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Por qué las energías limpias pueden ser nuestro mejor aliado en estos tiempos

El 18 de diciembre de 2013, la iniciativa de reforma constitucional presentada por el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto fue declarada constitucional por el Poder Legislativo Federal, promulgada por el Ejecutivo el 20 de diciembre de 2013 y publicada al día siguiente en el Diario Oficial de la Federación. Hoy los efectos y consecuencias que se esperaban de “La Reforma Energética” parecen ir en sentido opuesto.

Entre los objetivos base de la reforma, se encontraban: la disminución en los costos de la electricidad y el gas, como consecuencia directa se mejoraría la economía de las familias mexicanas; se prometía la creación de nuevos empleos (pero no se dijo cuantos ni cuándo); y por último el fortalecimiento estructural e institucional de Pemex y CFE, estos tendrían libertad toda en estrategias que las modernizaran. Con esto se obtendrían mejores resultados, teniendo como consecuencia que se viera reforzada la rectoría del Estado como propietario del petróleo y gas, y como regulador de la industria petrolera y eléctrica.

A tres años de la reforma, la realidad es opuesta. Los costos de los combustibles fósiles en nuestro país son los más altos que se hayan registrado; a partir de 2018 México iniciará, por primera vez en su historia, el programa de importación de crudo con el cual adquirirá 50mil barriles diarios de petróleo crudo a Estados Unidos. Es una realidad lo que se mencionó en su momento: “la gallina de los huevos de oro se nos fue secando”, esta frase debe darnos una lectura de “buscar más gallinas” y no caer en la (ya de por sí) histórica dependencia de nuestro país al preciado oro negro.

Respecto a ésta administración federal y al uso de combustibles fósiles, existen varias discrepancias. En publicaciones oficiales, tales como “Energías Renovables: Estudio del Marco Jurídico Actual, de Políticas Públicas, Derecho Comparado a nivel Estatal e Internacional, de los Dictámenes aprobados en las Leyes Secundarias en Materia Energética y Opiniones Especializadas”, publicado en 2014 por la Dirección General de Servicios de Documentación, Información y Análisis de la Cámara de Diputados, “la identificación anticipada de los requerimientos energéticos que permitan el desarrollo de la actividad económica, es crucial para el país.”

Del estudio citado, se desprende una postura vanguardista y prospectiva sobre los mecanismos que aseguren el uso y abastecimiento de energía por medio de las tecnologías y métodos más novedosos. Cada día es más necesario el uso y consumo de energías tales como la solar y eólica, las cuales son de bajo costo; de hecho, son más baratas que el carbón y el gas. También se arrojan datos alarmantes, tales como el crecimiento constante del parque vehicular en el país, que, por supuesto, nos está guiando por el camino opuesto. Por lo que es necesaria la implementación de políticas públicas que encaminen el rumbo a un futuro prometedor alejado a la necesidad de extraer cada vez el poco petróleo que aún mantiene al país.

Esto vendría a impactar directamente con las opciones de transporte colectivo, en donde Holanda es uno de los mejor preparados. De acuerdo con El País, los trenes de esa región se desempeñan exclusivamente a base de energía eólica. Estos efectúan alrededor de 1,2 millones de viajes diarios y trasladan a más de 500 mil personas.

El provecho que puede obtenerse de la energía renovable es sorprendente, un sencillo ejemplo es el siguiente; un molino de viento en una hora es capaz de producir suficiente energía para que un tren cubra un tramo de 200 kilómetros. Por supuesto que no puede compararse la capacidad social, económica y política de un país como Holanda con México, sin embargo debemos tomar una postura reflexiva y adoptar medidas reales a largo plazo, encontrar las alternativas necesarias para alejarnos de la dependencia y prescindir más del uso de vehículos que trabajen a base de gasolina.

Estos dos temas deben ser el pilar de la nueva política energética, por un lado las energías renovables y por otro la ampliación y mejora del transporte masivo. Es en este momento histórico que se necesitan fuertes inversiones en estos rubros. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, México ha sido uno de los países Latinoamericanos que más apoyo económico a designado a las energías renovables, al otorgar alrededor 3 mil 900 millones de dólares en los últimos años.

En la situación nacional en la que vivimos, rodeada de las justificaciones del gobierno por el aumento en el costo de los combustibles, o de la inconformidad colectiva a las medidas gubernamentales, es el momento ideal para que la administración pública vinculada con el sector privado y la sociedad, entren de lleno en el desarrollo y uso de nuevas opciones de transporte que no afecten el bolsillo, el ecosistema ni el bienestar común, sólo de esa forma podremos confrontar la crisis por la que pasamos.

En 2013 México se catapultaba para ser un líder en lo que a energías renovables se refiere, a razón de su enorme potencial y diversidad natural así como a su, entonces nuevo, marco jurídico energético. Sin embargo el tiempo ha sido un enemigo que siempre está presente; si el retraso en la implementación de nuevas energías limpias y renovables continua, el interés y la confianza de los empresarios se terminará al igual que la gallina y sus huevos de oro.

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