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Ricardo Anaya: Hacer política de manera diferente

Ricardo Anaya Cortés no es una joven promesa del Partido Acción Nacional. Quien estuvo presente en la toma de protesta de Martín Orozco como gobernador de Aguascalientes lo sabe: el primero en llevarse el calor de los asistentes fue el presidente del partido. Un cálido aplauso –no el único, pero sí uno de los más fuertes– se levantó al escuchar su nombre, dejando claro que ninguno de los obstáculos que se le ha presentado en los últimos meses ha hecho mella en su liderazgo.

“No hay 2018 sin 2017”.

Aunque recientemente le hemos escuchado decir que no hay que fiarse de las encuestas, las internas del partido le sitúan por delante de otro peso pesado de su formación, la ex primera dama Margarita Zavala, como favorito para aspirar a los Pinos en 2018 (con un 43 por ciento frente a un 39 por ciento de apoyo). Pero el presidente del partido tiene cosas en qué pensar antes de llegar a esa discusión. A pesar de la insistencia de sus compañeros de partido y de los periodistas, Anaya deja en suspenso el veredicto y esta vez no es diferente. “No hay 2018 sin 2017”, es su respuesta para Líder Empresarial.

Talante y frescura

Ricardo Anaya tiene menos de dos años al frente del Partido Acción Nacional y ya ha conseguido librarse de muchos de los estigmas del político tradicional. No aparenta sus 37 años y es frecuente verlo aparecer públicamente con un aire desenfadado, sin corbata, algo no demasiado habitual en los círculos de la formación a la que representa. Tampoco duda en saltarse el protocolo institucional presumiendo sus tacos de costilla de “Los Picudos” o durmiendo en el suelo de Palacio de Gobierno de Veracruz como acto de protesta por los, según sus propias palabras, “más de 3,000 millones de pesos que debieron ser entregados a los municipios”.

#SePuede, rezaba el hashtag que utilizó al publicar una imagen en su cuenta de Instagram de las cobijas que formaron parte de su lecho aquella noche; un lema que evoca a otras campañas más allá de las fronteras mexicanas.

Para sus impulsores dentro del partido, Anaya “representa un antes y un después en la política. A nadie se le escapa que, durante su gestión, la lucha contra la corrupción se ha convertido en una de las banderas panistas en todo el país. “Se ha dado a la tarea de demostrar que sí es posible hacer bien las cosas”, afirman quienes lo conocen en la distancia corta.

“En México, como en muchas partes del mundo democrático, los niveles de desaprobación de los partidos políticos son alarmantes. Hay un rechazo hacia las instituciones, lo que está provocando que en distintas partes del mundo se fortalezcan las posiciones radicales extremistas”, sostiene el presidente de una formación que hoy se presenta como el partido del cambio.

Cuando Anaya mira a su alrededor, siente que el mundo pasa por momentos complejos: “El riesgo, la amenaza del populismo es real. Ya lo veníamos anticipando desde el triunfo de Corbyn en el Partido Laborista en Gran Bretaña, el triunfo de Tsipras en Grecia y señaladamente con el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos”, observa, sintiendo que Acción Nacional no tiene nada que ver con estos mensajes, a pesar de su afán transformador.

Cambios en el paisaje

Entonces, ¿dónde se percibe el Partido Acción Nacional en esta coyuntura? Su presidente no oculta la posición que quieren ocupar en un México que pasa por serias dificultades relacionadas con la seguridad y la inestabilidad financiera: “Aspiramos a ser una alternativa de cambio; pero una alternativa de cambio responsable, de cambio para mejorar, de cambio para ayudar a que el país pueda seguir avanzando”, asegura.

En el tablero nacional, el cambio de color ya es una realidad. En las elecciones de junio de 2016, Acción Nacional arrebató al PRI siete gubernaturas, entre ellas Aguascalientes y cinco estados que hasta ahora no habían vivido la alternancia: Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz.

Pero el verdadero parteaguas para Anaya es precisamente el que no le deja pensar todavía en la elección presidencial: “La máxima prioridad en este momento para el partido debe ser la elección de 2017. Las gubernaturas que se van a renovar y las presidencias municipales en el caso de Veracruz son fundamentales por la difícil situación que enfrentan en este momento, afirma tajante a pesar de que sus contrincantes declarados, Zavala, y el gobernador saliente de Puebla, Rafael Moreno Valle, le piden definirse cuanto antes.

Desencuentros en el partido

Los ataques han llegado antes que la aclaración. “No es casualidad que haya personajes al interior del partido que vean opacado su brillo o liderazgo y traten de desprestigiarlo”, opinan los más cercanos. Los golpes han llegado hasta su familia, señalándole por sus frecuentes viajes a Atlanta, su casa rentada en Estados Unidos y el costo de la educación de sus hijos, un duro revés para un político cuyo caballo de batalla es la corrupción.

