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Refugio Reyes, el arquitecto que construyó los emblemas de Aguascalientes

“Mi mamá siempre admiró mucho a su abuelo. Contaba que cuando era niña, don Cuco y doña Felipa, su abuela, la llevaban todos los días a rezar el rosario a Catedral. En determinado momento, y con algún pretexto, don Cuco y ella se salían del lugar; se iban a la nevería Los Alpes y cuando calculaban que los rezos estaban por terminar, regresaban al recinto católico”.

Ésta es una de las tantas anécdotas que atesora Thalía Eugenia Rivera Romo, hija de Eugenia Esther Romo Reyes, nieta de don Refugio Reyes Rivas (1862-1943), el célebre zacatecano que eligió a Aguascalientes como su lugar de residencia, y donde erigió una serie de obras que hoy constituyen una riqueza patrimonial, cultural e histórica, que nos distingue a nivel nacional e internacional.

Eugenia Esther fue la única hija de Evangelina, hija de don Refugio y Felipa. “Mi mamá era la consentida de sus abuelos. Convivió mucho con ellos cuando se fueron a vivir a la casa ubicada en Juan de Montoro. Siempre decía que Aguascalientes no sería el mismo sin Refugio Reyes”, expresó la bisnieta del arquitecto empírico, cuyo legado es invaluable.

Thalía Rivera mencionó que uno de los anhelos de su mamá era que se construyera un museo que honrara la memoria de don Cuco, sin embargo, hace casi dos años que la señora Eugenia Esther falleció y no pudo ver cristalizado del todo este deseo, pues la casa de Juan de Montoro –erigida por el propio Refugio Reyes– que fue adquirida por el Municipio capitalino hacia 2013 con ese propósito, actualmente sólo está operando como un espacio cultural.

“El acervo de mi bisabuelo lo heredé de mi madre; yo lo prestaría (para el museo) para que pudieran ver las maquetas, sus planos, estuches de trabajo […], tengo bastantes artículos, como el título que le otorgó la UAA y que recibió mi abuela Evangelina”, señaló.

Para la señora Rivera Romo es un orgullo ser la bisnieta de Refugio Reyes, pero sobre todo una satisfacción, pues a pesar de que sus estudios fueron limitados, ejecutó edificaciones con gran maestría.

“Ahora, los arquitectos hacen primero la maqueta y luego el edificio, con él fue al revés: primero hizo el edificio y luego la maqueta. Ahí sigue el Templo de San Antonio; decían que se iba a caer, pero lleva más de cien años y sigue de pie”, remarcó.  

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