Escrito por Eduardo García López, Gerente de Sustentabilidad de Deloitte
A nivel mundial, tanto las empresas como las personas han iniciado un cambio de perspectiva sobre la importancia de los temas ambientales y el impacto que cada una de nuestras actividades diarias tienen en el medio ambiente. Son muchas las empresas que han considerado esta nueva perspectiva ambiental para innovar en sus procesos e implementar proyectos que buscan el cuidado y la preservación de los recursos naturales y con ello sobresalir sobre sus competidores, mejorando también sus márgenes de utilidad. Como parte de los nuevos proyectos que buscan el cuidado y la preservación de los recursos naturales, las empresas han puesto en marcha esquemas de reciclaje al ser una de las mejores opciones para generar un impacto ambiental positivo en el corto, mediano y largo plazo.
El reciclaje es un proceso de gran importancia para la sociedad porque busca la valorización y aprovechamiento de los residuos a través de la reutilización de materiales para nuevos productos y procesos que, de otro modo, serían desechados a un tiradero municipal o relleno sanitario. La falta de aprovechamiento eficiente de materiales contribuye a generar una mayor cantidad de residuos que afectan la salud de las comunidades cercanas a los centros de disposición final de residuos e impacta de manera negativa y continua al medio ambiente.
De acuerdo a datos del INEGI[1], en 2015 se recolectaban en promedio poco más de 104 millones de kilogramos de residuos sólidos urbanos por día, 5% de los residuos recolectados eran enviados a plantas de reciclaje y recuperación de residuos, al final solamente 2 millones de residuos eran recuperados y dispuestos para ser reciclados, lo que representa un 2% del total de residuos recolectados.
Por ello, en los últimos años el concepto de economía circular ha adquirido gran importancia. Dicho concepto se basa en un ciclo de desarrollo en el que se busca preservar y aumentar los recursos naturales existentes mediante la optimización del aprovechamiento de los recursos impactados. De esta manera, se generan flujos renovables de los recursos gracias a la reutilización y reciclaje de los residuos, y se minimiza el impacto ambiental por la sobreexplotación de los recursos naturales.
La importancia de la valorización de los residuos a nivel mundial ha provocado que en México crezca cada vez más el número de empresas que incorporan el reciclaje y reutilización en su proceso. Además, se han incorporado a los mercados nuevas empresas dedicadas a la recolección, reciclaje y reutilización, y gracias a ello, ha aumentado la cantidad de residuos aprovechados. Según datos del INEGI, en 2018 solo se reutilizó el 11% de las 86 mil toneladas de residuos que se generan diariamente.
A pesar del aumento del reciclaje y la reutilización de los residuos en México, aún nos queda mucho camino por seguir en busca del desarrollo sustentable de los residuos, principalmente en la inversión en infraestructura.
La mayor parte de los residuos que se generan en México terminan en tiraderos clandestinos que contaminan el suelo y los mantos acuíferos debido a la descomposición de los residuos en zonas propensas a la infiltración, así como por las emisiones al ambiente generadas por la descomposición de los mismos. Es probable que, sin involucramiento de la inversión privada en este tema, sigamos sin avanzar en el proceso y sin aprovechar la oportunidad de hacer del reciclaje un negocio rentable. De acuerdo a estimaciones de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (Anipac), el reciclaje en México tiene un valor potencial de 3 mil millones de dólares.
Las empresas no solamente se deben enfocar en la gestión integral de los residuos. Deben buscar la eficiencia en toda la cadena de valor incluyendo los insumos y sus procesos. Utilizando métodos de eco eficiencia en sus procesos, las organizaciones pueden minimizar la generación de residuos desde su origen en el proceso de selección de la materia prima, hasta la innovación en la utilización de equipos más eficientes y con pérdida de producto.
Con la actual revisión y cercana reforma de la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR) se le estará dando un giro a la normatividad sobre la clasificación de los productos de acuerdo al porcentaje de material reciclado en el mismo. Esta próxima regulación podría provocar prohibiciones de ciertos productos de plástico que no cumplan con los niveles de reciclaje previstos. Bajo esta perspectiva, la gestión de los residuos se convertiría en el principal reto al que se enfrentarán las organizaciones en términos ambientales, por ello, es urgente poner los reflectores en la gestión responsable de los recursos y residuos con una visión de economía circular.
La
gestión de los recursos ya no será tan solo una “buena práctica”, por el
contrario, será una pieza clave para la estrategia del negocio y la selección
de su cadena de suministro.
[1]José Paúl Carrasco Escobar y José Luis Ángel Rodríguez Silva. Análisis de estadísticas del INEGI sobre residuos sólidos urbanos. INEGI. 2015.