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Remesas, recurso para inversión y soporte en el Bajío

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México recibió 51 mil 585 millones de dólares (mdd) en remesas entre enero y diciembre de 2021. Pese a las afectaciones por la pandemia de la COVID-19, esto representó un aumento del 27% respecto al mismo periodo del año anterior, de acuerdo con cifras del Banco de México (Banxico). Aguascalientes recibió 697 mdd, habiendo recibido durante 2020 la cantidad de 540 millones de dólares (29% adicional).

Aguascalientes cuenta con 1.13% de la población nacional, pero logró recibir más del 2% de las remesas nacionales. Durante el último año, aún con la pandemia y tras la advertencia de agencias internacionales de que las remesas a nivel mundial disminuirían, siguió subiendo la cantidad de los envíos a nivel nacional y local.

El retorno de familiares norteamericanos a sus comunidades de origen, detectado por el Censo 2020, hace suponer incluso la presencia de dólares invertidos en unidades económicas. Más que una dependencia, las remesas se han convertido en un importante complemento no sólo del gasto de las familias, sino en recursos para la inversión de MiPyMES y soporte del mercado local.

Feminización de la migración

El Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) destacó que, en 2020, 46.8% de las doce millones de personas mexicanas que viven fuera del territorio nacional son mujeres. Este dato coloca a México dentro de los primeros cinco países de origen con el mayor número de mujeres migrantes en el mundo.

Destaca que sólo una cuarta parte de las mujeres en el exterior se dedica exclusivamente al trabajo no remunerado (quehaceres del hogar y cuidados), mientras que aproximadamente siete de cada diez estudian y/o trabajan.

Principalmente, las mujeres se insertan en los mercados laborales de los países de destino en actividades relacionadas a los servicios (en especial, en los cuidados). Tal ha sido la incorporación de las mujeres en los flujos migratorios que en Estados Unidos se ha incrementado de manera importante la presencia femenina.

Los datos señalan que, en 1970, vivían en este país cerca de 436 mil mexicanas (CONAPO, 2013); para el año 2020, este número llegó a cinco millones aproximadamente —lo que coloca a las mexicanas como el grupo de mujeres inmigrantes más numeroso en este país de destino—. Ellas presentan una tasa de participación laboral de 50.4% mayor que la de sus pares.

Dada la participación laboral femenina, se puede prever también que las remesas se han feminizado. Durante 2022, las remesas han crecido permanentemente; de hecho se puede pronosticar que a este ritmo las remesas del trimestre octubre-diciembre de este año duplicarán a las recibidas durante el mismo trimestre del 2020 (es decir, 140 millones más).

Bajío, destino de las remesas

Uno de cada cuatro dólares enviados desde la Unión Americana tiene como destinos los hogares de la región Centro Bajío Occidente. Esta región tradicionalmente migrante cuenta con el 18% de la población nacional y obtiene el 26% de las remesas.

Aguascalientes se encuentra entre los doce estados del país que más reciben dólares —a razón de 1.7 dólares diarios por persona, 30% más que el promedio de los mexicanos—. Los 697 millones enviados en el 2021 alcanzaron para mantener 193 mil familias (300 dólares mensuales por hogar).

Los 300 dólares mensuales son un salario típico de perceptores formales e informales en México y Aguascalientes, que representan en general la quinta parte del ingreso del migrante. Sin embargo, todo hace suponer que las remesas han crecido más que el número de familias beneficiarias.

ODS, seguridad del proceso migratorio

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible afirma la necesidad de alcanzar 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible específicos (ODS) y propone la seguridad del proceso migratorio.

De los 250 millones de personas que viven actualmente fuera de sus países de origen, aproximadamente 200 millones de migrantes abandonaron sus hogares con el fin de enviar remesas a sus familias. Lo hacen para que no todos tengan que migrar y solucionar los problemas de la propia partida.

Por lo tanto, es vital para alcanzar los ODS ayudar a que las familias receptoras de remesas maximicen su beneficio en el desarrollo de sus propios recursos. La comunidad internacional puede considerar a los migrantes y a sus familias como agentes de cambio y socios clave en esta iniciativa.

Se calcula que el 75% de las remesas se destinan para atender necesidades básicas y el 25% restante se utiliza para otros propósitos.

Con estas cantidades aparentemente modestas, la mayoría de las familias receptoras intentan alcanzar «sus propios ODS»: reducir la pobreza, mejorar la salud y la nutrición, las opciones educativas, la vivienda y el saneamiento, la actividad empresarial, facilitar la inclusión financiera y reducir la desigualdad. También pueden hacer frente a la incertidumbre mediante el ahorro y la adquisición de bienes para asegurarse un futuro más estable.

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