Hoy en día, el Comercio Exterior presenta una simbiosis fascinante. Por un lado, se nutre de un dinamismo interminable; por otro, requiere un análisis financiero y de costos quirúrgico para tomar decisiones estratégicas de negocio. Determinar si conviene importar un producto frente a optar por una proveeduría nacional o vender al extranjero implica evaluar la competitividad en diversos mercados. En este contexto, resulta crucial considerar siempre nuestro «Landed Cost» o «Costo Aterrizado».
Este concepto hace referencia al costo total asociado al transporte de un producto desde el proveedor hasta su destino final. Dicho costo se calcula teniendo en cuenta varios factores:
- Precio del producto: Incluye los costos de fabricación o adquisición, abarcando el valor de las materias primas y otros componentes.
- Costos de envío: Engloba los gastos de transporte desde los proveedores hasta los centros de cumplimiento y, posteriormente, hacia los clientes, cubriendo tarifas de manejo, flete y otros cargos de transporte.
- Tarifas aduaneras: En transacciones internacionales, se deben abonar derechos, aranceles, tarifas de corretaje, portuarias, impuestos y otras tarifas aduaneras.
- Costos de cobertura de riesgos: Comprenden los gastos de seguro y tarifas de garantía de calidad y cumplimiento.
- Costos generales: Involucran gastos de inventario, salarios, tarifas de procesamiento de pagos, tipos de cambio y otros costos operativos.
En resumen, el «Landed Cost» es la suma del precio de compra y/o venta, considerando flete, seguro, impuestos, derechos de aduana, tarifas de transacción, tarifas portuarias o terminales, y demás costos adicionales. El éxito del negocio depende indudablemente de un análisis detallado.
Comprender el «Landed Cost» resulta esencial para los empresarios, ya que facilita la toma de decisiones informadas, la fijación de precios adecuados y la garantía de rentabilidad. En PABAL LOGISTICS, nos complace apoyarte en tus proyectos de Comercio Exterior
Escrito por Pablo Cuevas, director de PABAL Logistics.