El estallido de tecnologías rupturistas como el Internet de las Cosas, la Inteligencia Artificial, el Big Data, la Computación en la Nube, el machine learning, entre otras más, han supuesto un seísmo en los procesos productivos de las empresas, dando entrada a la llamada Cuarta Revolución Industrial.
Esta transformación, que implica la digitalización de los procesos industriales, ha provocado que se plantee una pregunta relevante orientada a la posible pérdida cuantiosa de empleos. Muchos estudios de diversas firmas y organizaciones han explorado posibles respuestas a través de investigaciones y estudios. Por ejemplo, la consultora PWC apunta que para 2025, 140 millones de trabajo habrán sido sustituidos por la tecnología. Pero no todos los reportes son pesimistas en este sentido.
De acuerdo con la publicación “The Future of Jobs: 2018”, hecho por el Foro Económico Mundial, para 2022 más de la mitad (52%) de las tareas laborales serán realizadas por las máquinas, un incremento importante, considerando que actualmente la cifra se sitúa en un 29%. Sí, un panorama que podría ser negativo, pero no todo es sombrío: según el mismo estudio, dichas tecnologías serían capaces de generar 133 millones de empleos, casi el doble de trabajos que podrían amenazar (75 millones).
El estudio está basado en un sondeo realizado a empresas provenientes de 12 industrias y 20 economías desarrolladas y emergentes responsables de aproximadamente el 70% del PIB mundial. La publicación reveló que el 54% de los empleados de las grandes compañías necesitaría una importante recapacitación y actualización para poder aprovechar al máximo las oportunidades de crecimiento que ofrece la Cuarta Revolución Industrial.
Asimismo, destaca que debido a la automatización, cerca del 50% de las compañías entrevistadas esperan reducir su fuerza laboral; mientras que casi el 40% estima aumentarla. De igual manera, poco más del 15% dijo que la automatización favorecerá a crear nuevos puestos de trabajo en su empresa.
El Foro Económico Mundial apunta que el informe refleja conclusiones tanto para el optimismo como para la precaución. En el primer sentido, resalta que la mayor comprensión y conocimiento de las oportunidades que brinda la tecnología y la cuarta revolución industrial ha supuesto que los directivos de las empresas vean un futuro más positivo que hace unos años.
Además, el FEM subraya que será necesario que los líderes de los público y privado presten especial atención a los cambios significativos que se desarrollarán en las fuerzas laborales a causa de la enorme automatización que se vislumbra en el corto, mediano y largo plazo.
“Es fundamental que las compañías adopten un rol activo en apoyar a su fuerza laboral a través de la recapacitación y actualización de su fuerza laboral; que los colaboradores asuman una actitud proactiva para su propio aprendizaje; y que los gobiernos generen y permitan un entorno que facilite la transformación de la fuerza laboral. Este es el desafó clave de nuestro tiempo”, manifestó Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial.