Finalizamos el 2016 con el anuncio de que Donald Trump sería el nuevo presidente de EUA, lo cual nos hizo pensar en los innumerables efectos negativos que esto podría acarrear, no solo para nuestros compatriotas radicados en aquel territorio, sino también para nuestra economía. Entre las consecuencias, están las revaluaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) y del Acuerdo Transpacífico, algo que derivaría en una completa revisión de nuestra relación comercial con EUA (esto incluiría las operaciones de comercio exterior llevadas a cabo por las grandes empresas estadounidenses asentadas en nuestro estado, las cuales ya prevén lo que se les viene para 2017).
Pues bien, las malas noticias no pararon ahí, porque casi al finalizar el año, el Gobierno federal anunció que la gasolina y el diesel subirían de precio a partir del primero de enero. Sin duda, esto sorprendió a más de uno, debido a que anteriormente el presidente Enrique Peña Nieto había asegurado que, como resultado de la reforma energética, los costos de la luz y el combustible se mantendrían sin aumentos e incluso irían a la baja.
Algunas de las consecuencias de este incremento son:
- El costo de los servicios de transporte crecerá. No solo el del transporte urbano (el cual cerró el año con una subida de precio en nuestra ciudad), sino también el de la transportación de pasajeros y de insumos, de un estado a otro.
- El alza en el precio de los transportes provocará un incremento en el costo de los bienes de consumo y de los servicios. Esto, aunado al respectivo nivel de inflación y al ínfimo aumento al salario mínimo, evidenciará aún más la falta de poder adquisitivo de los aguascalentenses y de los mexicanos en general.
- Respecto a los efectos a nivel internacional, el panorama tampoco es muy alentador. Al crecer los costos del transporte, los insumos que ingresen a Aguascalientes por concepto de importaciones se verán afectados en su precio y lo mismo sucederá con las exportaciones, pues será caro producir y trasladar los productos fuera de México.
- Estos incrementos, junto con la situación política de EUA, llevarán a las grandes empresas internacionales instaladas en territorio hidrocálido a evaluar los beneficios de su permanencia en el país. Si deciden marcharse, se registraría un alto índice de desempleo, entre otras consecuencias de carácter social y económico.
Finalmente, es necesario hacer un comparativo de la situación en números fríos. La realidad es que en nuestro estado la mayoría de los empleados percibe un salario por debajo de los límites de otras entidades (aún en las grandes compañías); si a esto le agregamos el aumento en el costo de vida y movilidad, podemos percibir que enfrentaremos una situación complicada.
En general, los mexicanos no la tendremos fácil, por lo menos durante el primer trimestre del año; y eso que no estamos tomando en cuenta el comportamiento de los mercados cambiarios y las sorpresas hacendarias y económicas del Gobierno federal.