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Reformas corporativas para aprovechar la inversión extranjera

En los pasados meses, un alto número de clientes se han acercado a nuestro despacho para solicitar asesoría respecto a una potencial asociación o fusión con empresas extranjeras. La habilidad para asociarse con inversionistas es imprescindible, pero la idiosincrasia mexicana empresarial hace que indudablemente se perciba dicha propuesta por parte de empresas extranjeras como una amenaza a la “soberanía” del empresario.

Preguntas como ¿y si después me dejan fuera? O ¿y que les impide después tratarme como empleado, ellos tienen mucho más dinero que yo? Son a menudo hechas por empresarios locales cuyo conocimiento del mercado local les ha permitido convertirse en un potencial asset de importancia para transnacionales que inician operaciones en México o en el Bajío.

Entonces ¿qué deben hacer las empresas a fin de allegarse los recursos suficientes? ¿Cómo se puede estructurar de manera apropiada una posible asociación o colaboración con empresas extranjeras?

La Industria de México representa la columna vertebral de nuestra economía, siendo la industria automotriz la más destacada. La industria automotriz sobrepasa los ingresos registrados en materia de petróleo, turismo y remesas.

GM anunció a finales de 2014 una inversión por un monto de 5,000 millones de dólares en México, destinada en gran medida a incrementar la capacidad de producción de sus plantas en Toluca, Ramos Arizpe, Silao y San Luis Potosí. Dicha inversión sobrepasa cualquier inversión anunciada por parte de los grandes fabricantes de equipos originales (OEM, por sus siglas en inglés) como: Toyota, General Motors (GM), VW, Hyundai, Ford, Nissan-Renault Daimler, Chrysler, y BMW.

No debemos olvidar que actualmente la inversión japonesa en México para la industria automotriz es la segunda más importante, después de la inversión de EU.

Ahora bien, como ya es conocido, México tiene algunos de los acuerdos de libre comercio más liberales del mundo y tanto las empresas extranjeras como México, están sacando el mayor provecho de ellos.

La mayoría de esta inversión llega directamente a la zona bajío del país, construyendo lo ahora denominado pabellón automotriz. Como reflejo de dicho flujo de inversión, la Cámara Japonesa recientemente ha establecido su primera oficina regional en el estado de Guanajuato, tras haber mantenido su operación durante 50 años únicamente en la Ciudad de México, y bajo esta línea, no podemos dejar de mencionar la inclusión en el presupuesto fiscal del gobierno japonés para la apertura tentativa de una representación consular en León, Guanajuato, la cual se encuentra a reserva de la aprobación del Congreso japonés.

Ahora bien, el crecimiento de la industria automotriz en el bajío ha ocasionado que muchas de las empresas transnacionales del ramo, volteen a ver a los empresarios mexicanos que durante los últimos años han venido suministrando la demanda de una de las industrias más exigentes del planeta, de una manera profesional y con calidad.

Lo anterior ha tenido como consecuencia que dichas empresas transnacionales busquen asociarse de manera comercial, e incluso en algunos casos fusionarse, para la operación mexicana, con estas empresas mexicanas, haciendo en ocasiones propuestas de capital sustanciales que representarían un escalonamiento importante para las empresas mexicanas, abriendo oportunidades en mercados aun no explorados en el extranjero donde las transnacionales tienen operaciones.

Independientemente si existe un temor o duda por parte de un empresario respecto a la posibilidad de estar “cediendo” una parte de lo que construyó con tanto esfuerzo, o si por el contrario, el empresario identifica su operación como posible área de oportunidad para empresas extranjeras, estos son los pasos preliminares que podrían llevar a cabo para poder obtener una mejor valuación de su empresa y eventualmente por tener una sana negociación respecto a una asociación o fusión operativa con empresas transnacionales.

Due diligence

El primer punto consiste en obtener un conocimiento respecto a la propia empresa, para ello resulta necesario realizar un estudio respecto de la información que arroje resultados relacionados a la situación financiera, fiscal, operativa, legal y administrativa de la empresa en cuestión, con el propósito de encontrar las áreas donde es posible mejorar, así como los riesgos en los que la sociedad se encuentra o puede encontrarse. Si bien existe un sinfín de áreas organizacionales que se pueden estudiar, las principales son: financiera, legal, ambiental, fiscal, operaciones, tecnologías de la información y recursos humanos.

Resulta de igual forma relevante y apropiado verificar a detalle que la compañía cumple a cabalidad con la regulación correspondiente a las materias de lavado de dinero y anticorrupción, áreas que se vuelven trascendentales para las políticas globales de anticorrupción por parte de empresas transnacionales sujetas al Foreign Corrupt Practices Act. El incumplimiento a dichas regulaciones no solo afecta de manera relevante la confianza de posibles inversionistas, sino que puede genera sanciones penales y administrativas.

