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¿Qué hay detrás de la negativa de México de aceptar la propuesta de la OPEP?

Más allá de la atención natural centrada en el coronavirus, el foco mediático posó sus ojos sobre México, después de que el país presidido por Andrés Manuel López Obrador se rehusara a rebajar el 23 por ciento de su producción diaria de barriles de crudo (unas 400 mil unidades), tal como lo propuso la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a sus miembros integrantes y otros países productores para intentar estabilizar el mercado internacional y elevar los precios del crudo tras la guerra de precios emprendida por Arabia Saudita y Rusia y el desplome en la demanda por el COVID-19..

Los reportes del encuentro hechos por varios periodistas especializados hicieron énfasis en la postura reticente del gobierno mexicano, la cual hizo que la junta se prolongara más allá de lo presupuestado.

Reza Zandi, periodista iraní, publicó: “Uno de los ministros de energía acaba de decir: ‘esta reunión ya lleva 7 horas y hemos dedicado 5 horas a hablar únicamente de México”. Por su parte, Amena Bakr, jefa adjunta de Energy Intelligence, escribió: “Esta reunión está por entrar a su novena hora…Gracias México”.

El asombro ante el devenir de la reunión se agudizó después de que la secretaria de Energía de México, Rocío Nahle, abandonó la junta después de que su contrapropuesta de disminuir en 100 mil barriles diarios la producción de crudo topara con pared. Esta situación acrecentó las miradas hacia el país. ¿Por qué México no acepta las condiciones planteadas por los países petroleros?

En opinión de  Miguel Ángel Marmolejo Cervantes, profesor investigador en Derecho y Energía de la Universidad Panamericana, la postura asumida por el Gobierno Federal puede ser interpretada como un intento por “blindar las finanzas públicas y conservar el valor de las inversiones hechas para el rescate de Petróleos Mexicanos.

De acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en noviembre de 2019, los ingresos por la venta de petróleo aportaron el 17.2 por ciento de los ingresos totales del sector público, es decir, 834 mil 026 millones de pesos. En relación con la inversión, en septiembre del año pasado, el Gobierno de México anunció la inyección de 5 mil millones de dólares a la empresa productiva del Estado para reducir su endeudamiento y manejar su perfil de vencimientos.

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La política pública del rescate a la soberanía energética implementada por AMLO, el dinero invertido en el rescate de Pemex, la necesidad de que las instituciones calificadoras sostengan las calificaciones crediticias lo más atractivas posibles, la deuda de Pemex alrededor de 100 mil millones de dólares…A como dé lugar, el gobierno necesita proteger el valor de la industria petrolera mexicana”, sostiene el especialista.

El viernes 10 de abril, un día después del fallido acuerdo entre México y la OPEP, Andrés Manuel reveló que había alcanzado un entendimiento con Donald Trump bajo el cual, el país reduciría 100 mil barriles de crudo en su producción diaria, y Estados Unidos cubriría un excedente de 250 mil barriles diarios para compensar a México. López Obrador incluso señaló que la OPEP ya había dado su visto bueno al esquema planteado.

Para Marmolejo Cervantes, el mecanismo ideado por los países norteamericanos envía el mensaje de que México se encuentra en una situación límite en sus arcas públicas por lo que precisa de un rescate.

Para mí esta negociación tiene una implicación más, un mensaje adicional, de que somos vulnerables ante un recorte como el propuesto por la OPEP, porque las finanzas públicas están tan presionadas, que necesitan de un rescate: ya sea a través del propio gobierno mexicano a partir de emisión de más deuda, o bien, de una institución o gobierno extranjero”.

A pesar de llegar a un acuerdo con Estados Unidos y tener el beneplácito de Rusia, Arabia Saudita sigue sin dar su brazo a torcer y rechaza la contrapropuesta emitida por México: desde Riad sostienen que el país debe reducir los 400 mil barriles diarios en su producción, de lo contrario no habrá pacto.

Los países de la OPEP+ habían acordado el jueves restringir la oferta de crudo durante dos años: los siguientes dos meses, es decir, mayo y junio, habría una reducción de 10 millones de barriles diarios; el segundo semestre del año, la cifra bajaría a 8 millones; finalmente, de enero de 2021 a abril de 2020 la producción bajaría a 6 millones de barriles por día.

No obstante, el profesor investigador de la UP sostiene que en caso de que se alcance un acuerdo, éste no es vinculante (es decir, obligatorio), debido a las leyes antimonopolio que rigen a México, Estados Unidos y Canadá lo prohiben.

Reflejo de lo anterior es que el secretario de Energía de los Estados Unidos, Dan Brouillete, afirmó que su país no recortará su producción; lo que sí hará es abrir la Reserva Estratégica de Petróleo para almacenar la mayor cantidad de crudo posible. «Esto eliminará el excedente de petróleo del mercado en un momento en que el almacenamiento comercial se está llenando y el mercado está sobre abastecido«.

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Aunado a lo anterior, aún con la ratificación de un acuerdo que todavía sigue en fase de negociación, el especialista señala que éste será marginal ante una pandemia que no tiene visos de concluir en el corto plazo.

Mientras el COVID-19 siga adelante y la gente no pueda trabajar, y por lo tanto, no pueda consumir, este acuerdo es marginal. Ahora mismo estamos hablando de que existe una destrucción de la demanda por los efectos del coronavirus, que conduce a un exceso de sobre oferta”, apunta.

El profesor investigador de la UP alude a unas declaraciones vertidas por Jeremy Wier, CEO y presidente de la trasnacional petrolera Trafigura, en las que señala que “la producción no es el problema, es la [falta de] demanda”. El empresario sostiene que una reducción de 10 millones de barriles diarios en la producción global planteada por la OPEP sería insuficiente para estabilizar el mercado en el corto plazo; “Es decir, se necesitaría un esfuerzo mayor, prácticamente paralizar la industria por un momento, aunque es un buen comienzo”, acota Marmolejo Cervantes.

«Si bien esta medida [de reducir 10 millones de barriles diarios] ayudará a estabilizar los mercados mundiales de petróleo, lo mejor para la industria energética y para toda la economía estadounidense es frenar la propagación del COVID-19 y estimular la economía hasta que la demanda se estabilice y sea seguro para los norteamericanos regresar al trabajo«.

Es por ello, que el Dr. Miguel Ángel Marmolejo señala que el acuerdo propuesto por la OPEP, tiene más una carga simbólica que funcional en cuanto a nivelar el mercado del petróleo y al significar el cese o la tregua en la guerra de producción y precios emprendida por Rusia y Arabia Saudita; incluso los mercados internacionales bursátiles ya dieron por descontado el acuerdo preliminar y el precio del barril no sufrió cambio significativo alguno, dada la destrucción de la demanda, algo inédito.

El acuerdo preliminar representa una tregua con sabor de oasis en el desierto petrolero en una guerra entre Rusia y Arabia Saudita donde México quedó atrapado en el fuego cruzado«, finaliza.

Hasta el momento, las negociaciones para alcanzar un acuerdo que satisfaga a todas las partes sigue en curso.

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