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Redescubre el potencial de tu empresa a través del liderazgo emergente

Por Xicoténcatl Morales Hurtado, Director SELF México

Las crisis pueden hacer que adoptemos una perspectiva cortoplacista para resolver los problemas de nuestro entorno. Considerando que el mundo empresarial está lleno de éstas, debemos tener cuidado de qué enfoque adoptaremos cuando su tamaño, duración o profundidad revelen su peor semblante.

Hoy en día nos vemos rodeados por obstáculos difíciles de atravesar, sensación que hace aún más escarpado el camino que nos está conduciendo lentamente a la recuperación de una vida productiva más plena.

Para ser objetivos, estos momentos de aflicción económica no desaparecerán con un simple chasquido de dedos, es por ello que las capacidades estratégicas de los líderes empresariales y dueños de negocio deben apuntar, como en ningún otro momento de estos últimos meses, en dirección de un cambio sostenido cuya finalidad nos conduzca hacia una renovación bien pensada.  

No demos entrada al cinismo

Al incluir los riesgos en la imagen del mundo de los negocios que nos hemos formado no sólo estamos siendo realistas, sino verdaderamente conscientes de los peligros que rodean el contexto corporativo. Ahora bien, ser conscientes no significa ceder nuestra mentalidad a los pensamientos fatalistas, implacables y cínicos que dejan poco espacio para que la creatividad o la innovación entren en escena.    

Si somos congruentes con la versatilidad (¿volatilidad?) de la realidad empresarial lo mejor sería decir precisamente que dicho mundo nunca es estable. En un momento dado los procesos, los mercados, los esquemas de venta, las formas de intercambiar información, dinero, metodologías o servicios pueden variar sin pedirnos permiso. ¿Nos lamentaremos ante este panorama? ¿O usaremos nuestro pensamiento, emociones y voluntad para salir adelante?

Liderazgo emergente vs liderazgo residual

Ningún líder puede ejercer influencia en las circunstancias del presente si se aferra a vivir abrazando modelos arcaicos y poco factibles.

Solemos distinguir entre liderazgo residual y liderazgo emergente cuando enfatizamos sus profundas diferencias, entre las que destacan varias características estructurales:

El liderazgo residual tiende a ser vertical, formal, cuadrado, sujeto a procesos más bien rígidos con apego a protocolos. Por su parte, el liderazgo emergente es fresco por definición, flexible, inclinado a la adaptación y como suele decirse disruptivo.

Uno de las consecuencias que se derivan de esta comparación es ayudarnos a entender si estamos siendo resilientes y dinámicos ante el escenario que ha dejado el coronavirus. ¿Nos estamos aferrando a lo que sabemos hacer? ¿Nos cuesta trabajo renunciar a viejos paradigmas? ¿La zona de confort sigue atrapándonos en sus perspicaces sugerencias?

Cambia tus expectativas

Por supuesto que el liderazgo emergente no es un evento, sino la suma de todas las decisiones que nos han llevado a adquirir una visión alternativa de la vida y de la compañía para la que trabajamos o lideramos.

El principal enemigo del liderazgo emergente es quizás el miedo al cambio y las molestias que suponen transformar nuestras expectativas y formas de pensar. Sentirnos amenazados en nuestra propia comodidad puede ser una barrera verdaderamente difícil de escalar si no nos decidimos a asumir una postura alternativa ante los desafíos del ambiente.

Suena radical pero no existe otro camino: desprendernos de nuestra manera anquilosada de ver el ecosistema empresarial es el primer paso para asumir una posición de influencia de cara a los drásticos eventos postpandemia.

Atributos del liderazgo emergente 

Una de las buenas noticias es que el liderazgo emergente puede desarrollarse. No tenemos que ser expertos en una disciplina administrativa para dominarlo.

Los atributos del liderazgo emergente están condensados en sencillas características que nutren esta conclusión:

a) Intención por descubrir nuevas soluciones.

b) Innovación y compromiso por la originalidad.

c) Renovación y renuncia a lo tradicional.

d) Actitud flexible y elástica ante las circunstancias.     

e) Capacidad de delegación y supervisión.

f) Facilidad para socializar y aceptar puntos de vista.   

g) Potencial para aceptar la negociación y la divergencia.

Para cerrar las líneas de hoy, ¿podrías pensar cuántos rasgos has estado mejorando? ¿Te hicieron sentido? ¿Descubriste alguno que aún no forma parte de tu estilo de liderazgo?

Toma de la lista los que necesitas añadir a tu perfil ejecutivo y ponte una meta congruente para desarrollarlos intencionalmente este mismo 2020, eso ayudará sobremanera a redescubrir el potencial de tu empresa.

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