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Rafael Coronel, a un año de su muerte

Rafael Coronel nació en Zacatecas el 24 de octubre de 1931. Es considerado uno de los grandes realizadores de la plástica mexicana. En su juventud nunca tuvo intención o afición por ser pintor, sin embargo, las circunstancias se dieron para que poco a poco se introdujera dentro del mundo artístico. Viajó a la ciudad de México para estudiar Contaduría. Sus planes cambiarían cuando en 1952 participó en un concurso de pintura organizado por el Instituto Nacional de la Juventud, ganando con su pintura “La mujer de Jerez”. 

Al ganar el concurso se hizo acreedor de una beca de 300 pesos mensuales, la cual recibía para el único propósito de seguir creando durante su estancia en la ciudad de México, y así lo hizo. Más tarde, buscaría educación profesional con respecto a la pintura; a escondidas de su padre, ingresa la escuela de arte La Esmeralda, donde dura poco tiempo debido a que confrontaba constantemente a sus maestros. 

Fue en esa misma época que conoció a artistas ya reconocidos y es recomendado a la galerista Inés Amor, quien lo acogió al ver el talento innato del joven, para más tarde mandarlo a la High American School, donde tuvo la oportunidad de mostrar su obra en Estados Unidos, Japón, Puerto Rico y Brasil. 

Su obra se ve influenciada por grandes pintores como Goya y Rembrandt. Las figuras comunes que utiliza son monjes, demonios, frailes, niños, etc, los cuales ambienta de una manera sombría, como queriendo acercarse a la parte oculta de los personajes que pintaba. Y es que, en palabras del propio Rafael: “Mi pintura es anímica y se presenta sobre todo la soledad; la relación de hombre a hombre se encuentra, no solamente en el idioma, sino también en la imagen que da un artista.” 

De esta manera explora una serie de sentimientos que van desde la tristeza, la angustia aunadas a un halo de misterio, que muchas veces pareciera folklórico. Porque es bien conocido que tomaba imágenes provenientes del pueblo, mostraba al ser humano latinoamericano sin adornos. 

Hoy, 7 de mayo de 2020, se cumple un año de la muerte del artista zacatecano, quien dejó un gran legado artístico que representa el espíritu mexicano provincial, un folklore que brinda identidad y que, al mismo tiempo, revela lo siniestro y el temor de lo oculto. Sin duda, una gran figura dentro del mundo artístico mexicano del siglo XX.

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