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Remesas en el Bajío se fortalecen en pandemia: Región conjunta 2.628.43 mdd

Recientemente, en la Organización de las Naciones Unidas se celebró el Día Internacional de las Remesas Familiares en medio de condiciones sin precedentes. “El COVID-19 ha cambiado el mundo. Millones de trabajadores migrantes están perdiendo sus empleos, y muchas familias que dependen de las remesas serán empujadas repentinamente por debajo del umbral de la pobreza y deteniendo los esfuerzos para alcanzar sus propios objetivos de desarrollo sostenibles individuales”.

Si bien las familias son típicamente ingeniosas y resistentes ante circunstancias difíciles y condiciones cambiantes, el COVID-19 está interrumpiendo un sistema complejo que involucra directamente a millones de trabajadores migrantes en todo el mundo y a sus 800 millones de familiares en sus países de origen.

Los trabajadores migrantes son contribuyentes esenciales tanto para los lugares donde viven actualmente como para sus comunidades en casa, teniendo un efecto dominó en alrededor de 40 países emisores y más de 125 receptores en todo el mundo. Se proyecta que las remesas globales a los países en desarrollo disminuirán en $110 mil millones en 2020, y no volverán a los niveles previos a la pandemia por muchos años después.

México recibió 19,075 millones de dólares US (mdd) en remesas entre enero y junio de 2020, lo que representó un aumento del 10.55% respecto al mismo periodo de 2019, pese a las afectaciones por la pandemia del COVID-19, de acuerdo con cifras del Banco de México (Banxico). Aguascalientes recibió 260 mdd, habiendo recibido durante el primer semestre del 2019 la cantidad de 237 mdd, es decir un 10% adicional también.

Aguascalientes cuenta con 1.1% de la población nacional, pero logra recibir el 1.4% de las remesas nacionales. Durante el último trimestre, si bien siguió subiendo la cantidad de los envíos, participó con el 1.3% de la recepción total, lo que habla del aumento nacional de envíos particularmente para los meses de mayo y junio identificados con los días de la madre y del padre.

La economía doméstica depende en buena medida de estas mesadas de 300 dólares (en promedio) canjeadas y consumidas por los familiares beneficiarios. Para efectos de inversión también habría que considerar el uso que se le da a los recursos para la siembra y para preservar la vida de algunas unidades económicas de sus familias en medio de la pandemia.

Uno de cada cuatro dólares enviados desde la Unión Americana, tiene como destino los hogares de la región Centro-Bajío-Occidente, una región tradicionalmente migrante que cuenta con el 18% de la población nacional y obtiene el 25% de las remesas.

En la gráfica se observa la caída de remesas trimestrales entre el 2008 y 2009 relacionada con la influenza AH1N1, cuando incluso las propias familias enviaron a los migrantes recursos para que se mantuvieran en el extranjero y con ello preservar la posibilidad de continuar recibiendo remesas. Los envíos se regularizaron en sus montos hasta después de dos años. En el 2020 con el COVID-19, para sorpresa de muchos, los envíos han venido aumentando.

El coronavirus continúa expandiéndose en la Unión Americana, y como consecuencia del brote el país se encuentra enfrentando una fuerte crisis económica y laboral, por lo que el gobierno ha puesto a disposición de los ciudadanos varios planes de ayuda económica, sin embargo, en ninguno de éstos entran los inmigrantes indocumentados.

El gobernador de California, Gavin Newsom, lanzó un plan de rescate para este sector de la población, el cual juega un papel sumamente importante en el desarrollo del estado. Se trata de un fondo de 75 millones de dólares con el que cualquier inmigrante puede resultar beneficiado.

Los requisitos fueron el ser indocumentado, mayor de 18 años y no haber sido acreedor a ninguna otra ayuda federal estadounidense, en cuanto al rescate económico por el brote del coronavirus. Dependiendo de las solicitudes recibieron desde 500 hasta 1,000 dólares, en caso de tener familia.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible afirma la necesidad de alcanzar 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y propone la seguridad del proceso migratorio. De los 250 millones de personas que viven actualmente fuera de sus países de origen, aproximadamente 200 millones de migrantes abandonaron sus hogares con el fin de enviar remesas a sus familias, para que no todos tuvieran que migrar, y solucionar los problemas que causan la migración.

Por lo tanto, ayudar a que las familias receptoras de remesas maximicen el beneficio para el desarrollo de sus propios recursos, es vital para alcanzar los ODS. La comunidad internacional puede considerar a los migrantes y a sus familias como agentes de cambio y socios clave en esta iniciativa.

Se calcula que el 75% de las remesas se destina a atender necesidades básicas y el 25% restante se utiliza para otros propósitos. Con estas cantidades aparentemente modestas, la mayoría de las familias receptoras intentan alcanzar “sus propios ODS”: reducir la pobreza, mejorar la salud y la nutrición, las opciones educativas, la vivienda y el saneamiento, la actividad empresarial, facilitar la inclusión financiera y reducir la desigualdad. También pueden hacer frente a la incertidumbre mediante el ahorro y la adquisición de bienes para asegurarse un futuro más estable.

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