Icono del sitio Líder Empresarial

QEPD: Don Alejandro Muñoz, sangre española corazón hidrocálido

Don Alejandro Muñoz Fernández, Cónsul Honorario de España en Aguascalientes y fundador del Mesón del Taco, uno de los restaurantes más icónicos del estado, falleció lamentablemente el día de hoy, dejándonos una de las figuras más carismáticas, envolventes y ejemplares que ha visto esta tierra en los últimas décadas. 

Nacido en Sabadell, España, una de las ciudades con mayor tradición textilera de la nación europea, Don Alejandro estudió maestría textil en la Escuela Industrial de Artes y Oficios. No obstante, a los 22 años, él y su familia tomaron la gallarda decisión de emprender un viaje que definiría su vida: partieron de la península ibérica para venirse a vivir a  México. 

Concretamente, el 24 de julio de 1976, sus padres, su hermano y él arribaron a Aguascalientes tratando de mejorar su situación económica. 

Su voluntad por trabajar lo encaminaron a hallar rápidamente un empleo en el autoservicio La Quemazón, establecimiento inexistente en la actualidad que estaba ubicado en la calle 5 de mayo, en la zona centro de la capital.

Don Alejandro duró un año laborando ahí, pero su búsqueda de trascendencia lo alentó a mirar otros horizontes: “no puedes cambiar de país para quedarte estancado. Dejas a tus amigos, tu tierra, a todo el mundo y no puedes permitirse ser uno más del montón. Mi aspiración era triunfar, levantar vuelo, no ser conformista”, reconoció a Líder Empresarial hace dos años.

Así, su futuro atravesó por el otrora Distrito Federal, cuando en la capital del país le ofrecieron una vacante como asistente dentro de una planta de confecciones, donde gracias a su capacidad escaló hasta llegar a ser gerente de producción. 

A sus 24 años, ya casado con Beatriz Romo Barba y con un trabajo estable, Alejandro pasó a colaborar con Industrias Fila, una empresa del ramo textil. Después de meses aprendiendo del negocio y sobre la idiosincrasia mexicana, una nueva oportunidad le sorprendió. Recibió una llamada de directivos de Industrias Jobar, una empresa hidrocálida que lo invitó a colaborar con ellos, y por ende a regresar a Aguascalientes con Beatriz y su recién nacido hijo.

Alejandro aceptó y dejó la CDMX, pero no todos los aprendizajes que allí obtuvo. Retornó con sed de emprendimiento, de independencia: “no quería ser un extranjero más”, señaló Muñoz.

Así que emprendió un negocio de costura llamado Confecciones Muro, ubicado en el fraccionamiento Colinas del Río: “íbamos por telas a Estados Unidos, diseñábamos y la ropa se vendía muy bien, era pujante. El negocio nos duró 12 años”, compartió algina vez a Líder Empresarial.

Don Alejandro decidió expandir su industria en otro ramo y emprender en el sector alimentario. Así fundó en 1993 El Mesón del Taco, restaurante que combina comida mexicana y española: “a mí me gustaba mucho la relación con el público y con la gente, así que decidimos poner un negocio de comida que nos permitiera tener ese acercamiento”.

Desistió del ramo textil y puso toda su energía en el restaurante. Después de 28 años, El Mesón del Taco, sigue distinguiéndose por esa mezcla de cultura llevada a los paladares: “no son solo tacos, esos los pueden hacer todos, ¿y comida española?, pues puede que no a todos les guste, por eso decidimos combinar lo mejor de ambos países”, era su distintivo.

Después de tanto, Alejandro recordaba alegremente lo afortunado que fue al emprender en México:me demostré que sí podía y ahora como tortillas hasta por las orejas. Y es que cuando uno tiene confianza y fe te acostumbras al cambio”, pensaba.

Muñoz Fernández siempre sostuvo que su mayor satisfacción era que la gente lo reconociera, que lo saludara con cariño y supiera del restaurante, pero igualmente, su faceta como diplomático español representó para él un tremendo orgullo. 

El 9 de febrero de 2002 fue designado Cónsul Honorario de España en Aguascalientes y Zacatecas, responsabilidad a la que se refirió como «todas las oficinas de gobierno en un solo lugar«. El puesto no conllevaba retribución económica, pero Don Alejandro lo hacía con mucho gusto en tanto para él la posibilidad de ayudar a la gente era invaluable. 

“Si las cuatro paredes del consulado hablaran, podríamos escribir una biblioteca entera, porque aquí llega todo el mundo”, llegó a decir a Líder Empresarial. Su propia experiencia como migrante lo hizo tener un profundo respeto por todos aquellos que “como mi padre y mi madre, se arriesgan por irse de su país y sacar adelante a sus familias”. 

Ya sea en su faceta como empresario textil, restaurantero, diplomático, padre, o amigo, la partida de Don Alejandro causa una tristeza insondable para todo aquel que tuvo la fortuna de conocerlo, pero también deja la misión de rememorar y transmitir lo que fue su vida, una marcada por la pasión de ayudar a los demás:

Yo he hecho todo lo que he podido por este estado porque este estado me ha dado todo lo que soy en estos momentos”, llegó a compartir el ibérico con corazón hidrocálido.

Salir de la versión móvil