En la próxima década, la industria automotriz experimentará una transformación radical; no será en la estética de los automóviles sino en cambios que ligan a la cadena de suministro, los sistemas de propulsión, el comportamiento del consumidor y la integración de piezas tecnológicas.
A esta conclusión llegaron más de mil 100 agentes de 31 países en la edición 2021 de la “Encuesta global de ejecutivos automotrices”, que elaboró la consultora KPMG.
De acuerdo con el informe, la expectativa es que, para 2030, los vehículos eléctricos acaparen la mitad del mercado de automóviles en Japón, China, Estados Unidos y Europa Occidental, así como alrededor del 40% en Brasil e India.
La compañía Renishaw, especializada en metrología y sistemas para el sector médico-sanitario de alta precisión, detalló que las empresas que triunfen en el mercado eléctrico serán aquellas equipadas para evolucionar rápidamente en sus diseños —mediante procesos de inspección y fabricación suficientemente inteligentes y flexibles—.
El corazón del sistema eléctrico
73% de los encuestados espera que, al finalizar esta década, los vehículos eléctricos alcancen la paridad de costos con los automóviles de combustión interna. En tanto, 77% cree que los vehículos eléctricos lograrán una adopción generalizada sin subsidios gubernamentales, pese a que 91% apoya tales subsidios.
Al ser la batería recargable el corazón del vehículo eléctrico, la industria ha acelerado el desarrollo y la investigación de composiciones químicas con menor dependencia de minerales. Sin embargo, aún existe preocupación por el suministro de elementos, no sólo productos infrecuentes como el litio (utilizado en baterías), sino también acero, aluminio y cobre.
La infraestructura para batería también es un reto para satisfacer la demanda del mercado. 30% de los ejecutivos espera que la terminal de carga se abastezca de energía desde el hogar; 22% en estacionamientos; 18% en estaciones privadas; 15% en el trabajo y el mismo porcentaje esperan que estén en la calle.
Respecto al tiempo de carga, 77% de los encuestados estaría dispuesto a esperar 30 minutos para almacenar el 80% de energía. Esto requiere estaciones de carga rápida de corriente continua (CC) cuyo costo ronda los 100 mil dólares cada una.
En Estados Unidos, por ejemplo, menos del 20% de los puntos de carga de vehículos eléctricos públicos existentes son cargadores rápidos de CC. Muchos de ellos todavía no son lo suficientemente rápidos para lograr una recarga del 80% en 30 minutos.
Una fábrica de datos
Los automóviles generarán grandes cantidades de datos, lo que abre un nuevo mercado para que las compañías vendan la información del conductor y del vehículo a las aseguradoras.
Dada la confidencialidad de la información, los consumidores confiarán más en los fabricantes de vehículos para su resguardo por encima de compañías tecnológicas, proveedores de soluciones de movilidad y concesionarios de coches.
La razón, indicó KPMG, es que 81% de los ejecutivos confía en que los fabricantes tienen protecciones adecuadas de seguridad cibernética y privacidad de datos.
Las nuevas tecnologías que encenderán a la industria
A medida que los ejecutivos automotrices miran hacia el futuro enfrentan decisiones críticas sobre dónde y cómo invertir. La mayoría (28%) destinará recursos para integrar nuevas tecnologías de propulsión, el resto lo hará en:
- Hardware y software de vehículos autónomos: 23%
- Tecnologías de vehículos conectados: 20%
- Computación avanzada: 16%
- Vehículos menos pesados: 13%
Muchos fabricantes y proveedores venderán activos no estratégicos a fin de recaudar efectivo e invertir en nuevas tecnologías. De igual forma, en los próximos años, las marcas tendrán adquisiciones y asociaciones en nuevas empresas de tecnología, afirmó el 53% de los ejecutivos.
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Consumidores y modelos digitales
Otro cambio que experimentará la industria es la compra por internet; 78% de los ejecutivos considera que la mayoría de los automóviles nuevos se adquirirán en línea para 2030. En cambio, 47% cree que al menos 60% serán vendidos directamente por los fabricantes de autos.
De acuerdo con estos últimos, el entretenimiento y la conectividad personal, así como una experiencia de compra, marca e imagen, conectividad del vehículo y bajas emisiones son las principales características que decidirán la compra de un automóvil durante los próximos cinco años.
Igualmente, las suscripciones de automóviles competirán con ventas y arrendamientos para 2030. En dicho año, los clientes podrían hacer una suscripción a un fabricante de automóviles que les permitiría cambiar periódicamente de un modelo a otro en la línea de productos.
Por tipo de empresa, los fabricantes de automóviles se posicionarían como la mejor opción para aplicar el modelo de suscripción (45% de las preferencias), mientras que el resto de jugadores en este nicho serían:
- Distribuidores: 22%
- Plataformas de comercio electrónico: 16%%
- Empresas que rentan coches: 13%
- Start ups: 4%
Autonomía para los vehículos pesados
Para 2030, las unidades autónomas ingresarán a través de la industria de transporte de carga o de entrega en las principales ciudades de Estados Unidos, China, Japón y Europa Occidental.
Asimismo, varias industrias podrían gestionar el manejo de estas unidades, pues el mercado está abierto tanto para empresas de tecnología de vehículos autónomos y fabricantes de automóviles como para compañías de alquiler, de logística/entrega y autoridades de transporte público.
En la actualidad, Tesla es considerado como el mayor fabricante de vehículos autónomos, seguido de Huawei y Cruise Automation.
¿Qué riesgos enfrentaría la industria?
La cadena de suministro y la mano de obra son las principales preocupaciones suscitadas por la reciente volatilidad de los precios de las materias primas —sumado a una reducción de trabajadores de bienes duraderos—.
El entorno regulatorio para el comercio también es un riesgo latente: 57% de los ejecutivos explicó que el costo y la complejidad de las reglas comerciales, así como los aranceles, aumentarán en los próximos cinco años. Por lo anterior, concluyen que su objetivo es ejercer un mayor control de la cadena de suministro y realizar inversiones directas en proveedores.