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Problemas inmediatos

La presentación definitiva del presupuesto de 2017 es algo, por lo que hemos estado viendo, que se llevará su tiempo y muchas discusiones, pues ninguna entidad pública está de acuerdo con los recortes. Todas las dependencias están molestas por las tentativas disminuciones a sus recursos, pero ninguna de ellas demuestra algo de preocupación por el déficit que se ha presentado año con año y ha llevado a la deuda pública a niveles muy peligrosos.

Tampoco se está discutiendo o pensando dónde afectan menos los recortes presupuestales a la sociedad, eso parece ser una situación secundaria. Al final, la decisión será política, no social, ya que la Secretaría de Hacienda deberá “negociar” la aprobación del presupuesto con los grupos parlamentarios, o sea, con los partidos políticos.

Pero este no es el único problema que México enfrenta en este momento. El debilitamiento en el comercio mundial, el exceso de producción y la baja demanda de petróleo han provocado la caída tanto de las exportaciones petroleras como de los ingresos fiscales. Sin embargo, esta no es la mayor complicación, sino el decremento estrepitoso de la producción mexicana de petróleo, gasolina y gas.

Como muestra de ello, tengamos en cuenta que en los últimos nueve meses del año (en específico, del 10 de enero al 25 de septiembre) el promedio de producción diaria de 2,181,000 barriles de petróleo y 4,717 millones de pies cúbicos de gas, decreció a 145,000 barriles de petróleo y 515 millones de pies cúbicos de gas. Esto tiene como resultado el incremento en las importaciones de dichos productos y una salida fuerte de divisas.

Otro problema grave es la situación económica de Pemex, pues a causa de la baja en su producción acaba de paralizar la refinería de Salamanca, Guanajuato: los petrolíferos no pueden ser procesados por falta de materias primas y la empresa no está pagando a sus proveedores. La mencionada refinería producía 120,000 barriles diarios de petrolíferos, los cuales también deberemos importar para cubrir las demandas del mercado.

Una de las problemáticas que no podemos olvidar mencionar es la inseguridad. Cada día, los mexicanos se sienten más vulnerables. Nadie puede imaginar cómo los gobiernos ─federal, estatales y municipales─ podrán recuperar la paz social y con ella, las cantidades exorbitantes de dinero que negocios y ciudadanos pagan para mantenerse seguros o reparar los daños que sufren debido a la delincuencia. Esto golpea muy fuerte el avance del país; de hecho, nuestras carreteras se han vuelto de las más inseguras en Latinoamérica.

Esto es la agenda inmediata de México. Supongo que cambiará según el avance en cada reto.

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