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Reglas para los inconformes: La tiranía de los “grises” y cómo no desaprovechar nunca una buena crisis

Por Antonio Martín del Campo, Chairman 02X y Venture Studio

“¡Nunca dejes que una buena crisis se desperdicie!”, Winston Churchill

Las buenas historias siempre están rodeadas de polémicas, la frase de Sir Winston Churchill “¡Nunca dejes que una buena crisis se desperdicie!” se supone que la acuñó a mediados de la década de 1940 cuando se acercaba el final de la Segunda Guerra Mundial. Churchill se refería a Yalta y la alianza forjada entre él, Stalin y Roosevelt, un trío improbable que conduciría a la formación de las Naciones Unidas, creando oportunidades en medio de una crisis. Si la dijo o no es un misterio, pero lo que sí es una realidad comprobada es que esta frase ha forjado el carácter de líderes en todo el mundo.

De cara a una de las crisis económica más anunciadas de la época moderna y que ya se cierne sobre la economía nacional vislumbrándose como un tsunami que viene a toda velocidad para impactarnos con una fuerza que sus consecuencias son de pronóstico reservado, es justo en estos momentos cuando debemos cuestionarnos cuáles son las soluciones para nuestra empresa con una perspectiva en el análisis que tiene que venir desde lejos de las fuentes habituales a las que tenemos acceso o enfocarlo en caminos previamente andados.

En el mundo empresarial, el conocimiento colectivo generalmente nos lleva a ser predecibles, a no desafiar las normas, a no ser irreverentes, en cambio, pareciera que estamos satisfechos con el siguiente procedimiento y continuamos con una tradición de decisiones basadas en lo que dicen los cánones de lo que tenemos que hacer en una crisis como la que se avecina.

Y es que es más fácil buscar soluciones en comportamientos de amigos, compañeros de algún programa de negocios o en consejos de algún analista de la radio; nos convertimos y, lo peor, nos sentimos cómodos mutándonos en “los grises”, personas que siguen a la mayoría, que van buscando transitar caminos conocidos, aplausos fáciles y soluciones previsibles.

Se necesita perspicacia y no un poco de coraje para cuestionar a nuestros conocimientos aprendidos y vivir bajo el yugo de nuestros propios paradigmas formados por esta conciencia colectiva empresarial que siembra en nosotros el virus que nos convierte poco a poco en “los grises”; en esta mente colectiva validamos nuestras acciones y no cuestionamos más.

Es hoy el momento de revelarnos, de buscar el espíritu emprendedor que tenemos dentro y que decidamos conscientemente no participar en la crisis que viene sino aprovecharla al máximo. Seth Godin decía en su gran libro La vaca púrpura: “La vieja regla era esta: crear productos seguros y ordinarios y combinarlos con un gran marketing. La nueva regla es: CREAR PRODUCTOS OBSERVABLES QUE BUSQUEN A LAS PERSONAS ADECUADAS”.

Y continuaba: “A medida que sea más fácil monitorear las redes de consumidores informales, los ganadores serán las empresas que descubran lo que funciona más rápido, y hagan justo eso, que sus soluciones funcionen más rápido, sino que descubran en este proceso lo que no funciona, y lo maten”.

Zara, un minorista de rápido crecimiento en Europa, cambia su línea de ropa cada tres o cuatro semanas. Al observar cuidadosamente lo que funciona y lo que no, puede evolucionar su alineación mucho más rápido de lo que la competencia puede esperar. Y es que en un mercado abarrotado, encajar está fallando. En un mercado ocupado, no destacarse es lo mismo que ser invisible.

Sí es momento de reinventarnos pero no destacarse comienza en la mente del fundador, cuando lo que rige ahí es el miedo, las inseguridades, y el status quo de la empresá esta condenada a ser una segundona, una empresa encabezada por un “gris”.

La crisis que viene permitirá a los que se resistan en convertirse en “grises” lograr un cambio en la organización a un ritmo mucho más rápido de lo que normalmente podrían lograr, por lo que nunca se deben desperdiciar estas oportunidades, es momento de cambiar desde nuestra manera de ver el negocio y de cómo participamos en él, de cómo generamos valor como fundadores.

Este simple ejercicio mentalmente, este cambio de perspectiva puede aumentar drásticamente las posibilidades de tomar mejores decisiones y acciones con mayor conciencia y profundidad, cambios exponenciales. Habrán quienes cambien y trasformen a la empresa en lo que siempre debió ser, y quienes sigan caminando en una utopía sin sentido encerrados en sus propias agendas, paradigmas y miedos, esos se convertirán, sino es que ya lo son, “en grises” y como “grises” serán relegados en la historia, y sus empresas y proyectos formarán parte de la estadística de emprendimientos que perecieron con la pandemia. Al tiempo.

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