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¿Quién protege a Tampico de los huracanes?

Foto de Jeffrey Grospe en Unsplash

“Al otro día de haber tocado tierra y después de acabar con todo a su paso, comenzó la reconstrucción de la ciudad, por todas partes se escuchaban los martillos y los serruchos trabajando, esto sin imaginar que lo peor aún estaba por llegar pues se acercaba lo que comúnmente se conoce como la cola del ciclón» 

¿Qué ocurre en Tampico y Ciudad Madero, que desde 1955 no han sido azotadas por ningún huracán?

La razón no se sabe a ciencia cierta. Quizá sea una mera casualidad, pero estas ciudades llevan más de medio siglo sin sufrir el embate de un huracán. Mientras tanto, la mayoría de las ciudades costeras del Golfo de México han sufrido inundaciones, destrozos y cientos de muertos a causa de este fenómeno.

Veracruz, por dar un ejemplo, ha sido azotada por cinco poderoso huracanes en las últimas décadas. El más devastador de ellos sin duda ha sido el Janet en septiembre de 1955. Catalogado como categoría 5 en la escala Saffir-Simpson. Tocó tierra dos veces, primero en Quintana Roo y luego en Veracruz.  Le siguen en orden cronológico los huracanes Gilberto, 1988; Stan, 2005; Karl, 2010 y Grace, 2021.

Veracruz y Tampico están separadas por 400 kilómetros, una distancia alcanzable para cualquier meteoro, y sin embargo ninguno ha tocado a los jaibos en 67 años. ¡Algo asombroso!

Tuxpan, Veracruz, a tan solo 160 km de Tampico, acaba de  sufrir el embate del huracán Grace en 2021, y Tampico de nuevo salió indemne de la eventualidad.

La última vez que un fenómeno de este tipo golpeó al estado fue en 1955, cuando el Huracán Hilda en combinación con los huracanes Gladys y Janet, azotó las ciudades tamaulipecas de Tampico y Cd. Madero, provocando una catastrófica inundación en toda la Huasteca.

Antes de la llegada de Hilda, los tamaulipecos ya habían sido lastimados por el embate del huracán Gladys, y seguían nerviosos las noticias del nuevo huracán. La madrugada del 28 de septiembre entró con furia inaudita en Tampico el huracán, azotándolo con vientos cercanos a los  260 km/h. Cuando pasó el ojo del huracán sobre la ciudad muchas personas creyeron que ya la pesadilla había pasado y salieron a contemplar la devastación, muy pocos sabían que horas después regresaría el resto del huracán, por lo que a muchos los agarró fuera de sus casas, arrastrándolos por las calles hasta perderse en la tormenta. En esos años la mayoría de las casas eran de madera y no había satélites avisando sobre el paso del huracán.

Como si esta tragedia no hubiera sido suficiente, a los pocos días se formó la tormenta Janet, frente a las costas de Campeche, y en su curso de muerte y destrucción pasó cerca de las ciudades de Tampico y Cd. Madero, arrojando una cantidad inusual de lluvia. El río Pánuco se desbordó y su crecida llegó a Tampico y Madero el 2 de octubre del mismo año, inundando las ciudades tamaulipecas y toda la zona cercana, llegando las aguas hasta el Ébano, San Luis Potosí.

El gobierno mexicano respondió con un programa de salvamento y la inolvidable visita del mismo presidente, don Adolfo Ruiz Cortines. Los Estados Unidos hicieron su noble parte mandando un portaaviones al mando del Contraalmirante Miles.

Una protección fuera de este mundo

Décadas después, los desmemoriados tamaulipecos se sienten protegidos por alienígenas que desvían los huracanes a Veracruz o a los Estados Unidos. La leyenda nació de ciertas luces que se han visto sobre el mar, a trece kilómetros de la playa. Pescadores aseguran que han visto luces bajo el agua que entran y salen por las noches.

