El Aguascalientes del ayer parece haber quedado muy atrás. En ese tiempo, cuando alguien “daba su palabra”, otorgaba la garantía más grande de que cumpliría cabalmente un acuerdo, pues la integridad y la honradez eran los valores más importantes entre la reducida población de la entidad. Por lo tanto, no era frecuente buscar protección adicional más allá de una simple firma en alguna cuestión de negocios.
En la actualidad, las cosas han cambiado. En un mundo globalizado, las fronteras geográficas que existían en el ámbito empresarial han desaparecido casi por completo. Las áreas de influencia de las pequeñas y medianas empresas ya no están establecidas únicamente por los límites del estado o la región en que fueron creadas; el desarrollo tecnológico y la aparición de nuevos competidores foráneos han ido forzando a los empresarios a buscar herramientas que ayuden a blindar sus tratos y transacciones.
“Es común que cuando un empresario o una dependencia gubernamental solicita los servicios profesionales de algún proveedor o contratista tenga dudas sobre la compañía que contrata».
Por eso, es prioritario para quienes celebran un contrato de prestación de servicios o adquisición de bienes, cerciorarse de que su contraparte responderá según lo convenido.
“Es común que cuando un empresario o una dependencia gubernamental solicita los servicios profesionales de algún proveedor o contratista tenga dudas sobre la compañía que contrata. ¿Podrá o no cumplir con sus obligaciones en el debido tiempo y con las especificaciones acordadas?”, reflexiona el licenciado Gregorio Romero Rosales, director general de Romero y Asociados, firma especializada en la gestión de afianzamiento de negocios.
Desde hace veinticinco años, Romero y Asociados se ha dedicado a la expedición de fianzas y seguros de todo tipo. Ha logrado consolidarse como el principal agente afianzador en el sector de la construcción, con una participación de mercado del 40 por ciento entre los contratistas de gobierno.
Fianza, una garantía de peso
A decir del licenciado Romero, hay una sencilla manera de eliminar la incertidumbre sobre el posible incumplimiento de la persona que tenemos enfrente y con quien pretendemos negociar: que alguien firme como su aval. Una firma solidaria que se comprometa y que tendrá que ser lo suficientemente solvente para responder por lo que el “incumplido” dejó de hacer o dejó a medias. Pero, ¿quién podría otorgar su firma para avalarlo? Empresas que para ello han sido creadas, las compañías afianzadoras.
“Trabajamos de la mano con los dos grupos de afianzadoras más importantes que operan en México. Junto con ellas, analizamos los riesgos de negocio de nuestros clientes. Debemos estar conscientes de que tanto el seguro como la fianza, pueden hacer la diferencia en la sana conservación del patrimonio empresarial”, concluye el director general.