Rosario Marín nació en la Ciudad de México, pero emigró a los 14 años a Huntington Park, California, donde emprendió un camino de esfuerzo y dedicación que la llevó a ser la primera mujer mexicana en ser tesorera de los Estados Unidos, nombrada por George W. Bush.
Su huella ha servido de inspiración para la población femenina y latina, grupos minoritarios en la política estadounidense. Ahora, continúa un camino de conferencista y oradora para seguir alentando a las mujeres a seguir sus sueños.
Tejedora de sueños
“Hoy me siento como una jardinera, sembrando semillas de grandeza. Me llena de orgullo y humildad ver que, a través de mis conferencias, he brindado algo valioso a las personas. Si no les he dado algo nuevo, al menos he ayudado a que descubran lo que tienen dentro de sí mismas para seguir adelante y atreverse a más”, menciona Rosario Marín.
Rosario Marín destacó la gran brecha de género que aún persiste en la política y la sociedad. Ella mencionó que mientras otros países están avanzando hacia tener una mujer presidenta, en su propio país esto aún parece un sueño distante: «Ustedes [México] van a tener la primera mujer presidenta. Nosotros no tenemos… No se ve en ningún momento que esto llegue a suceder muy pronto«.
Sin embargo, la oradora reconoció que a nivel mundial, las mujeres están comenzando a ocupar los roles de representación que merecen, aunque subrayó que todavía queda un largo camino por recorrer.
Durante la pandemia, los países gobernados por mujeres demostraron un liderazgo efectivo y distinto, según Rosario Marín. Ella expresó su convicción de que, cuando se les brinda la oportunidad, las mujeres no solo están capacitadas, sino también ansiosas de asumir estos roles: «Cuando se nos da la oportunidad, las mujeres hacemos un buen trabajo. Estamos preparadas, vamos con todo, y lo hacemos simplemente de una forma diferente a los hombres«.
Rosario Marín, exsecretaria de Comercio de Estados Unidos, afirma que las mujeres ejercen un liderazgo diferente al de los hombres con excelentes resultados. ¿En qué radica esta diferencia? Según Marín, las mujeres tienen una visión más a largo plazo y trabajan más por el consenso.
«Tratamos de escuchar más el punto de vista de los demás«, algo que, según ella, es característico de las mujeres. Marín lo ilustra con una analogía: «Como madres y padres, cuando tenemos varios hijos, no nos enfocamos solo en uno, sino que tratamos de entender qué está pasando con cada uno y cómo podemos resolver los problemas de manera balanceada«.
Esta capacidad de escucha y búsqueda de consenso se traduce en paciencia y un fuerte deseo de ayudar. «No somos tan competitivas como los hombres«, señala Marín, y esto es algo que debemos enseñar a las niñas: «ser un poco más competitivas«.
Sin embargo, Marín también reconoce que los hombres deben estar más dispuestos a crear consensos, mientras que las mujeres deben estar más dispuestas a entrar en la competencia. En definitiva, se trata de un equilibrio: aprender de las fortalezas de cada género para construir un liderazgo más efectivo y completo.
Integridad como bandera
Rosario Marín, reconocida figura política y autora, destaca tres valores fundamentales que guían su vida personal y profesional: hacer siempre lo correcto, dar lo mejor de sí misma y tratar a los demás con respeto.
En sus conferencias y en su libro, Marín enfatiza la importancia de actuar con integridad, sin importar las circunstancias. «No hay excusas ni pretextos«, afirma. «Si hay alguna duda, elige hacer lo correcto.«
Para ella, la política no es una excepción. «En política, si tienes que explicar tus acciones, ya cometiste un error«, señala. Por lo tanto, la transparencia y la ética son pilares fundamentales en su filosofía.
El segundo valor fundamental para Marín es dar lo mejor de sí misma en todo lo que emprende. «Entrega lo mejor de ti en todo lo que hagas«, recomienda. «Realiza tus tareas con amor y dedicación«.
Cree que cuando se trabaja con pasión y compromiso, los resultados son más satisfactorios y se contribuye de manera más significativa a la sociedad. «Cumplimos nuestra misión en este mundo al hacer nuestras labores diarias con mucho cariño y compromiso«, afirma.
Finalmente, Marín resalta la importancia de tratar a los demás con el mismo respeto y amabilidad que se desea recibir. «Imagina un mundo en paz y tranquilidad cuando todos tratamos a los demás como quisiéramos que traten a nuestros abuelos, padres, parejas e hijos«, propone.
Va más allá de la simple regla de oro, pues sugiere pensar en el bienestar de nuestros seres queridos como guía para interactuar con el mundo. «Creo que es aún más poderoso pensar en cómo queremos que traten a las personas que amamos«, explica.
Estos tres valores, hacer siempre lo correcto, dar lo mejor de sí misma y tratar a los demás con respeto, son pilares fundamentales en la vida de Rosario Marín, tanto en el ámbito personal como profesional. Ella está convencida de que estos principios pueden contribuir a crear un mundo mejor, más justo y compasivo.