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¿Propósitos u objetivos?

Un nuevo año es algo emocionante, doce meses llenos de posibilidades y retos. A menudo, lo comparamos con el estreno de un cuaderno, todas esas páginas en blanco que nos esperan para poner nuestra historia en ellas. Pero, así como olvidamos esas libretas (en las que prometemos escribir con bonita letra, evitar los rayones y después de unas cinco hojas, vemos que en realidad es más difícil de lo que parece tener una caligrafía impecable); los buenos propósitos que nos hicimos con las doce uvas también son abandonados al pasar los primeros días del año.

Tal vez esto sucede porque no tratamos esos propósitos con la seriedad debida y dejamos de lado nuestra visión empresarial, es decir, ¿qué son los propósitos sino objetivos a cumplir para el siguiente año? Entonces, ¿por qué no planear nuestro año tal y como lo hacemos al diseñar un plan estratégico para cualquier organización?

Redactar un plan estratégico es como trazar sobre un mapa la ruta que vamos a seguir para alcanzar nuestros objetivos. Pensemos nuestra misión personal y lo que deseamos lograr en los próximos 365 días y así convertiremos esos propósitos en objetivos concretos.

Recordemos que los objetivos deben cumplir con ciertas características para que tengan una redacción adecuada, ahí yace la diferencia entre éstos y los propósitos:

Y ya que estamos pensando en este proyecto como un plan de negocios, qué tal que aprovechamos para hacer un análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) personal. En una de esas, al hacer esta reflexión surgirán varias ideas que podemos incluir en nuestros objetivos para el 2015.

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