos (que en su mayoría no han sido comprobados científicamente), no forma parte de la medicina tradicional.

Si se usa un enfoque no convencional junto con la medicina convencional, se considera complementario. En cambio, si se utiliza solamente lo no convencional, se considera alternativo. Depende de cada tratamiento específico si se puede o no aliar con otra práctica medicinal.

Múltiples prácticas de CAM se utilizan hoy en día, mismas que se pueden diferenciar en cinco categorías:

Sistemas médicos alternativos

Intervenciones corporales y mentales

Tratamientos con base biológica

Métodos manipulativos basados en el cuerpo

Terapias energéticas

De acuerdo con el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral (NCCIH por sus siglas en inglés), de Estados Unidos de América, los diez enfoques más comunes en adultos son: uso de productos naturales, respiración profunda, yoga, quiropráctica, meditación, masajes, dietas especiales, homeopatía, técnicas de relajación, e imaginación guiada. 

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¿Qué tan eficaz es la CAM? ¿Está basada en evidencia?

Desde el inicio de los tiempos, existe abundante evidencia sobre la mejoría de pacientes gracias a prácticas naturalistas. A pesar de su antigüedad, no es posible asegurar su efectividad sin un ensayo clínico.

La medicina convencional a menudo cuenta con el respaldo de múltiples empresas, lo que se traduce en suficientes partidas presupuestales para la realización de los ensayos correspondientes. Sin embargo, en la CAM, por la carencia de estos fondos, los ensayos son más difíciles de realizar. 

En ese sentido cabe recordar la capacidad autocurativa del cuerpo con base en la mente: la sugestión puede obrar milagros. 

Ante tal panorama, el gobierno de EUA creó el antes mencionado NCCIH. Este organismo regula y determina tanto la utilidad como la seguridad de prácticas de salud complementarias e integradoras bajo investigación científica. 

Para demostrar su efectividad, el centro distribuye las prácticas en tres niveles de apoyo para su uso:

Bajo la insignia de comprobar la calidad de estas prácticas, la plataforma Bloom evaluó más de cinco mil ensayos; tan sólo 258 resultaron en estudios controlados y aleatorizados.

Si bien no todas, algunas de las prácticas de la CAM pueden representar un gran desafío para los investigadores, debido a factores como el riesgo de sesgo en la interpretación de resultados, personal “médico” sin formación convencional, e implementación de técnicas basadas en la experiencia (y no en la evidencia). 

Aunque los defensores de la CAM reconocen que el efecto placebo puede significar beneficios en las terapias alternativas, señalan que estos no disminuyen su validez. Dichas prácticas pueden brindar beneficios para la salud a través del empoderamiento del paciente. 

Además, siempre y cuando se utilicen tratamientos alternativos, sin dejar los convencionales, la mayoría de los médicos encuentran aceptable la mayoría de las prácticas de la CAM. Por ello, aquellos tratamientos en que se comprueba su efectividad y riesgo nulo son adoptados dentro del sistema médico convencional. 

Popularidad de la CAM en el mundo

Hacer frente a los efectos secundarios de tratamientos de cáncer, o aliviar la preocupación y el estrés, destacan como las principales razones por las que aquellos que padecen enfermedades crónicas incorporan dichas modalidades a sus tratamientos. 

En los Estados Unidos de América, de acuerdo con la epidemióloga Sharon Sayda, 60% de los adultos con artritis, 55% de pacientes con cáncer o con dos o más enfermedades crónicas, 46.4% de enfermos cardiovasculares, 43.6% de adultos sin enfermedad crónica, y 41% con diabetes usan algún tipo de terapia complementaria o alternativa.

Además, el NCCIH reportó que alrededor del 12% de los niños y más del 30% de los adultos utilizan enfoques de la salud que no suelen formar parte de la medicina convencional. 

De acuerdo con cifras del hospital Beth Israel en Boston, se estima que alrededor del 80% de la población mundial confía en al menos una práctica perteneciente a la CAM —en especial, en el poder medicinal de las plantas—.

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