Por Xicoténcatl Morales Hurtado CEO SELF México
El mundo empresarial no es un juego de vencedores o vencidos. Hay empresas que pasan por largos periodos de crisis para después retomar un sendero de éxitos consecutivos, otras alcanzan su madurez hasta haber superado conscientemente sus debilidades internas. Así que, si estás considerando hacer modificaciones drásticas a tu negocio toma en cuenta las siguientes advertencias.
Nunca tomes decisiones clave en periodos de crisis
Richard Stevens, reconocido psicólogo inglés, declaró: Nunca tomes decisiones clave en una etapa de crisis, porque una vez terminado el periodo angustiante te habrás dado cuenta del verdadero impacto de tu elección.
Es posible –ante el apremio de esta emergencia sanitaria– llevar a cabo una serie de medidas enfocadas en la reingeniería administrativa, actualizar a tu personal capacitándolo en el dominio de nuevas habilidades e incluso establecer tácticas correctivas para sancionar la simulación laboral o el incumplimiento de funciones, pero todo sin comprometer lo que hasta aquí has logrado.
Un cambio nos debe hacer mejores y más eficaces, dándonos las herramientas para crecer en un tipo de experiencia, competencia o destreza que necesitamos adquirir. Pero nunca nos debe hacer elegir caminos cuyas consecuencias provoquen errores más profundos o nos pongan al borde del fracaso definitivo.
Asume una postura… y acátala
Hablar de las medidas que les permitirán a tus empleados, colegas o clientes entender en el futuro tu posición con respecto a los problemas de salud pública que interfieran con la productividad de tu empresa es una buena manera de comenzar a resolver este conflicto generalizado sin recurrir a una costosa y poco oportuna sustitución de tu visión o misión.
Toma en cuenta las ideas y sugerencias de personas que sostienen posiciones diferentes a la tuya en el organigrama, sobre todo de los empleados que resienten con mayor impacto el paro de labores o la falta de insumos para responder a sus metas.
Contribuye a rastrear el origen o causa de los problemas que te impiden mantenerte competitivo aún en periodos de extrema precariedad. ¿Te falta un mejor canal de distribución? ¿atiendes a las ofertas de créditos o apoyos dadas del gobierno o banca privada? ¿mantienes a tu equipo listo para recuperarse rápidamente de eventos imprevistos? ¿comunicas en tiempo los acuerdos que la empresa asumirá para evitar que tu personal se agote pensando en su despido o eventual liquidación de contrato?
Todas estas preguntas nos enseñan algo sobre el entorno corporativo y la manera de no repetir los mismos fallos ante escenarios futuros.
¿Qué cambios debo evitar?
Dijimos al principio que hay cambios que surgen de reacciones. Toma nota y mantente alerta para evitar ser sorprendida/o por decisiones que quizás te lleven a un callejón sin salida:
• No hagas cambios en tu empresa, negocio, oficina o iniciativa para dar cabida a las insinuaciones catastróficas de un empleado que ha caído en pánico.
• Si modificas horarios y cargas laborales evita crear choques y divisiones entre direcciones, departamentos o dependencias.
• Las rivalidades son innecesarias siempre, pero más en este tipo de situaciones; no hagas competir a tu personal “para que aseguren un lugar en la organización”. Eso desgasta y desmotiva su desempeño.
• No prometas incrementos salariales o incentivos extraordinarios después de la crisis a menos que estés dispuesta/o a cumplir esa promesa.
• Evita alterar labores y tareas que han funcionado bien en tu organización y serán reactivadas apenas pase la contingencia. No hay que cambiarlo todo, sino adaptarnos.
• Finalmente, se honesta/o con tus limitaciones y capacidad para resistir a un prolongado estancamiento. Habla de los escenarios últimos, pero mantén la esperanza y el ánimo en alto.
Si estableces metas claras y expectativas mutuas hay una alta posibilidad de que este escarpado proceso se vuelva una lección intensa que te haga resurgir más fuerte que nunca. Todo dependerá de los cambios a los que des la bienvenida y de las variaciones que debes evitar escuchando a tu equilibrado criterio, ese intangible que te convierte en un genuino líder empresarial.