Cumplimiento regulatorio y protección de activos intangibles

Una vez que el due diligence ha arrojado las áreas por mejorar y los riesgos existentes, resulta necesario planear y ejecutar una etapa de autocorrección, en la cual se busca cumplir con todas las disposiciones legales y regulatorias que resulten aplicables o incluso benéficas.

Una salud plena en el cumplimiento de obligaciones regulatorias y legales (fiscales, societarias, contractuales, etcétera) representa un elemento bastante importante cuando se busca entrar a un estado de solides financiera y comercial permanente y consolidado. Lo anterior proyectará a un posible inversionista la realidad de que una inversión en dicha sociedad no tendrá costos ocultos al rectificar la situación legal y/o regulatoria de la empresa, aumentando su confianza.

En este punto particular, me gustaría recalcar la importancia de contar con un adecuado control y adecuada protección de los activos intangibles de la sociedad, y no solamente me refiero a patentes, marcas, licencias, modelos de utilidad, sino que los procesos de suministro y el conocimiento de la cadena de producción y de valor representan actualmente una de las ventajas competitivas más importantes que tienen las empresas locales. Recordemos que para los posibles inversionistas extranjeros dichos activos intangibles pueden inclusive tener un valor superior que los demás activos tangibles de la empresa. Resulta entonces necesario contar con una apropiada valoración de dichos activos a efecto de tener un conocimiento confiable respecto a la realidad patrimonial de la empresa y consecuentemente de lo que “se pone sobre la mesa”.

Gobierno corporativo

Un elemento esencial para aumentar la eficacia económica y verdaderamente potenciar el crecimiento de la empresa es el Gobierno Corporativo. Este punto adicionalmente fomenta la confianza de los inversionistas, quienes no verán a la empresa como la operación personal de un solo individuo con bastantes empleados, sino como una institución consolidada capaz de operar y trascender comercialmente inclusive sin el empresario de tiempo completo. Recordemos que las empresas transnacionales buscan asociarse con una operación comercial y no con un empresario que lo hace todo y que legalmente no pueden retener en la organización.

Recordemos que el gobierno corporativo tiene como objetivo la institucionalización de la sociedad con el objetivo de que no se vuelvan “one man show” y así asegurar que se cumplan los intereses de la empresa y de sus accionistas, no del administrador.

En medida de que la empresa mexicana cuente ya con controles y garantías para accionistas, resultará más sencillo garantizar un trato justo y equitativo a todos los accionistas después de la inversión, así como en el proceso de negociación resultará más sencillo solicitar mecanismos de control y vigilancia que ya existen en la sociedad mexicana.

Los inversionistas están dispuestos a invertir en sociedades que cuenten con una estructura de gobierno corporativo bien definida, que garantice un alto grado de transparencia y en donde exista una administración responsable, una posibilidad real de supervisión de la administración y revelación de información financiera.

Buscar al inversionista

Después de haber encontrado los puntos de mejora mediante el due diligence, corregirlos en la etapa de autocorrección y reestructurar el gobierno corporativo según las necesidades anteriores es posible iniciar con la valuación apropiada de la operación de la empresa, para así iniciar negociaciones respecto a la estructura de la sociedad a formar.

Es de vital importancia que el empresario mexicano obtenga los capitales necesarios que le permitan incursionar de manera efectiva en los mercados que no tiene presencia, o abastecer mercados que aún no puede abastecer. Recordemos que partimos del hecho de que el empresario mexicano cuenta ya con reconocida trayectoria y por lo tanto lo que se busca es sociedades estratégicas que permitan exponenciar la operación y no únicamente fuentes de financiamiento a corto plazo.

Éste es el momento de elegir adecuadamente la estructura de negocio que más se adapte a las necesidades del mercado en cuestión y que permitan fortalecer la posición en el mercado o penetrar nuevos nichos.

Una vez que se hayan identificado las posibles empresas con las que se desea colaborar, se iniciará una vital fase de negociaciones, análisis (estratégicos y económicos), valoraciones, proyectos, auditorias y contratos de confidencialidad, en la cual el inversionista buscará dar una valoración conservadora de su empresa, resultando fundamental entonces todo el trabajo realizado anteriormente, ya que permitirá al empresario mexicano argumentar en caso de tener una valoración más alta de su sociedad.

Será ahí entonces donde mediante una serie de negociaciones, el inversionista y el empresario mexicano sellarán un acuerdo que de concretarse de manera satisfactoria y se haya planeado de tal manera, durará muchos años y crecerá exponencialmente, debiendo entonces ahí, prever cualquier posible conflicto en los años venideros.

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