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Rita Pérez, heroína de San Juan de los Lagos

Por Alejandro Basáñez Loyola, autor de las novelas históricas México en LlamasMéxico Desgarrado;  México CristeroTiaztlán, el fin del Imperio AztecaSanta Anna y el México PerdidoAyatli, la rebelión chichimecaJuárez ante la Iglesia y el Imperio, y Kuntur el inca.   

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María Rita de la Trinidad Pérez Jiménez, esposa del héroe insurgente Pedro Moreno, nació en 1779 en una hacienda de San Juan de los Lagos, Jalisco. No se sabe la fecha exacta de su nacimiento, pero sí algunos datos importantes, como el nombre de sus padres, José María Pérez Franco y Rafaela Jiménez, y que era hija de una familia acomodada que buscó afianzar el futuro de ella casándola en la Villa de Santa María de los Lagos (Lagos de Moreno) con don Pedro Moreno, convirtiéndose así en la señora de Moreno a los 20 años de edad.

Producto de este enlace, en el transcurso de quince años vinieron al mundo cuatro hijos, de nombre Luis, Josefa, Luisa y Guadalupe.

La posición económica de los Moreno era buena, y el unirse a la rebelión de Hidalgo fue para luchar contra los opresores españoles y hacerse de más tierras. El orgullo, un nacionalismo desbordado y una búsqueda de igualdad, orillaron a don Pedro Moreno a arriesgar lo mucho que tenía, por luchar contra trescientos años de abusos y empobrecimiento en la mayoría de los mexicanos, en una Colonia donde lo mejor en riquezas se embarcaba hacia la península.

Pedro Moreno se hizo amigo y aliado de los primeros caudillos insurgentes, a los que auxiliaba sin escatimar dinero y esfuerzo. Sospechoso por sus actividades pro insurgencia, era vigilado de cerca por las  autoridades españolas. Precavido y temiendo ser detenido, se marchó a su hacienda La Sauceda. Ahí organizó una partida de campesinos, con los que se dedicó a combatir a las fuerzas realistas. Formó grupos rebeldes junto con su familia y otras cientos de familias, quienes luchaban a favor de la emancipación de Hidalgo y Allende, uniéndose a los combatientes en la Sierra de la Comanja en el Bajío.

Moreno comandó exitosamente varias batallas contra las tropas realistas, distinguiéndose por la velocidad y efectividad de sus ataques. Estableció su centro de operaciones en el inexpugnable Fuerte del Sombrero, al noreste de León, sitio estratégico desde el que ofendía a los realistas del Bajío y Los Altos. Allí recibió al navarro Francisco Javier Mina, con quien ofreció una poderosa resistencia a las tropas de Pascual de Liñán. El 15 de agosto de 1817, después de resistir constantes ataques realistas en ese fuerte,  Mina ordenó evacuarlo, saliendo Moreno al amparo de la noche. La columna en fuga fue descubierta y atacada, dispersándose en su mayoría. Algunos insurgentes lograron evadirse, pero los que regresaron al fuerte fueron muertos al día siguiente. Reunido nuevamente con el español Mina, juntos pelearon a muerte en el Bajío y en Jalisco contra Liñán, quien había viajado directamente de España por órdenes de Fernando VII con la misión de colgar a Mina, el navarro traidor.

Francisco Javier Mina era un joven de 27 años, un guerrillero español que luchó contra los soldados de Napoleón en España. Huyendo de la península, se alió con fray Servando Teresa de Mier y juntos viajaron a América para luchar contra Fernando VII, liberando a su colonia de América con la guerra de independencia. Teresa de Mier fue capturado en Tampico y enviado a prisión, situación vivida por él en innumerables ocasiones, una de ellas por decir que uno de los apóstoles de Cristo estuvo en América y llevó su mensaje evangélico a los aztecas, muchos años antes de la llegada de Hernán Cortés. De Mier fue expulsado de México a fines del siglo XIX por argumentar que el ayate de la virgen había sido traído por el mencionado apóstol.

En una de esas batallas decisivas de Mina y Moreno contra el mayor Pascual de Liñán, el ejército minista, teniendo a don Pedro Moreno como general, fue sitiado en el Fuerte del Sombrero, donde estuvieron durante más de sesenta días sin poder surtirse de provisiones, razón por la cual las tropas fueron decayendo en ánimos y fuerza. Moreno, desesperado rompió el sitio, logrando escapar y se refugió en el rancho de »El Venadito», donde fueron atacados el 27 de octubre, muriendo Pedro Moreno y siendo capturado Francisco Javier Mina por el coronel Orrantia.

El 28 de octubre de 1817, Orrantia entra en Silao, Guanajuato, con Mina prisionero y la cabeza de Pedro Moreno clavada en una lanza. Díaz, después Javier Mina, fue fusilado sin contemplación alguna.

Por su parte, Rita Pérez, junto con sus hijos padeció los horrores de esta guerra de diez años. En 1813, su hija fue capturada por los realistas; sufrió la pena de ver morir a su hijo de 15 años en el Cerro de la Mesa, en Lagos. Fue hecha prisionera durante el ataque al Fuerte del Sombrero, embarazada, de ahí fue conducida a pie a la cárcel de Silao. En esa inmunda cárcel su hija Prudencia muere de un año un mes de nacida por hambre y posteriormente Severiano, de dos años y medio, muere por los abusos y la desolación de la vida en prisión. Rita se enteró de la fatal noticia del asesinato de su esposo el 27 de octubre de 1817, durante el ataque de los realistas al rancho de El Venadito. Doña Rita fue liberada hasta 1819. Regresó a Lagos de Moreno entre desprecios, acoso y el brutal despojo de sus propiedades, posteriormente falleció en 1861.

Esta valiente mujer perdió todo durante la guerra de independencia. Quizá nunca tomó un arma o disparó un fusil, pero siempre apoyó a su marido acompañándolo en sus batallas, siempre preparando los alimentos de sus hijos y los de las tropas.

Hagamos justicia gritando su nombre como una heroína de alto calibre en la guerra de independencia, al lado de Josefa Ortiz y Leona Vicario, quienes son heroínas y no perdieron tanto, como esta grandiosa heroína de San Juan de los Lagos, y que tan poco se sabe de ella. 

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