En Nueva York, el departamento de Policía ha emprendido iniciativas basadas en un software que utiliza datos históricos sobre delitos, así como modelado de terrenos para predecir y responder a los incidentes. Con esto, ha logrado reducir la violencia en la ciudad.
En Ámsterdam, un proyecto público privado está construyendo una red inteligente en las viviendas donde la energía se distribuye y almacena en función de la demanda. La capital de los Países Bajos también cuenta con iluminación inteligente de luces LED regulables para la seguridad de los transeúntes.
En Barcelona, se han implementado sistemas de recolección de residuos, monitoreo de tráfico, calidad del aire, actividad peatonal y ruido (entre otras cosas), a través de la tecnología.
Todas estas iniciativas se enmarcan dentro de los esfuerzos de las metrópolis mundiales por agilizar su transición hacia ser ciudades inteligentes. Algunas (como Singapur) han sido pioneras desde hace años. Ahora bien, ¿qué entendemos por “ciudad inteligente”?
“Una smart city es un ‘ente vivo’ que recibe, administra y procesa datos para la toma decisiones que faciliten la vida de los ciudadanos en un medio ambiente armónico”, señala Miguel Ángel Sanabria Plascencia, secretario general del Consejo Nacional de Clústeres de Software MXTi.
Para ello, señala el especialista, es imprescindible una infraestructura tecnológica con la suficiente conectividad e involucramiento de la ciudadanía y el estado, así como reglas claras para el procesamiento de datos dentro de un marco de ciberseguridad, ética y conciencia del buen uso de la misma.
Entonces, ¿qué necesita Aguascalientes para encaminarse hacia esta modernidad tecnológica? Y también, ¿qué problemáticas podría resolver?
Alessio Hagen, Director de Gobierno y Ciudades Digitales para Dell Technologies Latinoamérica, señala que, antes de que una ciudad incursione para convertirse en una smart city debe establecer primero una agenda digital para tener claro qué servicios quiere eficientar para los ciudadanos.
Hagen explica que, en nuestro país, las principales iniciativas para migrar hacia las smart cities han emanado de proyectos de videovigilancia, como los observados en la Ciudad de México o San Pedro Garza García. En este último (municipio de Nuevo León) también se han establecido exitosamente sistemas inteligentes en iluminación y semaforización.
Para Sanabria Plascencia, Aguascalientes tiene el potencial para erigirse como líder y ejemplo en la materia. El experto arguye que el estado cuenta con las condiciones de educación, infraestructura, tecnología, conectividad, así como ventajas geográficas y climatológicas, para evolucionar hacia ser una entidad inteligente.
De igual manera, subraya que las posibilidades de resolver problemáticas que aquejan al estado (como el tema hídrico y las sequías) son ilimitadas.
“No hay tema que no pueda abordarse desde las soluciones que la aplicación de modelos elaborados con ciencia de datos no sea capaz de resolver: desde el tráfico en horas pico a través de la semaforización inteligente, pasando por el cuidado de la salud (administración y suministro de medicamentos, seguimiento de la pandemia, cuidado de embarazados), hasta determinación del riesgo por sector, siembra y temporada”, expone como algunos de los innumerables ejemplos.
No obstante, para alcanzar este cometido, se debe atender una serie de elementos, coinciden ambos especialistas. Alessio Hagen enfatiza que se debe alentar la inversión privada para acelerar procesos de asociación público-privada -que deriven en proyectos generadores de la infraestructura necesaria para transitar hacia una entidad inteligente-.
“Pero, por otro lado, debes dar seguridad jurídica a los proyectos para que la gente que invirtió tenga la certeza de que recuperará su inversión en el futuro (…) En ese sentido, creo que es importante la creación del marco regulatorio, apegado al Estado de Derecho”, explica Alessio.
Miguel Ángel reitera que Aguascalientes cuenta con condiciones adelantadas en ciertos aspectos, pero reafirma que “existen temas jurídicos y legislativos en los que aún no avanzamos: las reglas claras, la interacción con la sociedad y la ciberseguridad, ya que la ciberdelincuencia está desatada con el aumento en los robos de identidad, información bancaria…”, apunta.
Algunos especialistas a nivel mundial han argumentado que, más allá de la infraestructura tecnológica y el marco regulatorio, los elementos fundamentales que determinarán el éxito de una ciudad inteligente serán la aceptación y la participación del público. Si los ciudadanos se muestran renuentes a involucrarse, de nada servirían los esfuerzos emprendidos.
“El ciudadano estará convencido en el momento en el que le entregues algo que le facilite la vida. Si eliminas el problema de fricción de los ciudadanos para poder ingresar a un sistema inteligente como ciudad, su participación y su aceptación serán automáticas”, sentencia Hagen.