Estos eventos se dan en Ciudad Madero donde se dice que en el mar se encuentra una base de ovnis llamada Amupac, con un perímetro que va desde playa Miramar hasta la ranchería Cebadilla, a unos cuatro kilómetros de Ozuluama, al norte de Veracruz y Tamtoc en Tamuín, San Luis Potosí.

A mi sentir las casi siete décadas sin huracán son una mera coincidencia. Un lapso de tiempo que nos parece grande para los hombres, pero que es nada comparado con la acumulación de siglos de historias de tormentas en el Golfo de México.

Pero, ¿por qué no han azotado más huracanes Tampico y Cd. Madero? Quizá influyan las corrientes de agua, los vientos, la orografía o la diferencia de temperatura entre las aguas de Veracruz, Texas y Tamaulipas.

Sin embargo, los huracanes de 1933 y 1955 nos deben recordar que tal inmunidad extraterrestre no existe, y que tarde o temprano las ciudades tamaulipecas serán azotadas por un devastador ciclón, como es lógico que ocurra.

En cuanto a la teoría de la protección alienígena, si ellos en verdad estuvieran refugiados en una base submarina, los huracanes no les afectarían en nada. El efecto devastador del huracán es en la superficie, y sinceramente no creo que les preocupe mucho Tampico y hagan caso omiso de otras ciudades costeras en riesgo como Veracruz o Tuxpan.

Para la óptica extraterrestre, los huracanes deberían ser dadores de agua y vida en la Tierra. El hombre, con sus insignificantes ciudades no es más que un animal más, en ese mundo de nidos y madrigueras.

También existe la teoría de que Tampico es protegida por la virgen del Carmen. Esto se debe a que los pescadores del sur de Tamaulipas, después de la tragedia de 1955 pusieron una estatua de la virgen  al inicio del Río Pánuco.

Avistamientos luego de la tragedia

Algo interesante que mencionar es que independientemente del huracán que sea y donde éste golpeé, después de la muerte y devastación que estos fenómenos traen, siempre hay luces y avistamientos en las zonas de desastre. Es como si los ovnis o falsos dioses se nutrieran de la muerte, miseria y destrucción ocasionada por estos eventos fortuitos de la naturaleza.

Lo mismo ocurre cuando algún tsunami azota la costa; con una erupción volcánica o con un poderoso terremoto: ELLOS, están siempre ahí, acechando y de algún modo alimentándose del dolor, la muerte y la miseria humana.

En el tsunami del 2011 en Japón se vieron extrañas criaturas de forma vaporosa huyendo ágilmente del desastre, así como ovnis observando desde las alturas.

El terremoto de México de 1985 también se vio visitado por estas luces extrañas. Algunas de ellas inclusive  antes y durante el impacto de la réplica del día siguiente, viernes 20 de septiembre a las 7:30 de la noche.

No es de extrañarse que en 1985 en Armero, Colombia haya habido avistamientos antes y durante la poderosa erupción del volcán Nevado del Ruiz. ¡Ellos siempre están ahí para verlo todo!

La avalancha de lodo, nieve y piedras descendió a  60 kilómetros por hora sepultando todo el pueblo. Armero quedó enterrado en minutos por un río de muerte y destrucción tras el deshielo del volcán Nevado del Ruiz. En sus alrededores vivían aproximadamente 40,000 personas y de todas ellas, solo 15,000 salvaron milagrosamente sus vidas.

Por Alejadro Basáñez Loyola

Alejandro Basáñez Loyola, autor de las novelas de Penguin Random House: “México en Llamas”;  “México Desgarrado”;  “México Cristero”; “Tiaztlán, el Fin del Imperio Azteca”; “Ayatli, la rebelión chichimeca” y “Santa Anna y el México Perdido”; y de Lectorum: “Juárez ante la iglesia y el imperio”;  “Kuntur el inca”  y “Vientos de libertad”. Facebook @alejandrobasanezloyola

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