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¿Qué le podemos aprender a Chipre en el manejo de la pandemia COVID-19?

Esta semana ha ganado popularidad un estudio elaborado por investigadores del Instituto Lowy que califica a los gobiernos que mejor y peor han respondido ante la pandemia por COVID-19.

Para (no) sorpresa de muchos, Latinoamérica salió pésimamente calificada: Brasil, México y Colombia ocuparon los últimos lugares de una lista que agrupa a casi un centenar de países. Aquellas naciones que se posicionaron en lo más alto de la tabla tampoco debieron causar mucho estupor: Nueva Zelanda, Vietnam, Taiwán y Tailandia se ubicaron como las cuatro mejores. 

Muchas personas podrían imaginar que el quinto lugar está ocupado por algún otro país asiático como Japón o Corea del Sur. No es un mal enfoque, pues muchos gobiernos de esa región han adquirido experiencia al lidiar con distintos brotes de coronavirus en los últimos veinte años, lo que les ha permitido actuar con diligencia y anticipación en la presente contingencia sanitaria. 

Sin embargo, ninguno de ellos se situó en ese lugar..

La quinta posición la ocupó: ¡Chipre! El gobierno de la isla mediterránea se erigió como el quinto mejor en respuesta a la pandemia, según las valoraciones del Instituto Lowy.

A continuación presentamos algunos rasgos que han distinguido la gestión de la emergencia sanitaria por parte de las autoridades del país euroasiático, aunado a las bondades inherentes que te da ser una pequeña isla para tener hasta el día de hoy solo 30,538 casos diagnosticados, 197 muertes (diez veces menos que nuestro estado, para dimensionar la cifra) y una tasa de letalidad del 0.6%.

Ventajas intrínsecas

Con una extensión territorial de 9,251 kilómetros cuadrados, Chipre tiene 1 millón 212 mil 434 habitantes, ubicándose como uno de los países con menor población en Europa (y en el mundo). Su densidad poblacional se sitúa en 148 habitantes por kilómetro cuadrado, lejos de países como Italia (200 h/km2); Alemania (233 h/km2); Reino Unido (276 h/km2); Japón (333 h/km2); Bélgica (376 h/km2); Israel (407 h/km2); India 442 h/km2); Países Bajos (516 h/km2); Corea del Sur (518 h/km2); y Singapur (8,135 h/km2).

Esto es importante debido a que diversas investigaciones han apuntado una fuerte correlación entre la densidad poblacional y la dinámica de transmisión de la COVID-19 en los territorios

Otros estudios también han identificado el rol crítico que juega el transporte aéreo en la propagación de enfermedades infecciosas. Un estudio publicado en el Centro Nacional para la Información Biotecnológica de Estados Unidos refiere, respecto al actual brote de COVID-19, que “es probablemente la primera vez que la aviación global contribuyó a la propagación mundial de una pandemia”.

En este aspecto, Chipre también pudo haber sacado ventaja. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) ubicó a la nación euroasiática en el lugar 70 a nivel global en conectividad aérea. Uruguay, otro país altamente alabado por su manejo de la pandemia, se colocó en la posición 122. En contraste, seis naciones de las primeras diez en la lista de la IATA (Estados Unidos, India, Alemania, Reino Unido, España e Italia) también se encuentran dentro de los diez países más afectados por el coronavirus. 

Asimismo, según datos de la Organización de Aviación Civil Internacional, Chipre registró en 2019, 3,326 partidas de vuelo de compañías registradas en el país, una de las cifras más bajas en Europa y el mundo (por contraste, México registró más de 600 mil y Estados Unidos más de 10 millones de partidas aéreas).

Otro elemento a considerar es la actividad turística. En 2018, Chipre se posicionó en el vigésimo séptimo lugar en Europa con la recepción de 3.9 millones de visitantes, contribuyendo con un exiguo 0.6% a la cuota de visitantes que arribaron al ‘Viejo Continente’. 

