Es importante considerar para el Objetivo de Desarrollo Sostenible 16 de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, que la Paz Positiva funciona como un sistema y que los países más pacíficos del mundo poseen fortaleza ocho pilares. Cada uno de estos se refuerzan entre sí, por lo que al fortalecer uno se benefician los demás.
Desde 2017 el Índice de Paz de México (IPM) se dio a la tarea de analizar cuáles de los ocho pilares de Paz Positiva guardan mayor relación con las tasas de homicidios en México. Son cinco los más importantes y los citamos a continuación:
- Buen funcionamiento del gobierno: Todos los estados de México afrontan impunidad en cierta medida. Sin embargo, en los casos en que la tasa de homicidios es baja, como el caso de Yucatán y Aguascalientes, se investigan exitosamente más homicidios como porcentaje del número total de estos.
- Bajos niveles de corrupción: Se entiende cuando un porcentaje pequeño de ciudadanos denuncian haber percibido actos frecuentes de corrupción en el año anterior, lo que correlaciona con el número de homicidios.
Distribución equitativa de los recursos: El desarrollo humano, en particular el componente de salud del Índice de Desarrollo Humano, muestra una fuerte correlación con las tasas de homicidios. En las comunidades donde todos tienen acceso a servicios de salud de calidad se observan menores tasas de violencia letal. - Buenas relaciones con los vecinos: Cuanta más alta es la entrada neta de migrantes, más bajas tienden a ser las tasas de homicidios. Este patrón indica que la seguridad atraerá al capital humano, mientras que la falta de esta lo erosionará.
- Entorno empresarial sólido: Las tasas altas de empleo formal se correlacionan con tasas de homicidios más bajas. Esto, sumado a la correlación con la migración, demuestra que hay un vínculo entre buenas relaciones con los vecinos, altos niveles de capital humano y entorno empresarial sólido. Este pilar guarda relación también con buen funcionamiento del gobierno y bajos niveles de corrupción.
Para el IEP, el costo de oportunidad perdido en todo México es alto: reducir la violencia al nivel de sus cinco estados más pacíficos generaría un dividendo de paz por 2.5 billones de pesos al año.
Con motivo de la Agenda 2030 y sus Objetivos para el Desarrollo Sostenible, debemos resaltar que la paz debería ser positiva y sostenible (ODS 16). En otras palabras, la voluntad política de dar una oportunidad a la paz y así llegar a la ausencia de violencia y conflictos debe complementarse con un enfoque integral que abarque todos los aspectos de la seguridad humana.
Hace 25 años, en 1994, en el Informe sobre Desarrollo Humano de la ONU se presentó el concepto de seguridad humana. Con siete componentes identificados (seguridad económica, alimentaria, sanitaria, medioambiental, personal, comunitaria y política), la seguridad humana, definidos en términos simples como libertad para vivir sin necesidad y sin miedo, requirió salir del enfoque de seguridad centrado en el Estado. Esta transición se reafirmó en el informe, que estipulaba que “este es el momento de hacer la transición desde el concepto estrecho de la seguridad nacional hacia el concepto globalizador de la seguridad humana, antesala para la Paz.