Por: Xicoténcatl Morales Hurtado. CEO Gestión Avanzada
Vivimos rodeados de conceptos, pero no siempre sabemos cuál describe mejor nuestra realidad o cuál nos acerca más al futuro que deseamos. Hoy, la vida empresarial no sólo se trata de análisis cuantitativos y presentaciones PPT. La innovación es parte fundamental para llevar los negocios a otro nivel; por ello, la manera de gestionarla nos ayudará a identificar el itinerario que debemos recorrer.
La IP está rodeada de experiencias que buscan nuevas oportunidades hacia el futuro. Uno de los más importantes términos en ese sentido es el de predictibilidad.
Según Idris Motee, “la predictibilidad es el grado en que se puede prever o predecir el futuro del entorno externo, que depende del grado de complejidad y de la velocidad del cambio”.
Como concepto dinámico la predictibilidad representa, de forma simbólica, una ventana hacia el mañana. Nos permite hacernos una idea de lo que sucedería si x o y factores actúan bajo el margen, situación o coyuntura esperadas.
Sin duda saber lo que el futuro depara y la forma de anticiparnos son asuntos que necesitan toda nuestra atención, pero es aquí donde surge una incertidumbre clave: ¿qué necesito en mi empresa?, ¿previsión, pensamiento o planeación estratégica?
Tres formas de pensar el futuro
Lo primero que debemos entender es que estos tres conceptos no son instancias separadas, sino armónicas. Cada uno tiene su lugar en la preparación para el futuro, pero se requiere aclararlos para reconocer sus respectivas dimensiones.
- Previsión estratégica: Este primer factor está asociado a la prospectiva. Se suele usar este término cuando elaboramos planes de anticipación de riesgos y/o un enfoque en oportunidades que generen valor diferenciado. La previsión en sí misma es un acto profiláctico que nos alerta sobre coyunturas, situaciones o coincidencias que pueden suceder en el tiempo. Por ende, nos invitan a comprender su eventualidad, impacto o profundidad.
- Pensamiento estratégico: Este segundo elemento es un asunto de perspectiva. Es un input que nos ayuda a distinguir lo probable, lo posible, lo plausible y lo preferible —categorías muy útiles para entender el trecho que hay entre la visualización que apuntala la toma de decisiones—. El pensamiento estratégico representa un intento por entender la relación entre lo analítico y lo intuitivo. La mejor forma de gestionarlo es revisando tendencias, probabilidades y escalas que nos den una idea clara del futuro de nuestro negocio en un contexto amplio. Debemos considerar diversas variables como: variaciones en el mercado, aparición de nuevas necesidades, obsolescencia de tecnologías, etc.
- Planeación estratégica: Finalmente, este atributo nos lleva a la programación. La planeación estratégica, a diferencia de los dos primeros conceptos, establece las medidas de lo que la predicción de ese mañana nos está diciendo u obligando a generar para afrontarlo con las mejores herramientas. Saber leer las señales débiles de ese futuro y estar atentos a la proyección de señales fuertes como los nuevos modelos de negocios o los cambios sistemáticos en las reglas comerciales que apuntalan nuestro giro son atributos que debemos gestionar con la mayor precisión.
Cuidado con las bolas de cristal
Resumidos estos conceptos entendamos algo valioso. Ninguno asegura que el futuro sucederá tal como lo hemos imaginado. Su valor conceptual nos ayuda a tener una idea de los resultados que esperamos obtener, cuidando que nuestros análisis sean flexibles y acepten cierta parte de ambigüedad, error (y hasta imprecisión). Estar efectivamente preparados para saber lo que pasará en el futuro no sólo es imposible, sino que puede llevarnos a muchas decepciones.
Muchos consultores de negocio aseguran tener una bola de cristal para predecir el futuro que sus clientes desean experimentar. Ante estos intentos de certeza indubitable y objetividad asegurada, los conceptos analizados hoy nos tienen mucho que enseñar.
Pensar el mañana desde estos tres conceptos es sumamente alentador por varias razones, mismas que analizaremos en el siguiente artículo.