En conmemoración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, firmó decreto para proteger y preservar sitios sagrados como el Wirikuta, ubicado en Real de Catorce.
En conferencia mañanera, López Obrador subrayó la importancia de proteger las culturas y valores espirituales de los pueblos indígenas como parte esencial de la identidad de México.
Asimismo, instruyó a todas las dependencias a cumplir con su implementación y a poner fin a cualquier agresión o invasión a sus tierras y lugares sagrados.
Wirikuta: Un tesoro espiritual y sagrado
Wirikuta es mucho más que un lugar geográfico; es un rincón sagrado que incluye siglos de espiritualidad, tradiciones y conexiones ancestrales.
El territorio de los wixáritari (huicholes) se conforma de cinco espacios divinos, el más importante es Wirikuta en San Luis Potosí.
De acuerdo a su cosmogonía, es el punto donde nació el Sol, donde habitan sus dioses y los espíritus ancestrales, así que cada cosa que se encuentra en el espacio, se considera sagrado por igual.
El territorio sagrado abarca la Sierra de Cartorce y otros municipios de San Luis Potosí. Declarado sitio sagrado natural, cuenta con una superficie de más de 140 mil hectáreas.
El pueblo Wixarika o Huichol habita en Jalisco, Nayarit y Durango, y es reconocido por haber conservado su identidad espiritual y continuar su tradición cultural y religiosa desde tiempos inmemoriales.
En Wirikuta se teje y se sostiene la esencia de la vida del planeta, pues este desierto brota el peyote o jícuri, cactus que los wixaritari ingieren ritualmente para recibir el “don de ver”.
Está habitado por población mestiza campesina descendiente de poblaciones Chichimecas, particularmente Huachichiles que guardan prácticas milenarias de rastreo, caza y recolección que solo se observa ya en una franja del desierto Chihuahuense.
Wirikuta recibe también a pueblos indígenas de Norte América que reconocen también un lugar sagrado para sus culturas y que actualmente reivindica rituales y prácticas que afianzan su identidad como pueblos indígenas.
La región también recibe a miles de personas que año con año peregrinan de diversas partes de México para rendir culto a San Francisco de Asís.