Derivado de lo anterior, el no ser un país tan solicitado en las demandas turísticas en Europa, unido a su reducida conectividad aérea y nula conectividad terrestre (recordemos que es una isla), sitúan a Chipre en una posición menos comprometida que otras naciones en el mundo. 

¿Qué hizo el Gobierno?

Al igual que muchas otras naciones que han tenido éxito en la contención del coronavirus, las autoridades de Chipre siguieron las recomendaciones emitidas por la Organización Mundial de la Salud, entre ellas, la implementación de un intenso programa de aplicación de pruebas para identificar a los portadores del SARS-CoV-2 y rastrear a sus contactos. 

Para el mes de junio, el país euroasiático ya había realizado 60 mil pruebas PCR para detectar el virus, ubicándose dentro de los tres primeros países en Europa en tests per cápit (en contraste, para dimensionar esta cifra, Aguascalientes recién superó las 60 mil pruebas aplicadas el 21 de enero).

Asimismo, la última información  arrojada por el portal Our Data in World ubica a Chipre en la posición número seis a nivel global en número de pruebas aplicadas por cada mil habitantes, únicamente por detrás de Luxemburgo, Emiratos Árabes Unidos, Dinamarca, Andorra y Bahréin.

La aplicación de pruebas se extendió a un porcentaje de los migrantes que llegaron a territorio chipriota. Asimismo, las autoridades solicitaron a los turistas provenientes de países en focos rojos por la COVID-19 presentar una PCR negativa hecha 72 horas antes de ingresar al país. 

Además, el 13 de marzo, el presidente Nicos Anastasiades anunció que el país cerraría sus fronteras hasta el 27 del mismo mes, en un intento para detener la propagación del coronavirus, sin embargo, el confinamiento se extendió hasta mayo. 

De igual manera, el mandatario ordenó liberar a decenas de prisioneros de la cárcel de Nicosia, una prisión con alta densidad de reclusos y que estaba considerada como un potencial foco rojo de contagios. 

El presidente justificó las determinaciones establecidas argumentando que no había espacio para la complacencia:

«No es nuestro estilo de vida lo que está en juego, sino nuestras propias vidas. La duración de la vigencia de las medidas restrictivas dependerá de qué tan bien cumplamos con los decretos emitidos«, declaró el presidente en un mensaje televisado para todo el país. 

Seguir la voz de los especialistas, eje rector

Otro rasgo que ha definido el exitoso combate a la pandemia es el seguimiento irrestricto a las recomendaciones vertidas por los especialistas en Salud, comentó el gobierno chipriota. 

«El equipo científico nos asesoró minuto a minuto, desempeñando un papel crucial en las decisiones del gobierno. En otras palabras, escuchamos a nuestros expertos desde el primer momento«, dijo el presidente para Associated Press. 

Los políticos realmente escucharon a los científicos y los científicos les dieron una estrategia correcta”, compartió para ABC el virólogo de la Universidad de Chipre, Leontios Kostrikis, quien señaló que la gente se sintió más tranquila al observar que la situación estaba siendo manejada por las personas indicadas y no los políticos. 

Para mitigar la crisis económica, los Ministerios de Finanzas y Trabajo ordenaron una serie de medidas para proteger a las empresas, los empleos y los ingresos de los trabajadores. Algunas de estas disposiciones fueron el subsidio parcial de los salarios y la moratoria de pago de los préstamos vigentes, recapitula este artículo en Forbes. También el Gobierno prorrogó el pago de las obligaciones tributarias de las empresas.

En las últimas semanas, Chipre ha venido observando un incremento significativo en los casos de COVID-19 (registrando hasta 300 diarios). El 8 de enero, el Ministro de Salud determinó un nuevo confinamiento hasta el día 31 de enero.  El confinamiento implicó un regreso al cierre de las actividades no esenciales, la educación a distancia y toque de queda entre las 21:00 y las 05:00 horas.

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