Con sus declaraciones 3 de 3 por delante, Anaya ha resistido a los embates motivado por su “amor por México”. Para él “la injusticia, el cinismo y la corrupción con las que se ha conducido el PRI-Gobierno han lastimado profundamente a México y a sus familias. Hoy vemos cómo protegen a exgobernadores corruptos, cómo endeudan al país de una forma irracional y sin precedentes, sin que ese dinero se vea reflejado en el bienestar de la gente”.

Lo que pretenden es dañarme. Pero el que nada debe nada teme, y por eso no tengo ningún problema en dar la cara.

Su postura es completamente inflexible: “esto se tiene que terminar”, porque a pesar de todas las dificultades, el líder panista ve a un México diferente en el cual cree sin objeciones: “Estoy convencido de que sí es posible hacer bien las cosas, que somos más los buenos que los malos. No me queda duda de que ellos son el enemigo a vencer y que si hay calumnias en mi contra es, precisamente, porque quieren intimidarme, quieren que me quede callado ante todos sus abusos, que no los denuncie”.

¿Hay una campaña interna o externa contra Ricardo Anaya? Según él, es evidente. “Lo que pretenden es dañarme. Pero el que nada debe nada teme, y por eso no tengo ningún problema en dar la cara. Al final, me siento más fuerte que antes y me siento con la autoridad”, afirma con rotundidad.

En la búsqueda de una unión que haga la fuerza

Anaya quiere concentrarse en lo que viene. “Estoy concentrado en lo que me corresponde, en mi responsabilidad como presidente nacional del Partido Acción Nacional”, lo cual comprende, básicamente, la contienda de 2017, con procesos electorales en cuatro estados: Nayarit, Coahuila, Veracruz y el hueso duro de roer, el Estado de México, que podría ser el momento de brillar de Josefina Vázquez Mota.

Así, el queretano aprovecha para hacer un llamado a la unidad del partido, la cual ha sido cuestionada reiteradamente: “Yo hago un llamado a todos los liderazgos del partido, a todos los militantes de Acción Nacional, a que nos concentremos en este proceso electoral, no hay 2018 sin 2017. Es momento de cerrar filas, de trabajar unidos, de dar resultados en esta elección. Pasando el proceso electoral del próximo año, entonces sí, unirnos todos para llegar fuertes a 2018, a ganar la presidencia de la república”.

Los estados en el proyecto del Partido Acción Nacional

El líder de la formación blanquiazul demuestra estar al tanto de las necesidades de cada entidad. En el caso de Nayarit, que el próximo año elige gobernador, alcaldes, diputados y regidores, subraya que “los principales problemas son la corrupción, la pobreza y muy señaladamente un problema serio de estancamiento económico”.

Por su parte, Coahuila elige titulares de ayuntamientos y diputaciones, además de gobernador. Aquí, Acción Nacional se ha propuesto lograr el cambio y “poner fin a este régimen de los Moreira, que abusó de manera irresponsable de la deuda”.

Anaya acusa a Humberto Moreira –detenido y posteriormente liberado hace ya casi un año en España– de endeudar al estado por más de 36,000 millones de pesos. Según el panista, “ahora han salido a la luz pública (durante la administración del actual gobernador Moreira) una serie de empresas fantasma, particularmente Nuberia, una compañía a la que le habían transferido más de 70 millones de pesos, siendo que en realidad no existe”.

Al hablar de Veracruz, no duda en acusar a la administración de Javier Duarte de dejar a la entidad en quiebra. “Los propios municipios no han recibido los recursos que por ley les corresponden. Javier Duarte y toda su gente cercana se enriquecieron de manera brutalmente ilegítima, ilegal, irresponsable. Escándalos de corrupción, uno tras otro, y como saben, el señor hoy está prófugo de la acción de la justicia”, apunta con notable enojo.

Por eso, califica de fundamental tener un triunfo electoral en los 212 municipios veracruzanos el próximo mes de junio de 2017,“para lograr consolidar el cambio que ya iniciamos”, en referencia al triunfo de Miguel Ángel Yunes Linares como gobernador, el pasado mes de junio.

Pero sin duda, la prueba de fuego será el Estado de México, el gran bastión priista, que cambia de gobernador el próximo año. “Vamos a trabajar con toda nuestra fuerza por lograr el cambio, un estado que no ha conocido la alternancia y cuyas cifras son hoy muy preocupantes”, asegura.

Cuando habla de cifras alarmantes, se refiere al primer lugar nacional en secuestros, robo de vehículos, corrupción y feminicidios, que ocupa en la actualidad el Estado de México, además del incremento de la pobreza: “De acuerdo con la última información que dio a conocer el CONEVAL, a nivel nacional aumentó en dos millones el número de personas en pobreza en nuestro país y de estos dos millones prácticamente la mitad, más de 900,000, viven en el Estado de México”.

El presidente del Partido Acción Nacional anuncia que su partido afrontará estos procesos electorales con un “enorme sentido estratégico”, ya que determinarán si la formación blanquiazul se acerca o se aleja un peldaño del Gobierno en sus aspiraciones para 2018. Eso sí, para saber si es Ricardo Anaya quien sube o baja esa escalera, todavía hay que esperar.

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